Capitulo.

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Capitulo que define si quieren que Connor viva o no. Como ya expliqué en la nota anterior pueden dejar sus opiniones en los comentarios. Como siempre aceptaré cualquiera :) 

Es un capitulo demasiado largo así que sin más espero que les guste.

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Sorbí mi nariz, viendo a Daniel con tubos en su cuerpo.

Dios mío.

Los dejare solos. – Dice el Dr. Smith, desde la puerta. Sin siquiera mirarlo, asiento. Escucho la puerta cerrarse, mientras me acerco más a Daniel. Le tomo la mano que no tenía tubos, sintiendo el frío que transmitía.

Hola. – Sonreí levemente. – Tal vez parezco una loca hablándole a alguien que no me escuche, pero supuestamente cuando estas en coma, escuchas todo ¿verdad? – Giro la cabeza hacía la ventana, al escuchar un ruido. Me quedo un minuto mirando la ventana, hasta que lentamente vuelvo mi vista a Daniel. – Lo que sea. Quería decirte que, no sé si sabes, pero el doctor me dijo que... – Me mordí el labio. – tal vez llegues a olvidarme, o a...olvidar todo. – Recuesto mi cabeza sobre su pecho con cuidado. – Por favor, de mí no te olvides. Eres lo único bueno que me queda. Por favor. – Una lágrima se escapa de mí ojo, rápidamente me la limpio con la mano.

Pasos detrás de la puerta hacen que me aleje de Daniel lentamente.

Lola. – Llamó desde la puerta. – Ven un momento. – Asiento.

Te quiero. – Susurro cerca de su oreja y le dejo un beso en la frente. Le acaricio la mano por última vez y salgo afuera. El doctor cierra la puerta y me empuja levemente hacía los asientos de enfrente de la habitación.

¿Qué sucede? – Pregunto mientras me acomodo en el asiento.

Necesito que me digas, ¿Qué recuerdas del incidente? – Preguntó suavemente. Suspire.

Me acuerdo que, me había despertado por una luz, hasta que vi bien y era fuego, me alarmé y corrí a la habitación de Connor, pero había mucho fuego, así que le dije que... – Me mordí el labio, sintiendo el agua en mis ojos.

¿Qué cosa, Lola? –Me miró suavemente para que continuara.

Le dije que saltara por la ventana. – Cerré con fuerza los ojos y me cubrí el rostro con las manos. –Pensé que sólo se doblaría el tobillo, pensé que iba a estar a salvo. – Me tragué el nudo en la garganta. – Pero me equivoqué. Soy una idiota. –

Shh. No tranquila, continúa. – Retire mis manos y miré el suelo.

El fuego casi me alcanzaba, así que corrí a la habitación de Daniel, lo encontré en el suelo con sangre alrededor, pero cuando me acerqué a él, empecé a sentirme mareada y luego, creo que me desmayé. – Fruncí el ceño. – No sé qué me paso. –

Yo sí. – Levanté la vista para mirarlo. – Cuando los encontraron a ustedes, uno de los bomberos estuvo inconsciente. Según los forenses, olieron el gas neuroparalizante. –

¿Gas nuroparalizante? – Pregunté confundida.

Neuroparalizante. – Me reprendió. – Es una sustancia gaseosa que se usa en robos, o demás casos, que puede llegar a paralizar todo el cuerpo hasta estar inconsciente. – Abrí la boca sorprendida. – Al parecer el muchacho, tal vez olió, al igual que tú y el bombero, ese gas. El primer síntoma es el dolor de cabeza y luego los mareos. Ese gas estaba prohibido por el gobierno, así que no tengo ni la menor idea de dónde pudo haber salido. – Rechiné los dientes.

Tal vez yo sí. – Murmuré y me levanté del asiento. Lo vi fruncir el ceño. – Una pregunta. ¿No existe tal vez, algún sedante para paralizar el cuerpo? – Lo miré.

Los hijos de la Mafia (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora