la carta

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Un día antes de partir a sus vacaciones.

La casa de los Potters era un desastre. Los amigos de James iban y venían con un montón de ruido. Dominique se apareció alrededor de unas 4 veces, recordándole a James y Jade las cosas que tenían que llevar al viaje. La primera vez que la pelirroja se apareció, llegó a tiempo para el desayuno y se instaló a hablar con Harry y Ginny antes de que ninguno de sus hijos se despertara. Ginny solía reírse muchísimo con las ocurrencias y el carácter decidido de Dominique, así que no le molestó en absoluto que la hija de su hermano Bill pasara todo el día yendo y viniendo como si esa fuese su casa, pero por lo que había observado, su hijo James estaba a punto de prohibirle la entrada a su prima.

Theo se apareció solo una vez a las cinco de la tarde pidiéndoles que por favor estuviesen mañana en su casa a las ocho en punto, puesto a que el traslador que los llevaría a la mansión Nott en Venecia, partiría desde su casa. El pelinegro se quedó un corto tiempo ayudando a Jade a terminar de hacer su maleta, y después se disculpó por no quedarse para la cena, pero había quedado con su hermana Vanessa en salir antes de que él se fuese de viaje.

Una de las veces que Dominique fue se llevó a Frank con ella, el chico parecía apenado con Ginny y Harry, y lucía un poco inseguro de negarse a las propuestas que le estaba dando Dominique.

Molly fue la única que pareció mantenerse tranquila ese día, puesto a que no piso la casa de los Potters a ninguna hora.

Fred llegó justo a tiempo para la cena y al oler la comida se sentó de inmediato en la mesa, Ginny se sentó un rato al hablar con su sobrino y le sirvió un plato con comida. Cuando James entró a la cocina, se sobresaltó al verlo.

—Genial. ¿Qué cosa has venido a recordarme para que no olvide llevarla?—Preguntó James sentándose al lado de su primo—.Solo falta que Molly venga.

—Molly estuvo por mi casa hoy, pero no me quejo. Me ha ayudado a hacer las maletas—dijo Fred, restándole importancia.

—Oh, entonces ni siquiera soy una opción para mi querida Molly—dijo James, haciéndose el ofendido—a mí nadie me ha ayudado a hacer maletas.

—No creo que Jade no te haya ayudado...

—Pues te informo que no lo hizo, yo mismo me he encargado de meter todo lo que necesitaba en el bolso. Solo me ha ayudado a hacer un hechizo de expansión, porque a mí no me salía muy bien que se di...

Jade entró al comedor y James quedó con las palabras en la boca. La pelirroja saludó a Fred con una sonrisa y se sentó al frente de sus dos amigos.

—Te estaba escuchando James, puedes seguir diciéndole a Fred como no te ayudé en nada.

—Sospeché que estabas escuchando—se excusó James y Fred rio.

—Y si le ofrecí ayuda, pero él dijo que era completamente capaz de hacerlo y que le ofendía que insinuara que no lo era.

—Mentira, eso nunca pasó—dijo James.

—En realidad no le ofrecí ayuda—Jade se encogió de hombros—él es completamente capaz de hacerlo por su cuenta.

Antes de que James pudiese quejarse, se escuchó el sonido de una puerta abriéndose y James maldijo internamente. Su mamá entró a la cocina con compañía.

—Dominique, que sorpresa verte por aquí—dijo, sonriendo como un psicópata. Su prima tomó lugar al lado de Fred y su madre hizo volar tres platos de comida, uno para Dominique, otro para James y otro para Jade. Fred ya había comido—.Déjame adivinar, ¿He olvidado meter mi cepillo de dientes, o ya va, mi bloqueador?

Los secretos de la tercera generación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora