Cinco años despues.
— Angela Johnson —
Las cosas habían transcurrido bien en los años que llevabamos aquí, las personas eran amables en su mayoría, el clima frío era algo que me encantaba, la ciudad es hermosa en todos sus alrededores, mi hermano y yo después de meses de trabajo duro, otra cosa que agradezco, las ofertas de trabajo aquí son increíbles, no tardamos nada en conseguir uno, también se nos facilitaron las cosas por estar completamente legales, después de tanto esfuerzo logramos comprar nuestra primera casa en una calle super tranquila y elegante, Sebastián trabajaba en una empresa fotográfica, mi cuñada, Antonella, a quién mi hermano conoció al año de haber llegado, tenía más de cinco años viviendo en Canadá, pero también era extranjera, venía de España, ellos dicen que fue amor a primera vista, ella trabaja en una empresa multimillonaria de perfumes marca NOVA y Alex, mi novio, es el jefe de una gran empresa basada en el futuro de la tecnología, a él lo conocí a los dos años de estadía aquí y han sido los tres años de relación más estable y segura que he tenido, después de lo que pasó con Lucas no me atrevía a confiar en alguién, pero Alex llegó a mi vida para cambiar eso, él si era recidente canadience, pero hablaba también frances y español, en casa siempre nos comunicabamos en español, era más fácil para todos, a pesar de que hablaramos también el Inglés, aunque deberíamos practicarlo un poco más, pero conocí a grandes personas que ahora trabajan para mí que hablan español y se han acoplado a mi perfectamente, ya se que diran algo como "An, pero de igual manera deberías hablar Inglés, estas en un país que lo amerita", lo sé, es sólo que no me considero tan buena, y admito que me da cierta verguenza hablarlo, de igual manera algun día superare esa fobia, en fin, en todos estos años no había pensado en el imbécil que me rompió el corazón de una manera cruel, mi vida había mejorado muchísimo, hasta el día que por accidente me lo encontré en la cafetería, por más que actué de la mejor forma posible haciéndole ver que me iba de maravilla algo dentro de mi se sacudió generando sentimientos raros y mezclados, ¿Odio? ¿rabia? ¿dolor? ¿amor? guardé mi compostura y salí del lugar junto a Valentina, pero estaba más inquieta que un niño cuando le dicen que lo van a llevar a un parque de dirvesiones, no tenía idea que ese encuentro me cambiaría la vida repentinamente, haciendo que me autodestruyera lentamente.
— Sebastián Johnson —
Cinco de la mañana.
Desperté súper temprano como todos los días, saludé a la mujer con la que siempre despierto todas las mañanas, me levanté de la cómoda cama y me dirige al baño, hice todo lo que uno hace al levantarse, preparé desayuno para todos, Antonella y yo desayunamos, nos terminamos de arreglar y dejando la comida de mi hermana y mi cuñado en el microondas salí de inmediato a comprar unas cosas que necesitaría mi querido cuñadito en la noche. Camino a hacer las compras dejé a Anto en su trabajo, después de hablar con mi jefe pude entablar un acuerdo de llegada, ahora mi entrada era las siete y me daba tiempo de llevarla a su trabajo, luego me concentré en lo demás.
— Alex Harris —
Me desperté y al abrir los ojos me encontré con su rostro somnoliento justo a mí lado, comencé a observarla lentamente, su cabello extendido sobre la almohada, su cara tan angelical, sus pestañas tan largas, sus cejas gruesas y bien definidas, sus labios tan carnosos y provocativos, la sabana que la arropaba hasta la cintura, luego sus brazos por debajo de la almohada y ella apoyando todo su peso sobre ellos, su piel tan lisa y delicada, todo de ella era perfecto. Definitivamente esto hacía que me sintiera más seguro de lo que tenía pensado hacer hoy.
— Ángela Johnson —
Abrí mis ojos y allí estaba él, justo a mi lado, observándome como si yo fuese a desaparecer.
— Buenos días. — Fue lo primero que dije esbozando una sonrisa y enseguida un bostezo.
— Buenos días. — Contestó, para después acercarse y sellar el espacio entre nosotros con un beso cálido. — Que noche. — Alex suspiro sonriente.
