CAPÍTULO CINCUENTA Y SIETE

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CAPÍTULO CINCUENTA Y SIETE

Narrado en tercera persona.

Enero, 20

Mykonos, Grecia.

Grecia recibe a doscientas personas desde el día de ayer, todos con un sólo motivo de visita al país tropical y es la "boda del año" como se les llama en los medios de comunicación. La unión entre la familia Cariecelli y los Habach ha dado de que hablar desde que Bastian lo anunció de una forma muy directa como suele hacerlo siempre y con cualquier tipo de noticia.

Ejemplo de ello, es la forma en que les dijo a los Habach que Kailani estaba esperando su primer hijo. Si, eso no resultó tan bien, pero resultó, y es todo lo que a él le importa.

Mykelti y Kovana se desplazan por la isla conociéndola de principio a fin. Si los Cariecelli tienen poder en Italia, los Jawkosqui lo tienen en Grecia, al igual que los Habach en el Líbano.

Los mellizos Jawkosqui se encargan de ser guías turísticos de sus amigos. Amanda, Cody, Pilar, Shia, Abdel, Chiara, Izabella y Kaley, todos disfrutan de la ciudad griega mientras que Kailani y Bastian llevan a cabo la boda civil, donde sus testigos son la madre de cada uno.

Svetlana, los mellizos de Amanda y Nemer están al cuidado de las niñeras que contrataron los padres en la casa de Kovana. Por otro lado, las familias comienzan a instalarse en el hotel al igual que los amigos y demás invitados de los novios.

Por primera vez los Cariecelli, los Habach, Ferrer, Jawkosqui y Del Nostro estarán juntos en un mismo lugar, tal cosa tiene algo nerviosa a Kailani, pues su familia materna es algo alocada, y las familias de Bastian son demasiado aristocráticos cómo para que las cosas puedan salir bien.

Horas después, Bastian y Kailani culminan la firma del libro que los declara como marido y mujer en el registro civil. A partir de ahora, las damas y los padrinos se encargan de separar a los novios. A Bastian todo esto le parece ridículo, cuando le propuso matrimonio a Kailani no sopesó que las personas que los rodean iban a actuar más ridículos de lo normal.

—Tienes que verte perrísima —le dice Kovana a la futura esposa de su primo, rebuscando en las cientos de maletas que trajo —. Si le pones los cuernos a Bastian esta noche, no diremos nada, es tu despedida de soltera, estás en derecho de hacerlo.

Las chicas están en la mansión que tiene como "humilde hogar" Kovana. La casa está repleta de fotos de su difunto esposo, lo cual a la mayoría de las mujeres le aterran, pero no son capaces de decirle algo a la griega.

—Qué linda manera de empezar un matrimonio —habla Izabella, en un evidente sarcasmo.

—Así empecé el mío —confiesa Kovana.

—Si, y tú esposo terminó muerto —agrega Chiara —. ¿Sabes? Mejor no le des consejos a Kalie.

Todas están vestidas, viéndose sensuales y elegantes, porque lo cierto es que de alguna manera, la elegancia nunca abandona a ninguna de las mujeres en esa recámara.

Kailani está indecisa sobre qué usar, y las opciones de Kovana no son de ayuda. Pilar rebusca en una de las maletas que empacó su mejor amiga y consigue algo.

—¡Está precioso! —chilla, llamando la atención de todas —. ¡Usa este!

—No recordaba que lo había guardado —lo toma cambiándose allí mismo, pues sólo están sus amigas.

Se enfunda en un vestido con hombros descubiertos, con escote en V, de mangas largas con transparencias y brillos. De un blanco platinado que la hace ver como si fuera a la entrega del Oscar, corte de sirena dejando al descubierto su pierna derecha. El escote le realza el busto y su cuello resalta con el collar de oro blanco con una perla rosada en el medio. Su cabello alisado y detrás de las orejas. La elegancia y sensualidad que desprende es digna de Kailani Habach, lo que da a entender que volvió a ser ella, que sus heridas están sanando y que está renaciendo.

HABACH: El precio de la fama. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora