Cuando llegamos a la casa de mi tía Betty, casi se me cae la mandíbula. Parecía un enorme castillo.
Y yo como la princesita que soy...
Claro, si a ti te podemos llamar "princesita".
Y yo como la princesa Fiona que soy, corrí por todo el patio de adelante hasta la puerta, dejando a la tía atrás. Toqué el timbre.
Clark, el mayordomo, abrió la puerta. Cuando me vio, me sonrió.
-Hey, Clark, ¿cómo has estado? –le pregunté mientras entraba.
-Hola señorita Lola, he estado muy bien. ¿Usted? –Dejó entrar a la tía Abby y cerró la puerta.
-Hola Clark, ella ha estado como siempre –dijo mi tía Abby antes de que pronunciara una palabra –. Con mala suerte. –Ambos empezaron a reír.
-Ja, Ja, que chistositos estamos hoy. –Ironicé.
Un grito se escuchó por toda la entrada haciendo que giremos la cabeza hacia la tía Betty.
-Lola, querida –dijo mi tía Betty viniendo hacía mí con los brazos extendidos y, creo que esa verruga me dijo algo.
Vamos, Lola, inventa una excusa.
Lo tengo.
-Que lastima, necesito ir al baño –dije desapareciendo como alma que lleva el diablo de ahí.
La verdad no sabía dónde estaba el baño, ni siquiera sé dónde estoy parada.
Qué inútil.
De un momento a otro, me encontraba en un salón. Había mucha gente bailando con vestidos y trajes elegantes. Me sentí como un bichito en medio de esta gente.
Cuando mis ojos captaron lo que quise ver desde que llegamos, caminé hasta allá.
Ahg, delicioso.
Agarré otra galletita de chocolate, me la iba a comer cuando se me ocurrió una idea. Observé para todos lados. Nadie me presta atención.
Mojé la galletita en la fuente de chocolate y me la comí.
Joder, el paraíso en mi boca.
Giré mi mirada hacia la derecha donde venía mi tía enojada.
Mierda.
Agarré cinco galletitas más y me mezclé entre la masa de personas. Iba comiendo mis hermosas y deliciosas galletitas cuando me encuentro con Connor.
-¡Connor! –dije sonriendo.
-Lola, me contó la tía lo que te pasó –dijo riéndose –. En realidad, se lo contó a toda la familia.
Maldición, tía Abby, ¿no puedes mantener tu boca cerrada?
-Oh, por cierto. Estás hermosa –dijo, luego observó que en mi mano había una galleta. Me miró con ojos de cachorrito.
Oh, no, no otra vez.
-¿Me la das? –Enojada partí la galleta a la mitad y se la di.
-Desgraciada.
-Al menos te compartí ¿no? –Mordí mi galletita. – ¿Sabes cuando empezamos la universidad?
-El lunes.
-Nos quedan solo dos días. –Asintió. –Oye, ¿no te incomoda que empecemos en segundo semestre?
-Un poco sí, ¿y a ti? -Asentí.
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Los hijos de la Mafia (Editando)
Teen Fiction"¿Acción? -preguntó. - ¿Crees que todo esto es una película de acción? ¿O un libro de ciencia ficción como los que tú lees? -Negó. -No bebé. Esta es la vida real. Personas reales mueren, tú podrías ser una de esas personas." Portada hecha por: lou...