impacto

194 9 19
                                    

James bajó con rapidez las escaleras de su casa, en unos minutos Jade se aparecería por red flu, y era mejor que él estuviese en la sala para cuando eso pasara. Tenían diez días de haber llegado de Hogwarts, y se irían de Vacaciones a Venecia por su graduación en una semana. Al final habían cambiado de planes alrededor de 50 veces, intentando que todos pudiesen asistir, pero después de todos los imprevistos, finalmente sus puñeteros planes se darían, o al menos eso era lo que pensaban.

Después de esas vacaciones, cada quien partiría por su propio camino, y quizás todos se vieran con suerte unas pocas veces al año, por eso James quería disfrutar esa semana con sus amigos al máximo, era como una clase de despedida, además de que estando rodeado de tanta gente no se ahogaba en sus pensamientos con respecto a su futuro incierto, porque sí, él aún no sabía qué hacer con su vida, y parecía que todos sus amigos ya tenían decidido hasta lo que desayunarían en 5 años.

―Ummm, te has bañado, y te has echado perfume―escuchó la voz de Albus detrás de él, y se giró con una sonrisa burlona. Albus llevaba una camisa blanca y un jeans oscuro.

―¿Pendiente de lo que hago, Sev?

―Nah, es que no te bañabas desde que llegamos, y como compartimos baño me ha parecido muy extraño escuchar el agua y saber que no era yo quien usaba el baño.

En su defensa, solo pasó dos días sin bañarse. Albus era un exagerado.

―Hey, cállate―le dijo, entonces escuchó un ruido proveniente de la cocina, y Albus frunció el ceño. No le había dicho a Albus que tendrían visitas por 7 días―Jade llegó. James salió disparado hasta la cocina y Albus le siguió.

Jade no solía pisar frecuentemente la casa de los Potter desde hace dos años. Quizás por esa razón no mantenía una relación de amistad con Albus, es decir, podía saludarlo e intercambiar algunas palabras con el hermano de su mejor amigo, pero no era su amiga. En cambio con Lily si tenía un poco más de confianza, ya que la pequeña de los Potter era muy habladora y siempre intentaba estar al tanto de las amistades de sus hermanos. Cuando aceptó la propuesta de James de quedarse en su casa no estaba tan segura en si estaba haciendo bien o mal, sentía que en algún punto se sentiría incomoda, pero al llegar a su casa se dio cuenta de que estaría más incómoda en su propia casa que en cualquier otro lugar.

Podía ir a cualquier lugar, a cualquier lugar menos a su hogar, que siendo honestos, ya no se sentía como un hogar.

La primera vez que había ido a casa de James era apenas una niña, tenía 12 años y creía estarse comiendo el mundo, ahora tenía 18 y sentía que el mundo estaba acabando con ella.

Albus ladeó su cabeza en forma de saludo, y Jade le sonrió, después se lanzó a abrazar a James quién rio ante el saludo eufórico de su amiga.

―Qué bueno que hayas venido, Jade. Así podrás hacer que James se bañe, porque ni mamá lo logra.

James rodó los ojos

―James, ¿de nuevo sin bañarte?

―Solo han sido dos días, y ni siquiera he salido del cuarto―explicó―gracias por la información, Albus.

―Oh, tranquilo. No hay problema.

―No lo escuches, desde que Alice terminó con él ha estado insoportable.

Jade rio y Albus se hizo el ofendido.

―Siempre he sido insoportable.

La pelirroja se sentó en sofá, y James hizo lo mismo. Después de unos pocos minutos en los que James le preguntó varias cosas a Jade, y le avisó que Theo se les uniría en media hora, la madera de las escaleras crujió en señal de que alguien estaba bajando, y segundos después Lily se les unió.

Los secretos de la tercera generación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora