resaca

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Alice se despertó con un gran dolor de cabeza. La noche anterior había tomado alcohol como si fuera agua. Se estiró en la cama, y sus pies tocaron una espalda fría.

Oh mierda. ¿Dónde estaba?

Abrió los ojos de golpe, y los rayos de luz provenientes de la ventana, hicieron que le doliera la cabeza aún más. Estaba en el cuarto de los chicos de sexto año de Slytherin, y se encontraba compartiendo cama con Scorpius.

En ese momento, no recordaba mucho de la noche anterior, pero lo más probable era que se le había hecho muy tarde para subir a su sala común, y a Scorpius no le quedó otra opción que mantenerla con él.

Iba a despertar a su mejor amigo, pero entonces, sintió unas náuseas terribles, y se paró de golpe de la cama.

Buscó rápidamente algún recipiente donde pudiera vomitar, pero no veía nada a su alcance. Se le había olvidado el pequeño detalle de que su mejor amigo compartía cuarto con Albus, y otros 6 chicos más.

Los otros chicos no podían importarle menos, sin embargo, Albus se había levantado de su cama, y tenía una expresión de sueño en su cara.

—Debajo de la cama de Scorpius—le dijo Albus, sin más. Su voz estaba ronca, lo que delataba que acababa de despertar—Scorpius dijo que lo pondría allí por si amanecías con náuseas.

Alice se apuró a buscar debajo de la cama de Scorpius, y sacó un balde. No tenía ni idea de dónde Scorpius había sacado un balde, pero no importaba.

Las náuseas seguían allí, pero ya no sentía la necesidad de vomitar. Se sentó al frente del recipiente, por si acaso volvían las ganas de vomitar.

Más nunca tomaría, en serio.

Visualizó un vaso lleno de agua que estaba en la mesa de noche de Scorpius, y sin importarle si el agua era vieja, se la tomó.

Oyó a alguien tosiendo detrás de ella.

—Esa era mi agua—le dijo Albus—pero adelante, no hay problema.

Alice le dirigió una mala mirada. Ella estaba en  la primera fase de la resaca, y a Albus se le ocurría reclamar por su vaso de agua.

Insensato.

El pelinegro se sentó al frente de Alice, en el espacio que separaba las camas de Scorpius y él.

—Te devolveré el agua, no te preocupes—dijo ella como pudo, su voz se escuchaba arrastrada, y la garganta le ardía.

Aún tenía mucha sed.

Albus tomó el vaso que Alice tenía el lado, y con su varita, se lo llenó.

—Toma más—dijo, y se lo pasó—tienes cara de que pasaran unos días más para que te recuperes.

Ella tomó el agua y echo la cabeza para atrás, recostandola en la cama.

—Más nunca volveré a tomar tanto
Más nunca volveré a tomar—dijo. Se frotó los ojos con las manos—solo recuerdo que James tenía puesta mi chaqueta...

—Ya has dicho eso muchas veces antes—dijo Albus, con un deje de diversión—¿Quieres un resumen de lo que hiciste?

Alice dudó. ¿Y si le había dicho algo a Albus? ¿Y si se había vuelto a besar con Albus?

—Nada loco, tranquila—se apresuró a decir, al ver su expresión de duda.

—Entonces, cuentamelo—pidió.

Scorpius seguía durmiendo, y probablemente lo haría hasta que uno de los dos se atreviera a despertarlo. En la habitación solo estaban ellos tres, Alice no tenía ni idea de que hora podía ser, pero probablemente los otros chicos estuviesen desayunando.

Los secretos de la tercera generación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora