Capítulo 2

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-¡Despierta morsa andante! –Abrí los ojos aturdida y me senté en la cama rápidamente. Al final de ésta, estaba mi hermano riéndose como foca.

Si yo soy la morsa, pues él es una foca con retrasos mentales.

-Cállate, foca. Déjame dormir –dije mientras me acurrucaba más en la cama, para estar más calentita.

Hacía frío.

-Vamos, levántate. Mamá y papá quieren decirnos algo –dijo sentándose junto a mí en la cama. Hice lo mismo, mientras bostezaba y me rascaba el brazo.

-¿Sabes qué?

-No, pero supongo que de nuestro cumpleaños –dijo emocionado.

-Faltan tres meses –comenté incrédula.

-¿Y? –Levantó un hombro. –Puede que me regalen un auto o un viaje a algún lugar.

-Estrellaste el auto dos veces, no creo que te regalen uno. Como mucho, lo manejaré yo –dije presumiendo que tengo licencia.

-¿Y tú qué sabes? –dijo enfadado –. Ahora, saca tu gordo trasero de la cama para poder ir abajo y saber lo que nuestros padres quieren decirnos. –Me levanté de mi cama y giré como pude mi cabeza hasta mi trasero.

-No está tan gordo. –Hice un pequeño puchero con los labios.

-Claro, lo que tú digas. –Rodó los ojos. –Ahora vamos a abajo.

-Deja que me cambie, tengo mucho frío.

-Bajá así –dijo agarrándome del brazo y llevándome abajo.

Cuando llegamos, nos sentamos en el sofá de la sala mientras mamá y papá estaban frente a nosotros.

-Y... ¿Para qué nos llamaron? –preguntó Connor.

-Oh, les tengo buenas noticias. –Sonrió papá.

-¡Se van de viaje! –Gritó mamá emocionada. Mi hermano y yo nos miramos.

-¡Sí! –Gritamos al unísono y nos abrazamos.

-Te lo dije. –me susurró en el oído. Rodé los ojos.

Idiota.

Cuando nos separamos mire a mamá.

-¿Y ustedes?

-No, nosotros no iremos. Tenemos que quedarnos a arreglar unas cosas.

-¿Y a dónde vamos a ir?

-Se van a California con su abuela –dijo mamá –. Sus tías y sus primos también van a estar ahí.

Mi hermano empezó a chillar de la emoción.

-¿Qué? –preguntó Connor al ver mi cara horrorizada.

-Estabas... ¿chillando?

-No –dijo poniéndose colorado. Yo empecé a reírme junto con mis padres. Él puso cara seria, pero después nos imitó.

Cuando nos detuvimos, mamá volvió a hablar.

-Bueno, comiencen a ordenar todo, el vuelo sale mañana a las tres de la tarde. –Luego de eso, mi hermano y yo salimos corriendo hacía nuestras habitaciones para comenzar a hacer las maletas.

Cuando terminé de hacer la mía, fui a la habitación de Connor y entré.

-¿No sabes tocar la puerta? –Preguntó guardando unas camisetas.

Los hijos de la Mafia (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora