Capitulo 22

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¿Es necesario el traje? – Pregunté mientras tomaba un traje de mucama y no sé si era de Liz o de nadie.

Sí. – Dijo haciéndome rodar los ojos. – Ahora ve a cambiarte. – Me sacó de su habitación y cerró la puerta.

Caminé hacia el baño.

Mientras me cambiaba pensaba como se toma Connor todo esto.

“Te lo mereces por metiche”

Esas fueron sus palabras cuando Daniel le contó sobre el castigo.

Maldito traidor.

Salí del baño con mi ropa en la mano y caminé otra vez a la habitación de Daniel.

Toqué la puerta.

¡Adelante! –

Aquí vamos.

Suspire y abrí la puerta.

Estas bonita. – Sonrió.

Yo…Gracias. – Coloqué un mechón de mi cabello detrás de mí oreja. – ¿Con que empiezo? – Hizo pose pensativa.

¿Ves mi habitación? – Y vaya que la veía.

Había varias prendas de ropa en el suelo por casi todos lados.

Bueno. Quiero que la limpies. – Cruzó los brazos. – Y luego quiero que limpies el baño, luego la cocina, las habitaciones y por ultimo… –

¡Ya! Ya entendí. – Exclamé. – Quieres que limpie toda la casa. –

Si. – Rodeó la cama y se colocó en frente de mí. – Cuando regresemos la casa debe estar limpia, de arriba abajo, de izquierda a derecha y de atrás hacia adelante. – Abrió la puerta. – Ah. Casi lo olvido, no revises nada de mis cosas. ¿Entendido? – Me mandó una mirada fría.

Asentí distraída.

Cerró la puerta mientras me desplomaba en su cama.

Sería una tarde muy agotadora.

Esto te pasa por espiar.

Me obligue a levantar mi trasero de la cama y empecé a levantar toda la ropa, la guarde en sus armarios.

Abro un cajón y me encuentro con la ropa interior de Daniel.

Sin poder evitarlo empiezo a sentir como mis mejillas se calientan.

Por lo que veo tiene marca Calvin Klein.

Mierda.

Empiezo a cerrar el cajón lentamente sin apartar mi vista de su ropa interior.

Pero que pervertida. Pareces una acosadora.

Empiezo a ordenar su cama. Cuando acomodo la almohada un olor varonil se desprende hasta llegar a mis fosas nasales.

Qué lindo olor.

Llevo la almohada a mi cara y empiezo a olfatearla.

Lindo.

Das miedo Lola. Deja de hacer eso.

Parecía una loca psicópata así que deje la almohada en su lugar e hice como si nada pasó.

A veces pienso que tienes problemas.

Cuando termino con la habitación de Daniel camino hacia el baño.

Abro la puerta y encuentro una nota pegada a un cepillo de dientes un poco más grande y una botella con algo para limpiar, supongo.

Espero que te diviertas con esto

Tomo el cepillo.

¿Enserio?

¿Me va a hacer limpiar el suelo con un cepillo?

Lo mato.

(…)

Acomodo el último cojín del sofá y luego me desplomo en el suelo recién pulido.

No puedo más.

Necesito un baño para relajarme.

Me duelen todos los músculos.

Cierro los ojos y a los minutos escucho como la puerta principal es abierta.

¡LOLA! – Grita la voz de Connor – ¡Ya llegamos! –

Aquí. – Digo alzando como puedo la mano con mi voz agotada, al minuto mi mano cae en mi estómago. – Auch. –

¿Lola? – Abro mis ojos viendo a Connor. – ¿Qué haces en el suelo? – Intenta ayudarme a levantar pero no lo dejo.

No, déjame. Estoy cansada. – Se rinde pero se sienta en el sofá que está a un costado de mí y me queda viendo como si fuera un ser nuevo en este planeta.

Luego llegó Daniel y se sentó al lado de Connor y también se me quedó mirando.

Me los quedo mirando con los ojos entrecerrados.

Harían bonita pareja.

Bruscamente ambos se levantan del sofá y me miraron raro.

¿¡QUE?! – Ambos gritan.

Frunzo el ceño.

¿Qué? ¿Qué pasa? –

¡Debes dejar de hablar en voz alta! – Me grita Daniel pasándose la mano por el cabello.

Oh… – Digo comprendiendo.

Me reí.

¡No te reías! – Gritas Connor colorado.

Reí más fuerte.

Me levanto del suelo como moribunda.

Te ves lindo colorado. – Le digo tiernamente mientras pellizco sus mejillas.

Suéltame. – Me pega un manotazo haciéndome soltar sus mejillas.

Daniel lo mira.

¿Pero qué…? – 

Connor corre hacia las escaleras y luego sube arriba, dejándome riendo como una loca.

¿Qué fue eso? –

No lo sé. – Digo mientras sigo riendo.

Sigo caminando como borracha hacia la cocina y saco una botella de agua.

Antes de que pueda beber un sorbo alguien me la arrebata de las manos.

Me giro enojada hacia Daniel bebiendo de mi agua.

Esa era mi agua. – Se encoge de hombros y sigue bebiendo.

Sonrío cínica.

Levanto la mano hacia la botella y la estrujo haciendo que se ahogara y se cayera un poco un el suelo recién limpio.

Maldita sea.

Pero valió la pena ver como Daniel quedó todo empapado.

Reí mientras corría hacia las escaleras y subía al piso de arriba antes de que me diga algo.

Después de todo no creo que sea tan malo.

Holiis c:

No se si es demasiado corto pero espero que les guste. 

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Adiós! 

Los hijos de la Mafia (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora