Capitulo 19

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Maldita sea.

¡¿Qué hago?!

¡NO TE QUEDES AHÍ PARADA, CORRE!

Si corría hacia las escaleras, obvio se iba a dar cuenta.

Por lo que mejor es esconderme en lo primero que veía.

El baño.

Corro como desesperada hacia el baño y apoyo todo mi cuerpo sobre la puerta por si la abren al igual que apoyo cuanto puedo mi oreja.

¡¿Pero qué te pasa Marcus!? –

¡Eh visto a una chica! –

¡¿A dónde?! – La voz de Daniel se escuchó enojada.

¡Aquí! ¡En la puerta de la sala! – El grito de Marcus era cada vez más fuerte. – ¡Creo que estaba espiándonos! –

Se empezaron a escuchar cómo se rompían cosas.

Mierda.

Y luego silencio.

Todo silencio.

Temblando como gelatina abrí un poco la puerta y asome el ojo.

No había nadie, pero las vasijas y algunas cosas más estaban en el suelo hecha pedazos.

Abrí la puerta lentamente y salí disparada cómo un rayo hacia arriba.

¡¿La encontraste?! – El gritó de Daniel provino desde la planta baja.

¡No! – Me congelé por segunda vez en el pasillo casi cerca del baño y de la habitación de Daniel por dónde provino el grito de Marcus.

¡Rápido! ¡Entra al baño otra vez!

¿Por qué siempre tengo que encerrarme en el baño?

Corrí al baño otra vez y entré rápidamente e hice lo mismo que abajo.

Apoyar mi cuerpo y la oreja sobre la puerta.

Pero esta vez no gritó nadie.

Suspire aliviada.

Estoy a salvo.

¿L-Lola? –

Dejé de respirar.

Giré mi cabeza hacia atrás lentamente encontrándome con Connor sentado en el retrete tapando su…cosita.

Oh.Por.Dios.

Me llevé la mano a la boca y abrí los ojos en grande mientras tenía mi vista clavada en él, quien estaba pálido, con la boca abierta y quieto como una estatua.

Dudo que respire.

Lo mataste.

¿C-Connor? –

Abrió la boca pero la cerró.

Así estuvo por varios minutos.

Y-Yo…¿Qué demonios haces aquí? – Preguntó frunciendo el ceño ahora colorado.

L-Lo siento. – Dije avergonzada mientras sacaba la mano de mi boca.

No podía apartar la mirada de su cara.

Después de unos minutos suspiró.

¿P-Podrías…? – Preguntó haciendo con la mano libre unas señas. Fruncí el ceño sin comprender. – Ya sabes…Necesito…– Hizo una cara y apuntó con sus ojos hacia abajo avergonzado.

Mátenme por favor.

C-Claro. – Gire y vi la puerta blanca por varios minutos.

L-Listo. – Gire mi cabeza hacia Connor. – De esto a nadie. ¿Entendido? – Asentí. – Ahora. Salgamos de aquí. – Se colocó al lado mío y tomó el pomo de la puerta.

¡No! – Grité bajo. Me miró confuso. – Allí afuera está Marcus, un amigo de Daniel que trabaja con él. Me vio cuando los estaba espiando y ahora me están buscando. – Le entregué la botella con agua. – Y ten tú maldita agua. –

La tomó.

¿Por eso tardaste tanto? ¿Por qué los estabas espiando? –

Sí. – Dije. – Y ahora están allí afuera buscándome. –

¿Por qué lo hiciste? –

No lo sé. Quería saber algo. – Alcé los hombros.

¿Y cómo saldremos entonces? –

¿Esperando? – Pregunté dudando.

(…)

Dos horas.

Dos benditas horas esperando dentro del baño con Connor a mi lado bebiendo de la botella.

Y los malditos no sé si se habían ido o siguen buscándome.

No me sorprendería que me buscaran debajo de una roca solo para encontrarme.

Lola. – Susurró Connor. Lo miré. – Creo que deberíamos salir. No siento las voces. Podremos ir caminando hasta mi habitación o podemos ir a algún lugar. Lo que tú quieras. – Abrí la boca para contestarle. – No espera. Tengo una mejor idea. –

¿Cuál? –

Llamaré a Daniel y le preguntare si ya se fueron de la casa. –

Pero porqué le preguntarías eso. Tienes que preguntarle si está en la casa o no. Si no se daría cuenta.–

Es lo mismo. – Dijo rodando los ojos y sacando su celular. Se alejó un poco de la puerta. – ¿Daniel? Sí. ¿Estás en la casa? – Se giró hacia mí negando con la cabeza. No estaban en la casa. – No. Por nada. – Frunció el ceño. – Claro. Ahora te paso con Lola. – Fruncí el ceño y agarré el celular de Connor.

¿Hola? – Pregunté.

¿Qué hacías espiándonos? – Preguntó Daniel con un tono frío.

Diablos.

Yo… – Carraspee. – Fui por una botella de agua para Connor y justo pase por al lado de la sala y tú amigo me vio. – La verdad es que no era del todo mentira.

Mientes. –

No. Es la verdad. –

No Lola. Sé que mientes. – Suspiraron desde la otra línea. – Te eh visto. –

¿Enserio? –

Sí. Cuando llegue a casa tendrás tú castigo. –

¿Qué? – Pregunté confundida. – ¿Qué quieres decir con…?– Cortó.

Maldita sea.

¿Un castigo?

¿Enserio?

¿Quién es?

¿Mi papá?

Ten tú maldito celular. – Se lo entregué y luego abrí la puerta para salir e ir a mi habitación. Paré de caminar. – Y Connor hoy no quiero salir. –

Está bien. – Fue lo último que dijo antes de que llegara a mi habitación.

Camine hacia mi cama y me desplome.

¿Qué castigo me tendrá? 

Viniendo de él, me espero cualquier cosa.

Como supongo que llegara tarde, no me ara mal dormir un rato.

Me acomodo bien en la cama y cierro los ojos.

Holas!

Aquí el capitulo 19. 

Espero que les guste. 

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Los quiero :3

Adiós!   

Los hijos de la Mafia (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora