Capítulo 31 - Borrando Cassette.

10 4 0
                                    


Lucas Tomson

No soportaba la idea de haberla dejado, no debí marcharme, pero no podía sólo quedarme, además ella quiso que me fuera y tenía que cumplir mi promesa, eso era lo que ella quería y por más que lo odiara debía alejarme, conduje en mi moto bajó la lluvia un largo tiempo, simplemente dando vueltas sin rumbo hasta calmarme, mi mejilla y labio dolían un poco, la sangre se había secado, omiti ese dolor porque el interno ardía con más fuerza que antes cada que recordaba lo sucedido, sus palabras. 

" — Fantaseaba contigo, pero eso no quiere decir que tenga sentimientos por ti, todo fue físico. Me siento como una completa idiota al joder mi vida por una estupida aventura de una noche."

Joder, como quema. 

Me detuve frente a mi club Osadía, así lo había nombrado, sin ningun motivo, simplemente me gusto ese nombre. 

Bajé de la moto, caminé a la entrada me quité el casco, lo sostuve en mi mano izquierda, con la derecha sacudió mi húmedo cabello, mi rostro estaba tenso, lleno de dolor, pero intentando ocultarlo, me adentre al club, en la barra me senté en un banco dejando el casco en el mesón, le pedí al bartender un ron con coca, se giró para ir a prepararlo.

— Sabes que, mejor no, dame una botella de tequila. — El chico me miró sorprendido, pero se matuvo en silencio llendo por lo que le había pedido.

No quería nada que me recordara a aquella chica que me había vuelto a romper el corazón, además necesitaba algo más fuerte.

¿Se puede ser tan imbécil para caer dos veces con la misma persona?

El chico de la barra me entregó la botella junto con un vaso. — ¿Se encuentra bien? — Preguntó preocupado, puedo decir que soy el tipo de jefe que se lleva muy bien con sus empleados.

— Estoy bien. — Le di una sonrisa a medias y le indiqué que continuara en lo suyo, a lo que enseguida me hizo caso.

Estaba rodeado por personas, pero me sentía más sólo que nunca, abri mi corazón a alguién que lo rechazó, dos veces, supongo que ¿Me lo merecía? Tal vez era el karma diciéndome que me rindiera, no tuve, ni tenía, ni tendré oportunidad con esa chica, no sé que más señales necesitaba para darme cuenta.

Bebí descontroladamente, los primeros tres tragos quemaban mi garganta sin compasión, los que siguieron pasaban como agua, me bajé una botella sólo, llegó un momento en que dejé el vaso a un lado y comencé a tomar del pico de la botella directamente, la vida me valía una mierda en este momento, todo empeoró cuando volvimos a encontrarnos, me enamoré sólo, una vez más.

¿Era ese mi destino, nunca ser correspondido?

En todos los años que transcurrieron nunca pude fijarme en alguién más de tal manera, sólo era sexo, siempre que intentaba amar ella llegaba a mi cabeza para sacudirme.

¿Es posible estar enamorado de la misma persona que amas desde el colegio?

He confirmado que sí, sólo un imbécil como yo le sería fiel a alguien que jamas le ha correspondido, y es que en mi cabeza no cabe como pensé en hacerle daño si la amaba, si aún la amo, nada tenía sentido, esa era la manera más rara y psicópata de acercar a alguién, creo que tengo un problema, uno más a la lista, psicópata "check". 

Empine la botella en mi boca, cayeron algunas gotas en mi lengua, ahora estaba vacía, en menos de una hora me había bebido una botella entera de tequila. 

Me levanté del asiento, enseguida todo comenzó a dar vueltas a mi alrededor.

Mierda. 

Me sostuve de la barra unos segundos, cerré mis ojos y sacudi mi cabeza como si eso haría que desaparciera el mareo, fue peor, tomé mi casco, caminando a pasos de bebé recién nacido, me dirige a las escaleras que llevaban al segundo piso, allí tenía una habitación privada en dónde me la pasaba la mayor parte del tiempo que venía aquí, a tropezones subí las escaleras, me llevé a algunas personas por delante, a unos cuantos pasos de la puerta de la habitación divise a una morena, pelinegra con una cabellera espectacularmente larga y lacia, llevaba puesto un vestido amarillo que chillaba al hacer contacto con los ojos, se entallaba a la perfección a su cuerpo, la chica me desvió una mirada seductora, caminó hacía mi quedando a poco espacio de mi cuerpo.

— ¿Por qué tan sólo bombón? — Su mano se deslizó por mi pecho y esbozaba una sonrisa coqueta.

La observé detalladamente. 

— A la mierda todo ¿Quieres venir a mi habitación privada? — La tomé por la cintura acercandola a mi cuerpo, el suyo se estrelló con el mío, ella soltó un pequeño gemido y me sonrió, lo entendí como un sí y nos dirigimos a la habitación al fondo de lugar, saqué una llave que siempre llevaba en mi bolsillo, la introduje en la cerradura y la abrí.

— A la mierda todo ¿Quieres venir a mi habitación privada? — La tomé por la cintura acercandola a mi cuerpo, el suyo se estrelló con el mío, ella soltó un pequeño gemido y me sonrió, lo entendí como un sí y nos dirigimos a la habitación al fondo d...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La mañana siguiente desperté con una jaqueca que me llevaba el diablo, llevé mis manos a mi cabeza, luego las bajé a mi rostro y lo frote varías veces, abrí mis ojos a medias, observé a una morena que estaba a mi lado durmiendo entre las sabanas.

Carajo.

Maldije en mi mente, miré mi celular que estaba en la mesita que estaba a un lado, eran las diez de la mañana, mi celular estaba por morir, cargaba cinco porciento de batería, me levanté de la cama, me vestí, desperte a la chica con cuidado, ella se despertó sonriente, pero ésta se desvaneció cuando hablé.

— Me tengo que ir, puedes irte cuando desees, te pediré el desayuno, le diré al chico del bartender que lo traiga, su nombre es Andrew. — La miré apenado. — Siento mucho lo de anoche. — Tomé el casco de la moto, las llaves y me dirige a la puerta.

— Quédate un rato más bombón, lo de anoche fue increíble, aunque un par de veces me llamaste Ángela, pero no te preocupes, no me molesté, con esa follada estoy más que agradecida.

¡Me lleva el carajo! ¿Qué paso anoche? No recordaba absolutamente nada.

La miré avergonzado sientiendo el calor apoderarse de mis orejas.

— Lo siento, no recuerdo nada de anoche. 

— Tranquilo, hablaste conmigo después de follar, me contaste lo que te había pasado, te digo esto para que sepas que no me hubiera acostado contigo al saber como te sentías y en la situación que estabas, no quise aprovecharme. 

La chica era en verdad muy amable a pesar de sus comentarios sin pudor, lamento haberla conocido en estos términos.

— Mierda. — Reí por lo bajo. — Lo siento, me hubiera gustado conocerte en otro momento de mi vida.

— Esta bien, podemos ir a comer algún día si te apetece. — La observé con detenimiento y pude apreciar que tenía una hermosa sonrisa, del lado izquierdo en su comisura se formaba un pequeño hoyuelo y tenía unos sorprendentes ojos grisaseos, también logré apreciar unas pecas debajo de sus ojos y en su nariz.

— Tal vez más adelante. — Le sonreí de vuelta. — Abrí la puerta de la habitación y puse un pie afuera.

— Cuídate... — Me quedé pensativo haciendo larga la palabra en espera de que me dijera su nombre, después de todo no lo sabía, la señalaba con uno de mis dedos y entrecerrando mis ojos. 

— Nataly. — Sonrió y le brinde una sonrisa alegre. — Tu igual... — Ahora ella era la que me imitaba.

— Lucas. — Reí y ella me copió. — Bueno, un gusto Nataly. — Asentí con mi cabeza y me despedí saliendo de ahí, caminé por el bar, le encomende a Andrew que cuidara de ella, le llevara comida y viera que se fuera segura a casa, salí del lugar, el cielo se encontraba nublado, un color grisaseo lo pintaba de punta a punta amenzando con llover, subí a la moto, tenía planeado ir a un lugar a pasar unos día y cerrar ciclos de una vez por todas. 




Cuando los Caminos se Juntan. © (Segundo libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora