El valor, y no, no bablo de los valores, mucho menos de dinero, me refiero al valor de las personas, todos valemos por montones, es imposible saber que una persona nos hace tanto bien hasta que la perdemos ¿Cierto? Por algo el dicho "Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde", sinceramente eso es muy cierto, o al menos para mi lo es, nunca nos damos cuenta de las cosas hasta que esa persona se va de nuestras vidas, malgastamos el tiempo en mierdas, pensando que la vida es eterna, que nunca vamos a morir, obstruyendo nuestros sentimientos, ocultandolos por orgullo, para no mostrar debilidad o simplemente porque nos cerramos y somos incapaces de demostrar lo que sentimos porque no nos nace hacerlo, y es ahí donde desperdiciamos todo a nuestro alrededor y sólo nos damos cuenta del mal que hicimos cuando todo se fue al carajo....
Estaba tan concentrada organizando ideas para el desfile que tenemos en Diciembre que no noté la hora que era.
— Señorita An, ya me voy, todos ya se han ido. — Habló Olga sutil desde la puerta de mi oficina. Olga era mi secretaria.
— ¿Qué horas son, Olga? — Pregunté asustada.
— Ya son las diez de la noche jefa.
— ¡Carajo, Valentina! — Miré a Olga avergonzada. — ¡Lo siento! Ese no suele ser mi vocabulario. — Sonreí amable.
Miré mi celular y tenía quince llamadas perdidas de Valentina y cincuenta mensajes, sin mencionar que también tenía cinco llamadas de mi hermano y varios mensajes de Alex. Sin darme cuenta había colocado mi celular en modo silencioso, por eso no me había percatado.
— ¡Mierda! Tengo que irme.
— Olga muchísimas gracias por quedarte hasta estas horas, te haré un pago extra, puedes irte a casa a descansar, nos vemos el Lunes nuevamente.
— No se preocupe, lo hago con gusto y porque amo mi trabajo, ya me iré a casa, pero antes tenga. — Entró a mi oficina, se acercó a mí y me entregó un sobre bien decorado.
— ¿Qué es esto? — La miré extrañada con el sobre en mis manos.
— Se lo manda él señor Alex, me lo entregó un señor hace unos segundos, me dijo que se lo diera, su nombre era Fredrik, dijo que el señor Alex mandó a decir que al ver que usted no llegaba a casa, tuvo que cambiar un poco los planes.
— ¿No te explicó para qué es? — Sonreí confusa.
— No, lo siento, sólo me dijo que se lo entregara, mencionó lo que acabé de contarle y se marchó a su auto, el sigue afuera, creo que la está esperando. — Aclaró Olga amable, también podía ver la intriga en sus ojos.
Reí nerviosa y a la vez intrigada. — ¿Esperándome? — Frunci el seño. — Olga me miró confundida, ella sabía lo que mismo que yo, nada. — Está bien, Olga. Muchas gracias, te puedes ir, nos vemos el Lunes.
— Hasta entonces señorita, An. — Sonrió y salió de mi oficina.
Miré el sobre detalladamente, por fuera decía mi nombre y una flecha señalando la punta de este que decía "Open me" lo hice y tenía una invitación, decía lo siguiente:
— Esta noche es especial, porque otro día a tu lado voy a estar, pero deseo de verdad que juntos para siempre podamos estar, te amo con locura y no me sé controlar, cada día que te veo me enamoro un poco más, el chófer abajo te espera para traerte y así contigo poder estar, no te demores tanto que me muero por bailar, mirar esos ojitos que no me dejan respirar y darte ésta hermosa sorpresa que tú aún no comprenderás, sé que estás confundida, pero pronto entenderás, cuando llegues aquí todo se aclarará.
Importante:
Te espero a las once, no llegues tarde.
Tienes media hora para ir a casa y ponerte el vestido que dejé sobre la cama, ahí estará todo lo demás que puedas necesitar. Te amo.Enseguida me llegó un mensaje de Alex.
— El auto te está esperando afuera, apresúrate, Ángel.
Me emocione a niveles incontrolables, miré por la ventana de mi oficina que daba hacía la calle justo en la entrada del edificio y efectivamente estaba el Porsche negro estacionado en frente, también como había dicho Olga.
Sin darme cuenta abrí la boca en manera de sorpresa y expresé un grito agudo para mis adentros y me apresuré a bajar.
No sabía como reaccionar, estaba anonadada y sin poder parar de sonreír, tomé mis cosas lo más rápido que pude, cerré mi oficina, cerré el edificio, le entregué las llaves extras al guardia, me despedí, subí en el auto y me marché.
En el transcurso en el auto, llamé a Valentina.
— ¿Dónde mierda estuviste toda la tarde? — Fue lo primero que dijo con un tono de voz molesto.
— Lo siento, se me fueron las horas en la oficina, tuve mucho trabajo por hacer hoy, pero te prometo que mañana desayunamos juntas ¿Te parece? Además, voy en estos momentos camino a algo que preparó Alex, todavía no sé qué es, pero mañana te contaré todo. — Intenté disculparme.
— Aahg, bien. — La escuché bufar al otro lado en manera de rendición. — ¿Con lujo de detalles? — Ahora su tono era ansioso e intrigado.
— Con todo y detalles. — Reí al otro lado.
— Vale, pero sólo iré si me invitas el desayuno, me lo debes por la plantada de hoy. — Respondió y de fondo se escuchó una voz gruesa. — ¿Puedes dejar ya el celular bebé? Estoy caliente. — Se escuchó con voz sexy y áspera. — Espera cuchurrumin, ya casi acabó. —Se escuchó en susurro.
— Okey sí, no hay problemas. — Contesté rápido queriendo cortar la llamada, pero antes quise molestar un poco a Valentina. — Una cosa más ¿Podrías ponerme un segundo en altavoz? — Dije aguantándome las risas.
— ¿Para que? — Refutó.
— Sólo hazlo. — La escuche bufar del otro lado.
— No ¿Qué dirás?
— Val, confía en mí.
—Ahg, Listo. — Su voz sonaba desconcertada. — ¿Ahora qué?
— ¡Oye cuchurrumin, a ella le gusta el juego de roles, le gusta ser la conejita que se fuga de la cárcel!
— ¡Mierda, An! Eres una perra. — Dijo mientras se escuchaban las risas de Max al fondo. — Gracias por el dato cuñada, adiós, iremos a recrearlo. — Habló Max y cortó la llamada.
Yo no podía con las risas, puedo asegurar que en estos momentos estaba roja, y con todo eso olvidé cuadrar una hora con Val, nada de que preocuparse, la llamaré mañana temprano para fijar la hora, el lugar ya estaba más que claro.
Con todo lo de la llamada había olvidado por unos segundos lo de Alex.
Llegué a la casa y me bajé del auto corriendo, entré con cautela debido a que por la hora mi hermano y mi cuñada estaban dormidos. Subí a mi habitación y al entrar a simple vista sobre la cama había un vestido largo, me acerqué asombrada y con ambas manos sobre mi boca y al estar frente a este lo levanté con discreción como si fuera algo tan frágil, al girarlo pude apreciar que venía escotado en la parte de la espalda, traía encaje en cada parte de el y era de un color Vinotinto con algunas ráfagas leves de negro en las puntas, lo volví a colocar sobre la cama y justo a un lado se encontraban unos tacones medianamente altos, completamente negros de terciopelo y para completar el outfit un collar de pequeños diamantes que destellaban como nunca antes vi, un brazalete y unos aretes del mismo juego, todo se veía de ensueños.
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Cuando los Caminos se Juntan. © (Segundo libro)
Romansa(COMPLETA) Parte final de "Cuando menos te lo esperas". Nunca te rindas, a veces la ultima llave es la que abre la puerta, pero tienes que asegurarte de escoger la puerta correcta, una te puede llevar a la vida, la otra te puede llevar a la muerte...