Capítulo 18 - Encuentro.

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La estábamos pasando genial, había visto a Daniel besarse con un par de chicas y un par de chicos, y no hablo por separado. Nos divertíamos tanto, hace años que no la pasaba así con mis dos mejores amigos, había olvidado todos mis problemas y preocupaciones, sólo podía pensar en este momento, en bailar como nunca y borrar cassette con los cómplices que me dio la vida. Un par de chicas comenzaron a coquetearnos a Valentina y a mi, no nos negamos, pero tampoco permitimos que se excedieran, ambas teníamos pareja y lo teníamos muy en claro, recibí una llamada de Alex, salí del club a la calle para poder contestar.

— ¿Cómo la están pasando, Ángel? —Fue lo primero que dijo al contestar.

— ¡Genial! — La estamos pasando increíble, luego te contare con más detalles. — Me quedé de pie a un costado del club.

Lo escuché reír del otro lado. — Para la próxima me auto-invito. — Lo escuché reír de nuevo.

— Por supuesto. — Reí divertida. — ¿Cómo sigue Sebas? ¿Sigue enojado? — Recordé que antes de irnos mi hermano ni siquiera bajo a despedirse.

— Sigue algo molesto, pero tiendo más a creer que es preocupación. — Suspiró. — Pero ha estado bien, lo he distraido un poco.

— Gracias. — Sonreí para mis adentros. Alex era único, nunca hace preguntas ni se mete en temas ajenos, si no hablabas con él y le contabas las cosas, puedes tener claro que no veras interés de su parte en que le digas.

— Sabes que no tienes que agradecerme. — De fondo escuché a Antonella gritar.

— ¿Está todo bien? — Pregunté de inmediato.

— Sí, es sólo Antonella asustada, Sebas la obligó a ver una película de terror con él. — Lo escuché reír.

Suspire aliviada. — Bien, volveré con los demás. — Me abrace a mi misma con la mano que tenía libre, una brisa helada comenzó a correr con fuerza, haciendo que mi cabello se alzara y revoloteara en varias direcciones, iba a despedirme cuando en el club de al lado vi salir a alguien bastante familiar, me quedé muda observando, escuchaba unos murmullos molestos que provenían de mi oreja derecha, era Alex hablándome y no estaba prestando atención.

-— Ángel ¿Sigues ahí? — Lo escuché preocupado.

— Aquí estoy. — Desenfoque la mirada unos segundos y luego la enfoqué, pero esta vez mirando hacía otro lado. — Lo siento me distraje con algo. — Comencé a caminar a la puerta del club para volver a entrar antes de que Lucas me viera.

— No te diviertas tanto sin mi. Te esperaré despierto.

— No es necesario que me esperes despierto. — Miré detrás de mi hacía la dirección en la que se encontraba Lucas, para mi sorpresa se encontraba mirándome fijamente con aquellos ojos verdes que me hacían tambalear de nervios.

— Te amo. — Escuché a Alex al otro lado de la linea.

Regresé la mirada al frente al momento en que Lucas se comenzó a acercar a mi, quería entrar antes de que pudiera llegar a mi. — También te amo. — Colgué inmediatamente, estaba a centímetros de la puerta cuando a mis espaldas lo escuché llamarme con aquel apodo molesto que sabe que odio.

— ¡Bizcocho! ¿Huyendo de mi? — Me detuve en seco maldiciendo en mis adentros y me giré en mis talones para poder mirarlo de frente.

— Ahora soy yo el que piensa que me estás acosando. — Esbozo burlón.

Y en ese momento, en ese preciso y maldito momento recordé el sueño que había tenido con Lucas en mi habitación, todo lo que me hizo sentir su cercanía y ese beso impregnaron mi cabeza y mi cuerpo reaccionó al instante estremeciéndose y con la ayuda de la fría brisa me erice por completo.

Cuando los Caminos se Juntan. © (Segundo libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora