Capítulo 5 - Bread and Waffles.

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Lucas Tomson

Entré a la cafetería para ordenar lo de siempre, amaba este lugar, era pacífico a pesar de que siempre estaba lleno, era famoso por sus deliciosos cafés, el ambiente aquí me hacía tranquilizar y el aroma de la cafeína embriagaba mis fosas nasales deleitandolas vigorozamente, caminé al mostrador, me imaginé un mocca grande bien cargado y un par de panecillos con canela recién horneados, sólo de pensar en su textura y en su olor se me derretía la boca, Malcon, el cajero ya me conocía lo suficiente, era un cliente habitual, así que no tuve necesidad de decirlo.

— ¡Lucas! — Saludó amable, él era de las pocas personas que me agradaban.

— Hey. — Apoyé mi antebrazo en el mostrador.

— Supongo que lo de siempre. — Sonrió alegre, no sé como lograba estar tan feliz todo el tiempo.

— Así es. — Sonreí a medias.

— Vengo por el luego, iré por aquí cerca a hacer unas cosas y regreso. —Me despegue del mostrador.

— No te preocupes, aquí te lo tendré listo. 

Asentí y me giré para dirigirme a la puerta y entonces la vi, mi corazón comenzó a palpitar desenfrenado, la observe unos segundos para asegurarme bien de que era ella y no estar equivocado, todos los sentimientos se revolvieron dentro de mi, todo lo que sentía por ella nunca se había ido, sólo estaba huardado y ahora había salido a relucir nuevamente, mis piernas temblaban mientras caminaba a su mesa, me había decidido a saludar, pero haría un pequeño cambio en mi actitud, las palmas de mis manos comenzaron a sudar ¿Qué me pasaba? Tenía que controlarme, en mi intento de acercarme discretamente un chico me tropezó por error, pero mi humor era algo que no podía controlar, simplemente explotaba insultando a quien se me atravesara, a menos que esa persona me agradara e insisto en que son muy pocas las que tolero.

— Lo siento, no te vi. — Enseguida se disculpo el chico de cabello crobizo.

Mi mandíbula estaba tensa y mis manos hecha unos puños.

— Imbécil. — Esboce rabioso y seguí mi camino llevándomelo por delante con mi hombro.

Él chico se ofendió, pero prefirió seguir su camino evitandome a toda costa.  Hizo bien. 

Caminé por detras de Ángela y le llegué de sorpresa por el lado izquierdo.

Angela Johnson

— ¿Puedo ayudarte en algo? — Susurró el que para mi era un desconocido porque no había podido ver su cara aún, pero algo en su voz se me hizo familiar.

— ¿Lucas? — Volteé a mirar y confirmé.

— ¿Qué tal, An? — Sonrió divertido y se auto invitó sentándose en una de la sillas.

Mi respiración se torno agitada e incontrolable, pude sentir como mis ojos se agrandaron, comencé a sudar y detrás de todo eso estaba yo intentado disimular los temblores en mis manos, Lucas lograba eso, ponerme nerviosa con sólo mirarme.

— ¿Tan asustada estás de verme? — Dijo al ver que yo no decía nada y sólo lo miraba atónita.

Lucas estaba cambiado, ya no era el chico dulce y tierno, o eso me hacía ver ahora, ahora se notaba roto, vestía de negro en su totalidad, su actitud engreída, un fuckboy más a la lista rodeado con un aura oscura, ahora llevaba su cabello teñido de un color azabache, su aura irradiaba oscuridad, su físico seguía siendo el mismo, pero más formado que antes, se notaba que seguía haciendo ejercicio, me sorprendió mucho ver su cambio porque la última vez que lo había visto se veía tan gentil, parecía estar bien, algo debió cambiar.

Cuando los Caminos se Juntan. © (Segundo libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora