Hogwarts

626 20 9
                                    

Regresar a Hogwarts siempre había sido emocionante.  Los partidos, pasar más tiempo con tus amigos, poder usar magia todo el día, hacía que estar Hogwarts no significara solo estudiar, sino más que eso.

A Fred siempre le había entusiasmado la idea de volver a Hogwarts por la cantidad cosas divertidas que podía hacer y lo mucho que disfrutaba aprender magia.

Nadie podía negar que Fred Weasley consideraba Hogwarts como su segundo hogar, y que amaba volver. 

Pero este año era diferente. No estaba tan entusiasmado.

Eran sus últimos meses en el castillo, y ya comenzaba a sentirlo agridulce. Nunca pensó que para estas fechas se sentiría así de desanimado. Nunca llegó a pensar que James apenas le hablaría, y que cada uno de sus amigos estuviese en lo suyo.

Hace unos meses había pensado que Jade y él seguirían ignorándose de por vida, que James y él seguirían solteros, que Theo y Lucy se mantendrían juntos, y que Dominique y Frank por fin comenzarían a salir. Pero nada de eso había pasado.

Al contrario de eso, Theo y Lucy habían terminado, y si acaso se saludaban, Dominique los había cambiado a todos por su ex, Jade y él habían dejado de ignorarse, James al parecer salía con Vanessa y él lo estaba intentando con Kendall.

Ojos marrones claros, piel un tanto tostada, cabello castaño y largo, voz de sabelotodo, metro y medio y carácter de los mil demonios.

Después de la cena había acompañado a Kendall a la sala común de su casa, Ravenclaw. 

Los dos trataban de que su relación no fuese incomoda, porque después de todo, solo estaban experimentando. A él le gustaba pasar tiempo con ella, y a Kendall con él.

Solo que esta vez la cosa si iba en serio, nada de mentiras, ni mucho menos, ocultar cosas.

Kendall había explotado en navidad, y no la culpaba. Nunca debió intentar salir con ella solo porque James insinuó que debía hacerlo. Aunque después de todo, la chica que estaba frente a él lo sobrepasaba mil veces en inteligencia y astucia.

Si le preguntaran si Kendall le gustaba, no sabría que decir. Llevaba casi tres meses tratando con ella, pero a penas es que ambos se estaban abriendo verdaderamente. Le gustaba pasar tiempo con ella, y el recuerdo de su relación con Jade ya no lo perseguía, pero todo eso llegaba hasta ahí.

—¿Entonces te ayudaré a hacer el ensayo de Pociones?—le preguntó Kendall, sacándolo de la ola de pensamientos en la que estaba sumergido—.Aún es temprano.

No, no era temprano, ya eran las 10:30pm y se suponía que cada estudiante debía de estar en su sala, pero dudaba que cualquiera de los prefectos le bajara puntos si lo llegaban a ver.

Últimamente ni siquiera James se metía con él. Aún seguía medio enojado, aunque ya no tanto con él, sino más con Jade. Sabía que había otra razón aparte de la obvia, pero James no se la contaría.

Jade tampoco intentaba hablar con James, y probablemente eso era lo que tenía a James tan cabreado.

—Ya lo hice—dijo Fred, sonriéndole con complicidad—recuerda que James me ignora, tengo más tiempo libre y puedo hacer las cosas con una semana de anticipación. Igual puedes revisarlo, para que me ayudes.

Siempre entregaba los trabajos y aprobaba sus exámenes, y aunque gran parte del tiempo solía hacer las cosas a último momento, las hacía. 

Fred estaba seguro de que la mayoría del castillo pensaba que era un chico irresponsable, pero sus circulo de amigos cercanos, y los que estudiaban con él sabían que Fred era un muchacho aplicado y responsable.

Los secretos de la tercera generación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora