Nos despertamos temprano como de costumbre para realizar nuestras jornadas de trabajo, la misma rutina de siempre, está vez mi hermano y mi cuñada también fueron a trabajar, ya Antonella se encontraba bien así que volvieron a retomar sus cosas.El cielo se hallaba nublado, cubierto de nubes grises que no tenían pensado despejar el panorama en lo absoluto, los rayos saltaban por las nubes y los truenos crujían seguido a que las centellas se esparcían, pero a pesar de todo, mi día fue bastante bueno y ajetreado, no pare en toda la mañana, ni en toda la tarde escogiendo diseños, los lugares, la decoración, las mesas, sillas y demás, estábamos vueltos un caos en la oficina, pero todo marchaba como lo planeábamos, a simple vista se podía apreciar lo genial que estaba quedando la pasarela y los vestuarios, ya teníamos a las modelos, para cuando llegara Diciembre estaríamos más que listos y preparados.
Salí del trabajo a eso de las seis de la tarde, todos desalojaron las oficinas y se marcharon a sus casas despidiéndose mientras abrían sus paraguas para protegerse de la lluvia, me mantuve bajo el pabellón rojo que habíamos colocado sobre las puertas para cuando lloviera precisamente, cerré las entrada principal, le entregué las llaves de emergencia al guardia, me quedé unos segundos esperando a que Alex pasara por mi, no esperé tanto tiempo cuando vi el porsche acercarse para quedar estacionado justo frente a mi, saqué el paraguas y lo abrí, caminé hasta la puerta del auto, me despedí del guardia, subí cerrando la puerta enseguida y nos marchamos.
Llegamos a casa, escuché la voces de mi hermano y mi cuñada en la cocina como de costumbre, pero adicional otra voz resaltó al unísono, la reconocí de inmediato, era Valentina riendo a carcajadas por algo que había dicho Sebastián. Alex y yo nos acercamos hasta la cocina y saludamos.
Valentina se acercó a mi y preguntó si Daniel me había mandado la dirección, todos voltearon a mirarme.
— ¿Van a salir? — Sebastián se posicionó recostándose del mesón de la cocina mirándome intrigado y confundido por el nombre que había escuchado.
Miré a Valentina fulminandola con la mirada. — Así es. — Mi voz salió algo nerviosa, no le había dicho a Sebastián lo de Daniel y sé que no lo tomaría bien porque el pensaba que Daniel era tan culpable como Lucas. —Valentina y yo saldremos con Daniel, él nos invitó. — La mirada de Sebastián se tornó tensa y fría.
— ¿Daniel? ¿Es él mismo Daniel qué estoy pensando? — Miró de reojo a Antonella y Alex quienes se habían puesto a mirar un video de como hacer donas.
Lo miré sin decir nada, sin asentir con la cabeza siquiera. Valentina se posicionó frente a él intentando alivianar la tensión que se extendía por el aire. — Él no tuvo la culpa, Sebastián. — Bajó el tono de su voz y miró eufórica. — No sabes que pasó en realidad, además no es momento. — Susurró mirando de reojo a Antonella y Alexander. — Angela te explicará luego. — Se alejó y caminó hasta quedar a mi lado.
— ¿Algún problema, Sebas? — Alex lo miró desconcertado, por suerte no había logrado escuchar la conversación con Valentina.
Mi hermano intercambio miradas con Valentina y conmigo, respiró profundo y exhalo. — No, es sólo que no recordaba muy bien quien era Daniel y no quería que saliera con un completo desconocido, pero ya pude recordar bien. Espero que se diviertan. — Nos miró a todos aparentando estar de acuerdo con una sonrisa falsa ladeada. — Me iré a duchar, los veré luego. — Salió de la cocina para dirigirse a su habitación.
Todos nos miramos confundidos, pero quisimos evitar preguntas, y para ser sincera, me convenía que no lo hicieran.
Me encontré con la mirada de Alex quien me observaba esperando alguna explicación del porque cuando hablamos ayer no le dije nada acerca de la salida. Antonella y Valentina quisieron darnos un poco de privacidad así que partieron a sentarse en el sofá de la sala.
— Olvidé comentarlo anoche, lo siento. — Me acerqué para enterrarme en su pecho haciendo pucheros. Me observó con una mirada dulce, sabía que no estaba molesto, sólo se desconcertó porque solemos contarnos todo.
— No te preocupes, Ángel. — Mordió su labio inferior mientras me observaba, pasó sus manos a ambos lados de mi rostro y lo sostuvo con delicadeza, pero podía notar cierta angustia en su mirada. — ¿Todo está bien con tu hermano? Lo noté bastante molesto. — Me observó preocupado. — ¿Hay algo de Daniel qué deba saber? — Su tono de voz era serio.
Lo miré seria unos segundos pensando en si debía decirle la verdad, pero era mejor mantener el pasado atrás, pestañee varias veces para regresar a la realidad y sonreí simpática asimilando que no debía preocuparse por nada. — Todo está bien, sabes como suele ser Sebas de sobreprotector. — Reí para convencerlo de lo que decía.
— En eso tienes razón. — Sonrió y me envolvió nuevamente en un abrazo cálido meciéndome de un lado a otro lentamente, me besó la frente, luego la nariz y por ultimo selló un beso en mis labios, haciéndome sentir la mujer más afortunada del planeta.
Le hice señas a Valentina y ambas subimos a la habitación.
— Eso fue realmente tenso. — Confesó Valentina después de cerrar la puerta atrás de ella.
Me tiré en la cama boca abajo y grité, por suerte el edredón grueso no dejó escapar el sonido y lo retuvo sólo para mi, Valentina se sentó a mi lado y sentí como se hundió la cama.
— Ya se le pasará. — En eso recordó que Sebastián no había reconocido a Lucas.
— Es increíble lo que ha cambiado Lucas, digo. — Se acomodó mejor. — Para que Sebastián no lo reconociera. — Su tono era de sorpresa.
Evité el tema, no quería hablar de Lucas así que no contesté nada a lo que dijo Valentina, y no sé como salió un tema que no quería tocar tampoco.
— ¿No has sabido nada de ellos? — Cambió el tema al ver que no contesté a lo anterior, me levanté de la posición en la que me encontraba y miré a Valentina quien se encontraba mirándome fijamente y bastante intranquila.
Me acomode para quedar sentada y mirarla cara a cara, mi rostro se tornó confundido, arrugue mi frente y la miré esperando que contestara mi notable confusión.
Suspiró profundamente. — De tus padres.
Sentí un nudo en mi garganta al momento en que los nombró, llamaron miles de veces, decenas de mensajes, intentaron buscarme mientras estuve en Medellín, pero nunca me dejé encontrar, siempre ignore todas y cada una de sus llamadas y mensajes, al venirme a Canadá cambié de número y perdieron mi rastro, así que no, no sabía nada de ellos.
— No. — Me removí incómoda en el mismo lugar. — Y tampoco quiero saber. — Me levanté de la cama, respiré hondo y cambié mi cara a una más alegre. — Basta de hablar tontearías, hoy nos vamos a divertir como en los viejos tiempos. — Reí placentera. — Al menos eso espero, Daniel dijo que nos llevaría a un lugar que explicaría el video con el que Lucas lo chantajeo, no sé si eso tenga algún sentido, pero quiero descubrirlo, no se tu. — Rei curiosa y emocionada.
Valentina hizo una mirada apacible y luego sonrió extasiada, se notaba que no podía controlar sus emociones, saltó de la cama y soltó un grito bajo, pero agudo, ambas reímos sin control. Nos duchamos y con música de fondo nos comenzamos a arreglar, quedamos de vernos con Daniel a las ocho, no sabíamos que ponernos, no teníamos idea a que lugar nos llevaría así que nos fuimos por algo sencillo, unos jeans ajustados, una camisas de lentejuelas y unos tacones cerrados, nos maquillamos mientras bailábamos, sin querer tropecé con el codo a Valentina quien se intentaba hacer un delineado, la tinta negra llegó hasta su oreja derecha, gritó mi nombre y el sonido ensordecedor que emitió me dejó en el sitio, pero aún así no pude evitar soltar una carcajada, ella sólo me empujó y comenzó a reír junto conmigo, después de ocasionar desastres en el baño y jugar con el maquillaje en nuestras caras bajamos a la sala.
ESTÁS LEYENDO
Cuando los Caminos se Juntan. © (Segundo libro)
Romance(COMPLETA) Parte final de "Cuando menos te lo esperas". Nunca te rindas, a veces la ultima llave es la que abre la puerta, pero tienes que asegurarte de escoger la puerta correcta, una te puede llevar a la vida, la otra te puede llevar a la muerte...