Capítulo 20 - Escapada.

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La mañana transcurrió tranquila, Valentina desayuno con nosotros y luego se fue a casa, Alex me había dicho para ir con la preparadora de bodas esta tarde, accedí, terminando mi desayuno, me encamine a la puerta seguido de Alex, mi hermano y mi cuñada ya se habían ido antes que nosotros, Alex y yo salimos algo tarde. En el camino le escribí a Daniel, quería saber como estaba después de lo de anoche.

¿Sigues vivo, nerd? — Mandé chistosa.

Pasaron unos segundos y contestó.

Muy graciosa, tengo una resaca homicida. Gracias por traerme a casa anoche.

— No agradezcas. ¿Recuerdas todo lo que paso?

— Lamentablemente sí, y ahora que lo mencionas, necesito hablar contigo ¿Podemos vernos?

Mi corazón se aceleró, estaba ansiosa.

— Trabajaré hasta las dos y luego iré con Alex para algo de la boda ¿Te parece por la noche? — Alex frenó de golpe haciéndome ir hacía adelante quitando la vista de mi celular, si no fuera por el cinturón de seguridad me estrello en el vidrio.

— Lo siento, se me atravesó un ave. —  Yo lo miraba como si quisiera matarlo, él me miró de reojo y continuó conduciendo.

— ¿Boda? — Volvi a mirar mi celular, Daniel había contestado inmediatamente.

Al parecer eso sí lo había olvidado, recuerdo perfectamente que Valentina mencionó anoche que yo estaba comprometida.

Creo que olvidaste algunas cosas, Valentina lo mencionó anoche, pero al parecer estabas metido en la rabia y lo omitiste.

Dejó de contestar por unos minutos, llegué a la empresa, me despedí de Alex con un beso y subí a mi oficina.

— Jefa, en su escritorio dejé los diseños nuevos. — Olga mencionó mientras pasaba, asentí sonriente y le agradecí.

Entré a mi oficina, colgué la cartera en el tendedero junto a la puerta, me senté en la silla frente a mi escritorio, recibí un nuevo mensaje de Daniel, me acomode para leerlo.

— ¡Felicitaciones!

¿Enserio tardo tanto para sólo contestar eso? Bueno, lo había tomado por sorpresa, lo entiendo un poco, yo también estaría estupefacta, también debo entender que de seguro está ocupado y no puede estar al pendiente del celular.

Gracias, entonces ¿Te veo en la noche?

Tardo nuevamente en contestar.

No, recordé que tengo turno hasta tarde hoy, te avisaré para vernos luego.

Me quedé confundida, pero no quise prestarle mucha atención así que simplemente ignore el mensaje. Seguí trabajando, estaba concentrada, teníamos bastantes cosas adelantadas, pero aún faltaban por hacer, a las dos en punto cerré mi oficina y le encargué el cierre a Olga, salí por la puerta dirigiéndome a la calle, le dije a Alex que tomaría un taxi y nos veríamos en el lugar, guardé mi celular en la cartera, levanté la cabeza mientras caminaba a la orilla de la acera, miré el camino en busca de un taxi, a lo lejos aprecié uno y me dispuse a esperar que estuviera más cerca para sacar la mano, escuché el ruido de una moto estacionarse frente a mi y al enfoncar la vista en la persona que la manejaba me encontré con la de Lucas con el casco en sus manos.

¡Mierda, mierda, mierda! Repetí varias veces en mi cabeza, ese el diablo mándame tentaciones para ponerme aprueba, lo sé, lo peor es que sabe perfectamente que soy débil.

— Bizcocho. — Sonrió mostrando esos dientes blancos que me hacen caer rendida a sus pies.

Torci mis ojos y lo miré odiosa. — ¿Qué quieres?

Soltó una carcajada. — Que vengas conmigo.

Lo miré exaltada ¿A caso acaba de pedirme que fuera con él? Pero ¿A dónde? ¿Por qué? Tantas preguntas invadían mi mente.

— ¿Estás loco? Cuantas veces tengo que decirte que no ire a ningún lado contigo.

— Sé que te sientes igual que yo, ese beso lo dijo todo. — Sus ojos mostraban sinceridad, lo miré sonrojada, podía sentir el calor apoderándose de mis mejillas. — Deja de negarlo, sientes algo por mi, es muy obvio, déjame demostrarte que he cambiado.

— Los idiotas como tu no cambian. — Lo penetre con la mirada.

— No lo negaste. — Sonrio atrevido. — Así que es verdad lo que digo.

Sabía que se refería con respecto a lo que dijo sobre lo que yo sentía por él. Me quedé en silencio, quería decirle que no, que estaba equivocado, pero él decía la verdad y por alguna razón no podía negárselo, mi subconsiente me decía que cerrara mi boca y dejara que esto fluyera, ¿Pero qué estoy pensando? No, esta vez no caería, lo ignore caminando lejos de él sacándole la mano al taxi que ya estaba cerca, este se detuvo y caminé hasta la puerta.

— An, por favor, déjame demostrártelo. — Me detuve con la puerta del taxi en la mano, respiré hondo y me giré para mirarlo.

Lo miré pensando en todas las fantasías que tuve con él, los sueños y en ese beso, ese maldito beso que revolvió todo mi mundo, miré a los lados revisando que nadie que conociera estuviera por ahí, así es, lo estaba considerando, estaba pensando en irme con Lucas a donde sea que quisiera llevarme, Suspire profundo.

— ¿Si voy contigo prometes dejarme en paz después? No me molestaras más, no me buscaras, desaparecerás de mi vida para siempre. — Lo miré segura de lo que decía.

— Dame el día de hoy, y si al final de la noche no me quieres volver a ver, desapareceré de tu vida para siempre. — Lamió sus rojos labios humedeciendolos.

Esas palabras me dieron tanto miedo ¿De verdad quería eso? No, pero era lo mejor. Con los pensamientos revueltos en mi cabeza, olvidé que me vería con Alex, en mi mente sólo daba vueltas Lucas, ya hasta había olvidado para que detuve al taxi.

Le agradecí al taxista y me disculpe, pero de igual manera se enojó por haberlo detenido para nada y se marchó. Me acerqué a Lucas quién me extendió el otro casco para que me lo colocara, le hice caso y subí a la moto, era primera vez que me subía a una de estas cosas, no sé que estaba haciendo, nuevamente me estaba dejando llevar por mis emociones, al sentir su aroma a hierva buena mezclada con la fragancia a su perfume varonil me estremecí por completo, el olor invadio mis fosas nasales haciendo que me desconcentrara de todo unos segundos, sólo inhalando el delicioso aroma que emanaba de su piel y ropa, llevaba una camiseta blanca puesta que hacía contraste con su cabello dejando ver sus músculos fortificados, un jeans oscuro y unos zapatos negros, una cadena de oro colgaba de su cuello, se colocó el casco, me detuve pensando en si debía agarrarme de su cintura, encendió la moto, pero no avanzó.

— Sujetate de mi. — Miré por el retrovisor, su semblante era firme.

Tragué grueso y envolví mis manos alrededor de su cintura, su abdomen estaba tenso y firme.

— An, concéntrate, no vayas a perder el control, sólo pasaras la tarde con el ardiente chico que te rompió el corazón que ahora es dueño de tus fantasías que esta intensamente bueno el cual te hace actuar irracional con sólo mirarte, tocarte o sonreírte ¿Qué puede salir mal? — Manifesté sarcástica en mi mente.

Aceleró dos veces y nos puso en camino, me aferre con más fuerza a Lucas, estaba aterrada y eso lo hacía tener más confianza, lo hacía sentir empoderado y tomaba provecho de la situación acelerando cada vez más, provocando que lo apretara con bastante fuerza, la brisa revoloteaba estrellandose en mi rostro y jugaba con el cabello que salía del casco, plasme mi cara en la espalda de Lucas, dejándome llevar por la brisa y el movimiento de la moto hasta que me di cuenta que nos estábamos alejando de la ciudad.

— ¿A dónde me llevas? — Pregunté temerosa e inquieta.

— ¿Confías en mi?

La verdad no, no lo hacía, pero en este momento sentía la necesidad de hacerlo.

— Sí. — Sonreí sin separar mis labios y retomé la posición en la que me encontraba antes.

Te odio, bagre.

Cuando los Caminos se Juntan. © (Segundo libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora