Capitulo 31

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Algo húmedo y suave se posicionó en mi cabeza, luego en mi frente, luego en mis mejillas...

¿Qué carajos?

Después en mi nariz.

Intento abrir los ojos, pero parece como si los hubieran pegado.

Auch.

Intento con más fuerza abrir aunque sea uno y lo logro.

Daniel estaba muy cerca de mí repartiendo besos húmedos por todo mi rostro.

Siento todo mi cuerpo muy pesado, así que no puedo apararlo.

No... - Susurro.

Se aparta y me mira.

Sonríe y acerca su rostro a un centímetro del mío.

¿Enserio? - Susurra y deposita un corto y suave beso en mis labios.

Maldita sea.

¿Qué quieres? - Pregunté. - ¿Por qué me despertaste? -

Abro los ojos por completo y paso mis dedos para abrirlos más.

Oh...cierto. - Dejó otro corto beso y se alejó dejándome con la boca como un pato. - Ya estamos por aterrizar. - Me miró enternecido. - Te vez muy bonita así. -

Ya basta... ¿Y Connor? - Pregunté reincorporándome en mi asiento.

Sigue durmiendo. - Señaló con la barbilla detrás de mí. - Ustedes tienen una rara y parecida manera de dormir. -

¿Eh? -

Me giro para ver a Connor con la cabeza mirándome, pero está dormido, por lo que tiene los ojos cerrados, la boca abierta y un rastro de baba seca.

Sonrío como el gato de Cheshire.

Tiempo de mi venganza.

Tomo rápidamente mi celular antes de que se despierte y le tomo una foto.

¿Por qué les gusta hacer eso? - Pregunta Daniel sonriendo.

Porque es divertido. - Alzo los hombros.

Ya...Despiértalo. -

Refunfuño.

Bien. - Lo sacudo fuerte haciendo que se levante bruscamente golpeándose con el aparatito del aire en la cabeza.

Suelto una carcajada y luego se escuchan más seguidas.

Ay. Ay. Ay. - Se queja sobándose la cabeza mientras se desploma sobre su asiento. Me mira. - ¡¿Qué te pasa?! -

Ya...Ya... - No aguanto más y suelto otra carcajada.

Quiere decir que ya estamos por aterrizar. - Dice Daniel.

Oh... -

Oigan... Ya me empezó a doler la pancita. - Digo después de unos minutos haciendo puchero.

Siento como el avión empieza a descender.

Observo por la ventanilla, que ya casi estamos cerca del suelo.

Cuando el avión por fin aterriza, todos empiezan a levantarse.

Los tres hacemos lo mismo y caminamos hacia la entrada para bajar por las escaleras hasta tocar el suelo con mis pies.

El impactante sol hace que me lleve una mano a la cara.

Mierda. -

Por aquí. - Connor me agarra del brazo y me lleva hacia dentro del aeropuerto.

Llegamos a una mesa de un local y nos dejamos caer.

¿Y ahora qué hacemos? -

Esperen un minuto. - Dice Daniel sacando su celular.

¿Qué estás...? - Empiezo pero me interrumpe.

Shh. - Ruedo los ojos mientras se coloca el celular en la oreja. - Hola. - Se levanta de la silla y empieza a caminar hacia la salida, hasta cruzar la puerta, que da al exterior y desaparecer de mi vista.

¿Con quién crees que estará hablando? -

Ni puta idea. - Respondo.

Empiezo a jugar con un paquetito de azúcar.

¿Van a pedir algo? - Levanto la mirada para encontrarme con una chica media regordeta, con su pelo oscuro atado en una coleta y un delantal con una mancha media oscurita. - ¿Café? ¿Agua...? -

No gracias. - Le sonrío.

¿Y tú? -

Tampoco. Gracias. -

La chica resopla.

Está bien. Pero si en diez minutos no piden algo, habrá que echarlos. - Abro la boca para reclamarle. - Lo siento. - Dice con una sonrisa forzada y luego se retira.

Después de cinco minutos, aparece Daniel.

Vamos. -

¿A dónde? -

Ya lo verán. - Sonríe misterioso y luego empieza a caminar hacia la salida.

Miro a Connor quien se encoge de hombros y se levanta para seguirlo, suspiro y hago lo mismo.

Salimos al exterior y Daniel camina hacia un lindo Jeep negro de cuatro puertas.

Abre la puerta y se sienta de piloto.

Me acerco alarmada hacia él.

¿¡Que te crees que haces?! - Le grito. - ¡No puedes robar un auto! -

¿Quién dijo que iba a robar un auto? - Pregunta con una ceja alzada.

¿Es tuyo? - Pregunta Connor estupefacto mientras Daniel asiente. - ¿Cómo lo conseguiste? -

Lo compré. - Dice encogiéndose de hombros.

Claro. - Digo entrecerrando los ojos esperando que fuera cierto.

Saca un par de llaves de su bolsillo y enciende el Jeep.

Suban. - Aún sin creerle abro la puerta de atrás y me siento mientras cierro la puerta.

Connor hace lo mismo.

¿Ahora a dónde? - Pregunto mientras dejo el bolso donde guarde las cartas con pistas y la llave grande.

A buscar la famosísima carta. - Responde Daniel mientras empieza a conducir. 

Los hijos de la Mafia (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora