CAPÍTULO VEINTITRÉS

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CAPÍTULO VEINTITRÉS.

BASTIAN.

Firmo papeles a diestra y siniestra. No sé que carajo hace Serena en la sede italiana, pero trabajar no es. Hay facturas, contratos, cheques y todo tipo de documentos atrasados o sin cancelar y firmar.

La nómina de los empleados no ha sido renovada y a los del área vinícola no se les ha dado su sueldo desde hace dos meses. No entiendo cómo carajos pudo descuidar tanto la empresa.

—Vacchi ya está aquí, señor Cariecelli —informa la secretaria.

—Haz que pase —suelto el bolígrafo tocándome las sienes, estresado.

—Con su permiso —el anciano entra.

—Pasa y cierra la puerta —hace lo que digo tomando asiento.

—Usted dirá.

—Tengo entendido que la señora Serena no ha cancelado sus sueldos —inquiero.

—Así es, desde hace dos meses no recibimos nuestro pago, algunos hombres están pensando en renunciar —aprieto la mandíbula.

—Usted es el jefe de los agricultores, no lo permita —ordeno —. Dígasle que a más tardar ésta noche se les hará una transferencia de sus sueldos, más un bono por la misma cantidad —abre los ojos sorprendido.

—Eso es mucho, señor. Entiendo que haya —no lo dejo terminar.

—Tranquilo, aquí todos ganamos; ustedes obtienen su paga más un bono por los inconvenientes, y yo me evito tener que llenar cartas de retiros —sonríe.

Todos ganamos, menos Serena, porque el bono de todos los trabajadores se lo voy a descontar de su sueldo.

Ojalá y eso fuera suficiente para dejarla en la miseria.

—Se lo informaré a mis hombres ya mismo —se levanta y yo imito su acto —. Que bueno es tenerlo por aquí, señor.

estrechamos manos —Gracias. Ya se puede retirar.

—Si me permite decirlo, sería agradable que se instale en esta sede —comenta —, bastante falta que hace.

suspiro —Eso lo estoy pensando...

—Espero y tome la decisión correcta —se despide.

El descuido de Serena por los negocios alargó mi viaje de una semana a un mes. He tenido que volver a habilitar la casa familiar en Roma para poder quedarme allí mientras solucione los problemas de la empresa.

Si no hubiese venido, posiblemente la economía de ésta sede caería en picada. Mantener los viñedos italianos funcionando es de más prioridad que el resto, estos son los que dan mejores ganancias.

El bufete de abogados, irónicamente, tiene una demanda encima de la que nadie me había comentado. No sé que mierda fue lo que dijo o hizo uno de los abogados en pleno juicio, el asunto es que está en prisión en estos momentos.

Las caridades a las que nuestra fundación dona dinero no han recibido un sólo euro en más de cinco meses. No dejo de pensar si en ese tiempo pudieron haber muerto niños con enfermedades o de hambruna gracias a que Serena no hace su maldito trabajo. 

Salgo de la oficina y me topo con cinco empleados que me hablan de cosas diferentes a la misma vez. Corro a cuatro y me quedo con uno sólo, el cual parece decir lo más importante.

—El juez Canyman ordena que vaya al tribunal a dar la cara por el abogado que tienen encarcelado —habla —, dice que de no ir, interpondrán una demanda en su contra.

HABACH: El precio de la fama. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora