CAPÍTULO DIECISIETE

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CAPÍTULO DIECISIETE.

KAILANI.

Los párpados me pesan y tengo que poner todo de mi parte para poder entre abrir los ojos. Lo primero que capto es una luz muy blanca que me deja algo escandilada.

-¿Jule? -escucho que me llaman pero no logro identificar la voz.

La cabeza me da vueltas, siento la boca demasiado seca y no siento ningún tipo de sabor en la misma. El estómago me duele y también la barriga, como si tuviera ganas de ir al baño.

-Despierta, amor -vuelven a decir.

Me ordeno a mí misma hacerle caso a quien sea que me esté hablando, porque yo también quiero despertar. Poco a poco logro aclarar la vista, como si estuviera enfocando con la cámara de un móvil. Medio giro la cabeza y me encuentro con los ojos marrones verdosos de mi mejor amiga. Tiene una sonrisa y aparta el flequillo de su cara para después tomar una de mis manos.

-Que bueno que has despertado -habla -. Me tenías preocupada.

-¿Que pasó? -me duele la garganta al hablar y supongo que es por la resequedad.

De pronto comienzo a toser sin poder controlarme, mi amiga me pide que me calme pero es que yo no tengo el control, simplemente no me puedo detener.

Me ayuda a colocarme de lado y estoy tosiendo tanto que llego a un punto en que me dan arcadas. Cierro la boca rehusándome a seguir con el alboroto porque eso me hace sentir peor de lo que ya estoy.

Logro estabilizarme. Ambas nos quedamos calladas, ella mirándome a la espectativa, y yo procurando no agitarme para volver a ponerme mal.

-Agua -pido cuidadosa a no iniciar otro ataque de tos.

La latina me pasa un vaso de agua, la cual bebo de prisa sintiendo que mi cuerpo se ha restablecido un poco más. Sintiéndome hidratada y con un poco más de fuerzas.

-¿Qué pasó?

Es obvio que estoy en un hospital, y lo único que recuerdo es haberme sentido fatal mientras tenía una especie de discusión con Bastian en mi recámara, de allí no me viene nada más a la mente.

Mi amiga va por una silla para sentarse al lado de la cama, y es cuando me doy cuenta de la presencia de Amanda, quién me da un asentimiento a manera de saludo.

-Necesito que seas de mente abierta para lo que te voy a decir -es la forma en que comienza la conversación -. No te alteres y déjame terminar.

-Habla ya -exijo.

-Katarina te dio a beber y comer un químico sumamente tóxico para el cuerpo humano, y claramente tuviste una reacción negativa hacia el veneno.

-¿Qué químico? -pregunto -,¿cómo se pudo haber equivocado así?

Ella y Amanda intercambian miradas, logrando que la pelirroja se acerque a la camilla, cosa que no me da buena espina. Las miro a la espera.

-Señorita, ella no se ha equivocado -asegura la escolta -, lo hizo adrede.

Frunzo el ceño. Es ridículo lo que dicen, a esa mujer la conozco desde que trabaja en mi casa hace un par de días, no tendría motivos para hacer tal cosa.

-Por Dios -exclamo -, han de estar equivocadas.

-Lo admitió, Kai -interviene Pilar -, la han llevado a declarar y lo ha dicho todo.

Me niego a creerlo. Unos minutos antes de la llegada de Bastian y seguido de ello, mi malestar, estábamos hablando sobre comentarle a Pilar la idea de darle trabajo en lo que Phoebe pueda volver a laborar.

HABACH: El precio de la fama. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora