Algunas canciones narradas en este capítulo, tienen traducción debajo de la letra en su idioma original.
CAPÍTULO CINCUENTA Y OCHO
¿Mi tierra? Mi tierra eres tú. ¿Mi gente? Mi gente eres tú. El destierro y la muerte para mi están adonde no estés tú. ¿Y mi vida? Dime, mi vida, ¿qué es, si no eres tú?
~Luis Cernuda.Enero, 20
Playa Platis Gialos, Mykonos-Grecia
KAILANI.
Me adentro al vestido blanco; mamá ayuda a subir el cierre que lleva en la parte trasera. En el torso tiene transparencias que son disimuladas con detalles delicados del mismo material, las mangas me llegan hasta las muñecas, con esos mismos detalles que debido a la transparencia hace ver como si estuviesen adheridos a mi piel. Los hombros me quedan descubiertos dejando ver también el cuello libre de accesorios ya que llevo aretes largos que se llevan toda la atención igual que el cabello en un moño bajo con tocado y unas hebras rubias esparcidas por la cara de forma delicada.
La falda de tul es corte princesa haciéndome sentir como una en verdad, tiene el mismo estilo que la parte de arriba a excepción de las transparencias, logrando que se vea delicado y para nada sobrecargado. Es igual de perfecto que cómo lo imaginé, y tal cosa me hace humedecer los ojos.
—¡No llores, Kailani Juliette! —me regaña Jane con el ceño fruncido, a la vez que seca la lágrima que logró salir con suma delicadeza para no dañar el impecable maquillaje. La contraté para que viniera desde Los Angeles porque su trabajo es magnífico.
Calzo los tacones que me suman un poco más de altura y no se logran ver por la voluptuosidad del vestido. Como accesorios sólo me dejo el anillo de promesa, compromiso y los aretes, a parte del tocado que me colocó mamá. El brazalete de Mateo lo uso en el tobillo porque la estilista me advirtió que no hacía juego con la vestimenta, pero aún así lo quiero llevar conmigo.
Mi madre también me coloca el velo que mide lo mismo que la cola del vestido. Es sencillo, solo al final tiene un bordado casi imperceptible al igual que algunos detalles a juego con los del vestido.
Me observo en el espejo que abarca la mitad de la pared, y solo hay una palabra para definirme; perfecta.
Nunca antes me había visto tan bien, y es que no sólo se trata de lo que llevo puesto, es el brillo que tienen mis ojos y toda mi cara. Es la felicidad que se me desborda hasta por los poros. Es la mirada enamorada que tengo aún más remarcada que nunca.
Pilar se me acerca enfundada en su vestido de madrina y me entrega el ramo de rosas.
—Algo azul —lee su lista. Asiento, señalándole el bordado que tiene el velo —. Algo viejo —subo mi vestido mostrándole el brazalete de nuestro mejor amigo, me da una sonrisa nostálgica —. Algo nuevo —me señalo completamente y ríe bajando la hoja —. Estás lista para ser una señora, belleza tropical.
La forma emotiva en qué me lo dice me hace acercarla a mi y darle un fuerte abrazo que se alarga por dos minutos en los que solo disfrutamos de la cercanía de la otra.
—Gracias por todo —murmuro, tomando sus manos, pero suelto una cuando veo como se acerca Amanda, así que tomo la suya y posteriormente aparece Kovana —. Gracias a todas —corrijo —. Por ustedes tendré la boda de mis sueños.
Kovana se abanica la cara cuando se le inundan los ojos.
—Me alegra tanto que formes parte de nuestra familia —la griega me abraza, haciéndome sentir querida.
—¡Sin lágrimas! —ordena Jane —. ¡Dios! Deben dejar de ser tan chillonas. No pienso volver a maquillarte, Kailani.
—Para algo se te paga, idiota —defiende Pilar.
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HABACH: El precio de la fama. ✓
AlteleHollywood no se reduce únicamente a la fama y el poder; también está impregnado de envidia y avaricia. La vida en este entorno no garantiza felicidad ni seguridad; en cambio, puede llevar a la infelicidad y a un constante estado de vulnerabilidad. K...