A veces nos olvidamos de demostrarle a esa persona que la queremos, nos concentramos en el pensamiento "Ya debería saberlo, no tengo porque decírselo o demostrárselo todo el tiempo", y sin darnos cuenta dejamos de mostrarle cariño, nos alejamos y al final terminamos dañando lo que teníamos por ser muy idiotas y no darle a entender a esa persona, así fuera con pequeños detalles o palabras que la queríamos tanto, lo más lamentable es que nos damos cuenta de que hicimos mal cuando esa persona ya no está porque se cansó de dar y nunca recibir sólo porque no fuimos capaces de decirle un te quiero, un te amo o simplemente de darle un abrazo sin necesidad de que hubiera algo de por medio para hacerlo....
— Te amo. — Le dije mientras respirábamos lentamente apoyados de nuestras frentes, mordí un poco mi labio y luego lo miré.
— Te amo. — Me contestó devuelta. — Ahora ¿Cenamos? — Se separó un poco de mi y me extendió su mano haciendo una pequeña reverencia.
Solté una carcajada. — Por supuesto. — Tomé su mano y le devolví la reverencia.
Caminamos hasta la mesa, tomó mi silla, la sacó e hizo señas para que me sentara y luego la empujó con sumo cuidado, me acomodé mientras él daba la vuelta para sentarse y luego ambos nos quedamos mirándonos sin parar de reír.
De un momento a otro llegaron dos hombres vestidos de meseros y nos "atendieron", si, en comillas porque en sus manos traigan ya la comida que imagino que la pidieron por delivery, reconoci a uno de ellos, era Ben, el mejor amigo de Alex, nos entregaron unos platos tapados, la velada fue increíble, nos tomamos dos copas de vino y la comida estaba deliciosa, a mi me trajeron una hamburguesa con papas fritas y Alex una pizza pequeña, todo era maravilloso, estaba soñando y era de esos sueños en los que jamás quisieras despertar para que no acabará nunca.
— Alex. — Dije después de darle un sorbo a mi copa.
— ¿Si, Ángel? — Contestó mirándome fijamente mientras mangoneaba la copa en la mesa.
— Me encantó todo lo que hiciste. — Me recosté de la silla y puse mi brazo izquierdo abajo para apoyar mi brazo derecho sobre este y empecé a menear mi copa.
Soltó una pequeña risa pícara y se inclino sobre la mesa. — Y todavía hay algo más.
— Se levantó de su silla y camino hacía mi, lo miré confundida, de fondo empezó a sonar "eighteen" de One direction, él simplemente estaba parado ahí, sin decir nada hasta que suspiro.
— Alex Harris —
Maldita sea, no saben lo nervioso que estaba, puedo estar muy seguro de que casi me desmayo, pero saqué mucho valor y mandé al carajo los nervios, me levanté de la silla y caminé hacía ella, me paré de frente y la miré, no salían palabras de mi boca, no porque no quisiera, las palabras sehabían atorado en mi garganta, no sabía cómo hacerlo, dejé de pensar tanto y suspiré, metí mi mano una de mis manos en el chaleco que traía puesto y saqué una pequeña caja azul oscuro, la observe fijamente, me arrodillé y le hice la tan esperada pregunta.
— An ¿Te casarías conmigo?
— Angela Johnson —
Me quedé paralizada unos segundos, estaba anonadada, sin saber que decir o que hacer, tapé mi boca con ambas manos cubriendo mi boca abierta por lo sorprendida que estaba.
— Alex, yo... — Aún tenía las manos tapando mi boca. — No puedo hacer esto, lo siento. — Las bajé y sacudí mi cabeza en negación.
Su cara cambio de inmediato, paso de estoy seguro que me dirá que sí a bien, ahora me quiero suicidar.
— An, pero... Pensé que, mierda, lo he cagado todo, ¿Cierto? Dime que he hecho mal, no entiendo, yo... — Su seño estaba fruncido y desconcertado.
— No has hecho nada mal Alex, es sólo que, no puedo estar con una persona que acaba de caer en una pequeña broma. — Comencé a reír desesperadamente al ver su rostro confundido. — Por supuesto que sí runner, sí quiero casarme contigo. — Dije cada palabra con pequeñas carcajadas de fondo.
— Era... — Soltó una pequeña risa y meneo la cabeza intentando recaer en la realidad. — ¿Osea qué era una broma? Una maldita broma en este momento An, definitivamente ahora soy yo el que no quiere casarse contigo. — Dijo sin parar de reír pasando su mano derecha por su barbilla.
Ambos nos miramos fijamente por un par de segundos, pero pareció una eternidad, cuándos nos miramos todo se detuvo, sonreímos al tiempo, se levantó y me extendió su mano, la tomé y me levanté de la silla, quedamos uno frente al otro con tan sólo un centímetro de espacio entre nosotros.
— Si quiero casarme contigo, Alex. — Sonreí y él me imitó, le di mi mano y colocó el anillo en mi dedo, salté de la emoción y lo abracé con fuerza, él me alzó en el abrazo y luego al bajarme nos besamos lento, sus tibios labios estaban sobre los míos moviéndose con lentitud permitiendome saborearlo, su sabor era a vino rojo bien pronunciado, pasé mis manos por su cuello para pegarme más a él, sus manos estaban envolviendo mi cintura, todo se detuvo, nuevamente éramos sólo él y yo.
La noche termino genial, terminamos nuestra comida y volvimos a casa.
Sábado en la mañana
Desperté, le di un beso a mi prometido.
Okey, eso sonaba increíble.
Me duche, mientras me arreglaba le envié un mensaje a Val, quedamos en vernos a las nueve en el lugar de siempre "Bread and Waffles" , una cafetería que quedaba en el centro de la ciudad, un punto medio donde ambas podíamos llegar fácilmente, terminé de alistarme y me fui a encontrar con Valentina para desayunar.
Entré a la cafetería, observé el lugar con cautela para ubicar a Valentina, pero no había llegado aún, me adentre más al lugar, en primera instancia al entrar observaba el mostrador al fondo donde te atendían y a ambos lados del lugar estaban las mesas, me dirige hacía una mesa vacía que vi al fondo a izquierda, me senté en la silla que estaba dando la espalda a la puerta, al mostrador y a las demás personas, sólo con mi vista en el ventanal, colgué mi bolso al costado de la silla donde me encontraba, saqué mi celular del bolcillo trasero de mi pantalón para enviarle un mensaje a mi mejor amiga para ver por dónde venía, pero se me adelantó ella, tenía un mensaje diciendo que estaría un poco retrasada, pero que la esperara y que era también una pequeña venganza por plantarla, eso me hizo reír, me mandó a que fuera pidiendo unos frappuccinos para ambas, bloquee mi celular y miré el lugar hacía lado derecho en busca de un camarero cuando sentí una respiración en mi odio izquierdo que me hizo estrepitarme al instante.
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Cuando los Caminos se Juntan. © (Segundo libro)
Romance(COMPLETA) Parte final de "Cuando menos te lo esperas". Nunca te rindas, a veces la ultima llave es la que abre la puerta, pero tienes que asegurarte de escoger la puerta correcta, una te puede llevar a la vida, la otra te puede llevar a la muerte...