Capítulo 32 - Culpa.

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Alex Harris

Estuve tentado a llamarla mucha veces, pero Ben me ayudaba a contenerme, él me había estado apoyando en todo esto, gracias a él he logrado sobrevivir, después de un mes duro, y debo admitir que bastante doloroso, por fin pude tomar una decisión, tomé mi celular y llamé a Ángela, era un tema que debía ser hablado en persona, la escuché bastante sorprendida al hablar, era de esperarse, iba a contestarle que nos veríamos en su casa, más privacidad para lo que se hablaría, pero un estruendo y las bocinas de un carro me hicieron alejar el celular de mi odio unos segundos, lo atraje de nuevo a mi, la nombre varías veces, pero no se escuchaba nada, luego caí en cuenta de que la llamada se había caído, tembloroso y pensando lo peor busque en mi lista de contactos a Sebastián.

— ¿Alex? ¡Hey! — Saludó contento del otro lado. 

— Creo que algo le paso a Ángela. — Mi voz temblaba.

— ¿Qué dices? — Su tono se tornó nervioso.

— Hablaba con ella por llamada, escuché bocinas de autos, gritos un estruendo y luego la llamada se cortó, no sé, no quiero pensar lo peor, pero ¿Qué tal y le pasó algo? — La exasperación en mi voz era notoria. 

— ¡Dónde está! — Está vez su tono era preocupado.

— No lo sé, nunca me lo dijo. — Mi respiración iba y venía sin control.

— Espera, me esta entrando una llamada. — Me quedé en espera unos minutos.

Con un mal presentimiento en el pecho caminé a la habitación dónde se encontraba Ben, me miró preocupado, seguramente cargaba una cara nada tranquila. 

— ¿Qué paso? — Se levantó de la cama y me observó inquieto.

— Necesitó que me lleves a casa de Ángela, por favor. 

— Claro, pero ¿Qué pasó, Alex? — Sé levantó caminando hacía la puerta donde me encontraba, caminamos a la sala, el tomó las llaves del auto y salimos de la casa.

— Creo que pudo haberle sucedido algo malo.

— ¡Alex, voy camino al hospital North York, Ángela tuvo un accidente! — La voz de Sebastián me sobresaltó, olvidaba que esperaba en la llamada y que cargaba el celular en mi odio. 

— ¡Cambio de planes, vamos al hospital North York! — Miré a Ben intranquilo, mi mirada desvordaba rapidez, colocándome el cinturón alcé mi voz. — ¡Vamos! — Ben hizo rugir el motor y aceleró con furia dejando atrás la calle dónde nos encontrábamos.

— ¡Voy en camino, nos vemos allá! — Le avisé a Sebastián quién seguía en llamada y enseguida colgué. 

...

Nos manteníamos sentados en las sillas del hospital en sala de espera, cuando llegué ya habían pasado a Ángela a urgencias, por alguna maldita razón el idiota de Lucas se encontraba allí, estaba recostado en una pared junto a un ventanal, cruzado de brazos y piernas, su camisa azul llevaba una macha en el centro más oscura que el tono de fondo, por la situación me di cuenta que era sangre.

¿Sería de Ángela?

Si ese idiota le había hecho algo lo mataría, esta vez no me detendría, en su cara llevaba un golpe en la ceja, muy cerca de su ojos, Sebastian había llegado antes que yo, supuse que ya se había enfrentado a él y le había dado un poco de su propia medicina, divice sus nudillos rojos, estaba sentado inclinado hacía el frente con sus codos en sus rodillas con la cabeza mirando hacía abajo. 

— ¡Qué haces aquí imbécil! — Caminé con los puños cerrados a dónde estaba Lucas, él me miró indiferente, Sebastián se levantó del asiento y se puso de pie frente a mi deteniéndome con una mano en el pecho.

Cuando los Caminos se Juntan. © (Segundo libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora