Capitulo 14

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Siento como la pesada puerta de metal es abierta otra vez.

Dios, otra vez?

E estado aquí por horas.

Días.

Meses.

¡AÑOS!

¡QUIEN SABE!

Tampoco exageres.

Ni siquiera tengo la energía para abrir los malditos ojos.

Una mano se posicionó en mi mejilla y me prepare para el golpe.

Hey –

Hice un esfuerzo para abrir los ojos y me encontré con...Daniel?

¿Qué hace él aquí?

Me miró a los ojos y sonrió.

Oh por Dios.

Que linda sonrisa.

Ahora que lo pienso es la primera vez que lo veo sonreír.

Siempre está serio.

Empezó a cortar las cuerdas de las manos con una navaja.

Sí, me trasladaron a otra habitación porque querían tener diversión con la otra chica y no quiero ni imaginar lo que le debieron haber hecho.

¿Daniel? – Susurré.

Me miró un minuto y luego siguió con las cuerdas de los pies. Cuando terminó, me agarró las manos y me ayudo a levantarme.

Shh. No hables. Primero hay que salir de aquí. – Asentí lentamente y luego empecé a seguirlo lentamente.

Salimos a un pasillo medio iluminado.

Se detuvo un momento y luego doblo hacia la derecha.

Y Connor? – Susurré.

Shh. – Rodé los ojos.

Moría por preguntar de todo.

Doblamos a la derecha otra vez.

Era un pasillo con dos puertas, varios barriles, algunas cajas y al final había un hombre dándonos la espalada mientras fumaba.

Mierda – Susurró Daniel.

Me miró, se colocó un dedo en los labios y señaló las cajas.

Asentí a pesar de no saber a qué se refería.

Caminamos lenta y silenciosamente hasta las cajas.

Escóndete ahí y no te muevas. ¿Entendido? – Asentí y me escondí detrás de las cajas. Por las separaciones de las cajas pude ver como Daniel caminaba por detrás de él.

Sacó la navaja que usó para cortar las cuerdas y se la clavó en la cadera, el hombre gimió de dolor.

Oh Dios.

Se lanzó al suelo y se sujetó la herida.

Daniel se giró hacia mí.

Y me hizo una seña de que corriera.

Salí detrás de las cajas y corrí como pude.

Más rápido –

Lo siento. Pero los golpes en el estómago todavía me duelen – Cuando llegué a su lado, su mirada se volvió dura.

¿Te...golpearon? – Preguntó lentamente.

Sí –

Los voy a asesinar – Se agachó junto al hombre y le arrebató una arma que tenía del otro lado de la cadera. – Ten. –

Los hijos de la Mafia (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora