¿qué es el amor?

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En un mundo donde todos los que quiero resultan heridos, ¿el amor es bueno o malo?


Si le hubiesen advertido que las cosas terminarían así, Alice nunca hubiese aceptado salir con Albus.

En estos momento se sentía como si Albus la abandonara cuando más lo necesitaba, y en parte era verdad.

Él siempre había sido un poco frio, y nunca expresó sus sentimientos tanto como a ella le gustara que lo hiciera, sin embargo, lo hacia. La llenaba de besos y de abrazos, estaba ahí para ella, y no se avergonzaba de su relación.

Pero ahora todo era diferente, y peor.

Con la expresión que él ponía cada vez que la veía, le dejaba en claro que no la quería ahí.

Pero lo contradictorio era que justo en ese momento estaban los dos solos en un salón. Al parecer James y Dominique habían querido jugarles una broma sucia, y los habían encerrado en una habitación para que hablaran.

El problema era que nadie parecía querer hablar.

Se levantó de la mesa en donde estaba, e intentó jalar las puertas, pero el hechizo aún no se desvanecía. Intentó con varios hechizos con su varita, pero todo era patético: no podía abrir las puertas.

──Relájate, tampoco es como si fuese lo peor estar conmigo encerrada aquí──dijo Albus. Tenía su mano en forma de puño en su boca.

Alice guardó su varita y se volvió a dirigir a la mesa.

──No me hablas durante meses y lo haces cuando tu prima psicópata nos encierra juntos──dijo con sarcasmo.

Albus la miró con burla.

──Oh vaya, es que me cortas sin ninguna explicación y quieres que todo sea como antes.

Alice rodó los ojos. Albus sonaba tan dolido cada vez que sacaba ese tema a relucir. ¿Qué quería que le dijera? ¡Ya le había pedido disculpas! ¡Ya le había dicho que era una tonta por hacer semejante estupidez! ¡No podía hacer nada más!

──Vale──Alice le mostró una sonrisa. En verdad que Albus estaba logrando lo que quería, hacerla sentir culpable──Ya te he dicho que lo siento, muchísimo.

Él se encogió de hombros, como si no le importara. Bienvenidos a juegos mentales.

──En realidad no me importa.

── ¿Entonces por qué me lo recuerdas siempre que hablamos?

Se estaba preparando para cualquier tipo de respuesta cruel que Albus le daría.

──Porque quiero que te sientas como yo me sentí.

Siempre que hablaban le decía lo mismo, y ella hacía lo mismo, aceptar la culpa. Pero ahora era distinto, ya no estaba dispuesta a que Albus se riese de ella, era suficiente.

 Sí, la verdad era que había sido su culpa en la mayor parte, pero Albus ya estaba cansándola.

──Todo esto apesta. Actué como una idiota, pero ya está, deja de recordarme siempre. ¿Pretendías que viviésemos felices para siempre? Bueno Albus lamento decepcionarte, pero no ocurrió. Y siendo honesta, necesito que pares esta mierda, porque me estas lastimando ──Alice habían caminado hasta donde estaba Albus y ahora estaba a pocos centímetros de él. Probablemente antes lo hubiese besado, pero ahora sólo estaba conteniendo las ganas de golpearlo por ser un completo imbécil──. Siento que ya no hay nada común entre nosotros.

Los secretos de la tercera generación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora