Capítulo 5

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Odio que en los libros o novelas, la protagonista, cuando se levanta a la mañana diga:

"Me desperté por los rayos del Sol que acariciaban mi cara suavemente..."

¿Quién mierda se despierta por los rayos del sol? ¿Y quién es tan idiota de ponerse justo debajo de la ventana para que le dé el Sol? 

Deja de hacer preguntas estúpidas y levántate que se hace tarde.

¿Para qué se me hace tarde?

Para la universidad.

Cierto, la Universidad.

¿Ya es lunes? 

Me levanté de la cama, salí de la habitación y caminé al baño. Cuando terminé de hacer todas mis cosas, salí y fui de vuelta a mi habitación.

Caminé a mi armario y agarré mis jeans negros preferidos, una camiseta básica negra y una camisa acuadrille arriba. 

-¿Qué me falta? –Me pregunté a mi misma. –Ah, sí. Las zapatillas. –¿Dónde diablos había dejado las zapatillas ayer?

Me agaché para ver debajo de la cama.

¡Bingo!

Pero solo había una. 

La tomé y me la puse... Ahora, ¿dónde estaba la otra?

Empecé a buscarla con una zapatilla en el pie y una media en el otro.

-¡Allí estabas zapatilla del demonio! –La quise agarrar, ya que estaba detrás de la puerta, pero me enredé con un cordón y caí de cara. 

-¡Mierda! –Grité en tono bajo. Ay, mis pocos pechos que tenía. 

Me levanté del suelo, quejándome. Esta vez sí agarre la zapatilla y me la puse, me las até bien fuerte, también agarré la mochila que la tía Abby se encargó de hacer para nosotros y salí de mi habitación para ir a la cocina.

-Buen... –Bostezó. –Día. 

-Serán buenos para ti –dije resoplando mientras agarraba la taza de café que hizo Connor, una tostada y me sentaba en frente de él en la mesa.

Se rió. –¿Qué te pasó ahora? 

-Me caí –dije mordiendo mi tostada con fuerza, como si me desquitara toda la furia contenida con la pobre tostada con mermelada en mi mano. 

-¿Cómo? 

-Estaba buscando mis zapatillas, me enredé con el cordón y me caí de cara –dije avergonzada y adolorida. Sonaba tan estúpido decirlo en voz alta.  

Él se empezó a carcajear. Terminé mi desayuno y me levanté.

-Vamos, que se nos hace tarde –dije. Él hizo lo mismo. Agarramos nuestras mochilas y salimos del departamento, cerramos la puerta con llave y nos subimos al ascensor.

Tocamos planta baja y antes de que se cerraran las puertas, unas manos las detuvieron. Las puertas se abrieron otra vez dejando ver a Chris, Sam, Kevin y a Taylor.

-Hola –dijimos mi hermano y yo. Ellos entraron y sonrieron, excepto Sam, que tenía unas ojeras feas. Pobre. 

-Hola. –Los chicos también traían mochilas excepto Taylor, ella tenía un bolso.

-Eh... ¿Ustedes también van a la Universidad? –preguntó Kevin.  

-Sí y se ve que ustedes también –le respondió Connor, ellos asintieron –. ¿Y a cuál van? 

Los hijos de la Mafia (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora