Capítulo 25 - Vete al infierno.

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La vida suele ser una mierda cuando se lo propone, cuando crees que todo va bien, sucede algo que hace que se descontrole tu mundo, tu alrededor, pierdes el control, el rumbo y no encuentras que hacer para que las cosas acaben bien, intentas arreglar la situación tomando desiciones las cuales crees que son las correctas, o a veces simplemente, te cansas y te dejas llevar, que pase lo que tenga pasar ¿No? Puede que salga bien, puede que no, pero estás tan cansado de intentar resolver todo que sin querer caes en ese ciclo vicioso dañino, tomando malas desiciones una y otra vez, pero, así es la vida ¿Cierto? Llena de altos y bajos, cada quién decide como vivirla, y en mi caso, he tomado todas las malas decisiones hundiéndome en miles de problemas que ahora no sé como remendar.

...

Durante el camino en la moto con Lucas todo se mantuvo en silencio, le pedí que se estacionara en la esquina de la casa, no quería que me vieran llegar con él, el lugar donde vivía era tranquilo, había bastante privacidad, la distancia entre casas era considerada, todavía recuerdo cuando nos mudamos aquí.

Flashback

— ¡No puedo creerlo! — Un grito agudo salió de mi boca.

Me dejarás sordo, tonta. — Regañó Sebas tapándose los oídos.

Eres un exagerado. — Reí dándole un golpe en el hombro.

Observé la casa con detenimiento. — Es perfecta. — Suspiré aliviada y satisfecha.

Será nuestro refugio. — Se inclinó pasándo el brazo por mi hombro, observando la casa.

Ambos sonreímos, recoste mi cabeza en su hombro y nos quedamos unos segundos así.

¡Una carrera adentro, el que llegue de primero le toca el mejor cuarto. — Sebas gritaba corriendo hacía la casa dejándome atrás.

¡Hey, eso no es justo, tomaste ventaja! — Comencé a correr detrás de él.

Fin del flashback

Era la mejor opción que permaneciera alejado de la casa o sino se armaria una pelea y no estoy prepararda para afrontar algo más en estos momentos, la lluvia pareció querer hacerse presente nuevamente, bajé de la moto y di unos pasos hacía la entrada de la casa después de dejar el casco en el asiento.

— Lo siento. — Me detuve y voltee a mirarlo, la lluvia comenzaba a hacerse más presente, mojandome ligeramente.

Él solo me observó sentado en el asiento de su moto con las manos sobre sus piernas, no dijo una sola palabra después, en su mirada podía ver su dolor, lo estaba haciendo sufrir y eso me partía el alma, nunca fue mi intención hacerlo, por más que lo mereciera. Nunca debí subirme a esa torpe moto con él. Me giré para seguir mi camino, entrar a mi casa y actuar como si todo estuviera bien.

— ¿Por qué? — Mi voz fría y cortante me paralizó incluso a mi, me detuve en seco y voltee a mirarlo.

— Nunca fue mi intención lastimarte y lo sabes. — Defendió su postura, la lluvia empeoró dejándome empapada, las gotas corrían por mis labios y al hablar varias lograban entrar en mi boca.

— Nunca lo es. — Tense mi mandíbula poniendo los ojos en blanco. Las gotas en los mechones del cabello posados en su frente caían resbalando, unas se estancaban en sus pobladas cejas negras, otras llegaban a sus pestañas haciéndolo parpadear repetidas veces.

Cuando los Caminos se Juntan. © (Segundo libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora