— Angela Johnson —A duras penas abrí mis ojos lentamente, una luz blanca me cegó al instante haciéndome entrecerrar la vista, poco a poco fui adaptándome a la claridad y logré enfocar mejor, lo primero que visualice fue el techo paliducho del lugar, bajé la mirada, observé mareada el lugar, me encontraba en una habitación blanquecina que mandaba vibras melancólicas, aprecié algunos detalles en azul en las paredes, una linea que separa la pared a la mitad haciendo del lugar menos mísero, mi cabeza dolía un poco, mis ojos pesaban, sentía mi rostro extraño, mis brazos dolían, mis piernas, y ni hablar de mi espalda y abdomen, reconocí una intravenosa en mi antebrazo y una bolsa de suero colgada a un sostenedor a mi lado, en mi dedo índice cargaba un aparato que media mis pulsaciones, enseguida encauze la mirada al sofá junto a la ventana, mi hermano reposaba en este pacíficamente, mi cabeza daba vueltas, sentía como si la sacudieran con decenfreno, pasado unos segundos la puerta se abrió revelando la entrada de mi mejor amiga.
— ¡An, despertaste! — Se acercó a mi colocando dos cafés que llevaba en sus manos en la mesita a mi lado.
Mi hermano se despertó de un sobresalto y al verme despierta en la camilla observándolo se levantó sin pensarlo y se acercó para abrazarme y besarme la frente repetidas veces.
— Basta, me sofocas. — Me alejé como pude riendo y arrugando mis cejas.
— ¡Me recuerdas! — Me tomó con ambas manos el rostro.
Lo miré confundida. — Por supuesto que te recuerdo, eres mi molesto hermano, da. — Sus ojos destellaban un brillo esclarecedor.
— ¿Qué hay de mí? — Valentina se acomodó junto a Sebas con un rostro desvordando angustia.
— Claro, eres mi mejor amiga ¿Por qué están tan raros ustedes dos? — Frunci el seño confundida arqueando una sonrisa juguetona.
Valentina se inclinó para abrazarme. — Auch, duele. — Me quejé por el pequeño, pero molesto dolor en mi abdomen.
— Lo siento, me dejé llevar. — Sonrió secando una lágrima de su rostro.
Me acomode un poco mejor en la camilla.
— Daniel ya viene, fue por algo de comer. — Valentina lucia tan sonriente mientras tomaba una de mis manos y la apretaba con calidez.
— ¿Daniel? ¿Por que estaría aquí? ¿Cuándo llegó? No he hablado con él desde lo que pasó.
Ambos cambiaron el semblante de inmediato a uno intranquilo.
— Sebastián Johnson —
Todo parecía ir bien, despues de dos dias mi hermana había despertado y nos recordaba sin problemas, los días que estuvo sin despertar el doctor nos dijo que estaba mejorando bastante bien, su proceso de recuperación estaba saliendo a la perfección, lo único que nos preocupada era su mente, sólo sabríamos si nos recordaba cuando despertara.
— Llamaré a Alex, estará muy contento con la noticia. — Saqué el celular de mi bolsillo delantero de mi pantalón y comencé a buscar su número.
— ¿Alex? — Mi hermana me miró confundida con una sonrisa en su rostro.
Valentina y yo nos miramos con desasociego, en ese momento entró Daniel a la habitación.
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Cuando los Caminos se Juntan. © (Segundo libro)
Romance(COMPLETA) Parte final de "Cuando menos te lo esperas". Nunca te rindas, a veces la ultima llave es la que abre la puerta, pero tienes que asegurarte de escoger la puerta correcta, una te puede llevar a la vida, la otra te puede llevar a la muerte...