¡Ay! – Chillo cuando una espina se me clava en la mano. – Diablos. – Sigo caminando por detrás de ellos.
Me froto la mano tratando de sacarla, pero no consigo nada.
Cuidado. – Dice la voz de Connor delante de mí.
¿Eh? – Levanto la vista justo para que una enorme hoja me impacte en la cara, haciendo que retroceda un paso y quedara con cara de idiota.
¡Me cansé! – Exploté. Aparte la hoja y seguí caminando. – ¡La naturaleza me odia! –
O tú no la quieres a ella. –
Cállate Connor. –
Se rió.
Cuando por fin parece que salimos de esa selva, encontramos un camino lleno de rocas.
¡Tiene que ser una jodida broma! – Me quejo.
Vamos. – Dice Daniel mientras intenta pasar por las rocas, así lo sigue Connor y yo al final.
Cuando logramos cruzar el interminable camino de rocas, atravesamos un par de árboles más y por fin encontramos la casa.
Era una casa de dos pisos, media derrumbada así que no ha sido habitada.
El color que, seguramente, antes fue un color crema, ahora es medio gris.
¡Aleluya! – Grita Connor con emoción. – Vamos. – Corremos hacia la casa.
La puerta estaba cerrada.
Daniel retrocede y luego abre la puerta de una patada.
Muy bien. –
Entramos y rápidamente me llevo la mano a la nariz.
Había un olor a muerto.
Ignorando ese olor, Connor y yo caminamos hacia la cocina, mientras Daniel revisa lo que queda de la casa.
Bien genio. Ahora ya que estamos aquí ¿Qué hacemos? – Pregunto mirándolo, mientras él se entretiene mirando las horribles paredes.
Ven ayúdame. – Señala con la barbilla un mueble grande que parece que nadie lo haya querido mover de allí.
Nos acercamos, él de la derecha y yo de la izquierda.
Ahora. – Lo movemos un poco haciendo un ruido muy grave. – Otra vez. – Lo movemos un poco más. Ya empiezo a ver la pared. – Un poco más. – Cuando lo alejamos lo que más pudimos de la pared, me mira.
Y luego su mirada se dirige a mi hombro.
L-Lola. No te asustes y mantén la calma. –
¿Qué? –
Sigue mirando mi hombro. Por curiosidad clavo mi mirada ahí.
Una asquerosa y enorme araña.
Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
¡Mátala! ¡Mátala! – Empiezo a sacudir todo mi cuerpo, a pesar de los gritos de Connor diciendo que me quede quieta. – ¡Connor! – Lloriqueé.
Se sacó rápidamente la zapatilla y me la estampó contra el hombro.
¡Ay! – Sentí una cosa viscosa en mi hombro. – ¡Pero no en mí inútil! –
Al menos la maté. –
Sí, en mi hombro. – Rodé los ojos.
Pasó su mano y limpio la viscosidad.
Ya está. – Se acercó a la pared y yo también.
La marca de una pequeña puerta con una cerradura grande.
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Los hijos de la Mafia (Editando)
Teen Fiction"¿Acción? -preguntó. - ¿Crees que todo esto es una película de acción? ¿O un libro de ciencia ficción como los que tú lees? -Negó. -No bebé. Esta es la vida real. Personas reales mueren, tú podrías ser una de esas personas." Portada hecha por: lou...