Y en ese momento recordé mi desenfreno por la madrugada causado por el estúpido insomnio y las fantasías idiotas sobre Lucas, desde que lo vi en Bread an waffles no dejaba de pensar en él, de fantasear con él, algo definitivamente estaba mal en mi, debía estar enferma o con algún problema mental.
Sonreí pícara, luego se levantó de la cama, entró al baño y yo volteé hacía la mesita de noche que tenía a mí lado y tomé mi celular, el reloj marcaba las seis de la mañana.
Era hora de levantarme para ir a trabajar, por suerte era mi propia jefa. Alex salió del baño, con la toalla envuelta alrededor de su cintura, esos pectorales que... Y ese abdomen que... Okey ya, Ángela concéntrate tienes que irte a trabajar. Me levanté de la cama y entré al baño.
Me quité la ropa, recogí mi cabello en un moño y entré a la ducha, amaba las duchas en la mañana, me hacían sentir liberada, el agua fría recorría cada parte de mi cuerpo haciendo que tuviera piel de gallina y la adrenalina actuara haciendo que el sueño desapareciera, cerré la llave del agua después de haberme quitado el jabón, no lavé mi cabello pues ayer lo había hecho, salí de la ducha y tomé la toalla, seque cada parte de mi cuerpo, me detuve frente al espejo y toqué mi rostro delicadamente, el despertarme temprano hacía que tuviera más ojeras de lo normal, pero no era algo de otro mundo, todos tenemos. Coloqué la toalla encima del retrete, tomé la crema para la piel y la apliqué en todo mí cuerpo, seguido el desodorante y mi crema para la cara, tomé nuevamente la toalla, la envolví alrededor de mi cuerpo y salí del baño.
Alex ya no estaba en la habitación, de seguro estaba en la cocina calentando el desayuno. Me vestí lo más rápido que pude, tomé una falda de cuero negra ajustada, me coloqué una camisa blanca de vestir con mangas largas y unos tacones de aguja negros, fui al baño de nuevo y me maquille, me esparcí un poco de perfume, tomé mi cartera y salí de la habitación.
Entré a la cocina, dejé mi cartera en el mesón y caminé hacía Alex.
— ¿Qué preparó, Sebas?. — Pregunté mientras me acercaba a Alex por detrás y lo rodeaba con un abrazo.
— Huevos revueltos con pan tostado y mermelada ¿Te agrada?, se destacó hoy. — Dijo Alex riendo mientras se volteaba, quedaba frente a mí y me rodeaba con sus brazos por mi cintura apretandome a su cuerpo.
Le sonreí de vuelta y él se acercó y me dio uno de esos besos que tanto sabía que me gustaban, esos besos que me hacían sentir segura y lograban que me enamorara más perdidamente de él como nunca antes.
Sonó el microondas y eso hizo que nos sobresaltáramos y ambos nos riéramos, me alejé de él para tomar dos vasos y ponerlos en la mesa, saqué el jugo de naranja que estaba en la nevera y serví un poco en ambos vasos, Alex tomó los dos platos y los llevó a la mesa, tomé los cubiertos y ambos nos sentamos a disfrutar de nuestro delicioso desayuno. Al terminar de desayunar ambos colocamos lo que ensuciamos en el lavavajillas, guardé el jugo, recogimos nuestras cosas y salimos de la casa. Cerramos las puertas asegurándola y nos subimos al auto.
Durante el camino al trabajo mensajeaba con Valentina, quedamos de vernos hoy en la cafetería "Bread and waffles", siempre que estábamos libres nos encontrábamos en ese lugar para tomar un café y contarnos los cuentos de los días que no pudimos vernos, podíamos simplemente llamarnos o escribirnos, pero nada como sentarnos a tomar un frappuccino y vernos las caras.
Alex me dejó en la empresa, me despedí de él con un beso cálido y bajé del auto. Subí a mi oficina de inmediato, necesitaba ponerme a trabajar.
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Cuando los Caminos se Juntan. © (Segundo libro)
Romance(COMPLETA) Parte final de "Cuando menos te lo esperas". Nunca te rindas, a veces la ultima llave es la que abre la puerta, pero tienes que asegurarte de escoger la puerta correcta, una te puede llevar a la vida, la otra te puede llevar a la muerte...