Capítulo 44

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– ¡¿CÓMO QUE CHAE TIENE NOVIA?! – se escandalizó Yuna. – ¡¿CÓMO?! ¡¿DÓNDE?! ¡¿CUÁNDO?!

– No somos novias... Todavía. – comentó la pelinaranja, encogiéndose en su lugar en la mesa de cafetería.

– ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿De dónde la conoces?

– Se llama Lia y es muy agradable. – dijo esperando que aquello fuera suficiente para saciar a la fiera curiosa de Yuna, pero no fue así, ya que ella con la mirada le indicó que prosiguiera. – La conocí por mi hermana en un cumpleaños y nos hicimos cercanas desde la fiesta del equipo.

– ¡¿Y por qué me vengo a enterar ahora?!

– Quizás porque estabas demasiado ocupada llorándole a Kai ¿No? – inquirió Seungmin a modo de burla, pero la pelinegra estaba aquellos fatídicos días del mes y no tenía ánimos para soportar los comentarios de mal gusto del castaño.

– Escúchame bien Kim. – habló con temible serenidad. – La próxima vez que menciones a ese imbécil te agarraré de ese lindo pelo que tienes y te haré limpiar el suelo con la lengua ¿Okay? – lo miró fijamente y Seungmin asintió por el pánico que le produjo ver a Yuna tan enojada.

– No se metan con Yu hoy. Parece que amaneció de malas. – dijo en voz baja pero la chica aún así llegó a oírlo.

– ¿Nunca te dijeron que calladito te ves más bonito?

– Siempre soy bonito.

– Y te verías más bonito con mi puño en tu cara ¿No crees?

La discusión entre Yuna y Seungmin siguió un rato más pero el resto de los participantes de la mesa no le dieron importancia y siguieron escuchando atentamente los relatos de Chaeryeong y de su todavía no novia. Escucharla hablando de su romance con tanto ímpetu picoteó el alma de Félix, quien pese que sabía que el romanticismo no era más que una cosa de libros anhelaba estar como ella.

Félix quería sentir ese sentimiento que coloreba las mejillas de Chaeryeong, que la hacía sonreír de ese modo tan amplio y juguetear con sus manos por el nerviosismo. Queria verse así de radiante como se veía ella. Quería caer por amor.

Indudablemente, sin importar cuantas cavernas abandonara, aquella añoranza no desaparecería jamás de su pecho. Y tampoco lo haría en Hyunjin, quien observaba con tiernos ojos el modo tan dulce en que Félix prestaba atención a los relatos de la pelinaranja. Lo conocía lo suficiente como para saber en que pensaba y ese algo era "Yo también quiero vivir algo así", y él pensaba en que podría darle eso y más daría sí tan solo le diera la oportunidad.

Suspiró tristemente y apretó una carta escrita a mano que cargaba desde hacía unos días en el bolsillo, una carta en la que había dejado plasmados todos y cada uno de los sentimientos que tenía por Félix y que no se atrevía a entregar. El temor no lo dejaba hacerlo. Su mente no paraba de maquinar miles y miles de escenarios lamentables en donde era duramente rechazado por el pecoso y debido a su confesión perdía su amistad, junto con la posibilidad de permanecer a su lado y eso le aterraba. Ya había pasado demasiado tiempo alejado de él como para saber lo doloroso que era y no quería repetir eso de nuevo.

Fue así que dejó aquella carta en su sitio, permitiendo que se arrugara más y más con cada intento fallido de abrir su corazón y revelar su más ínfimo secreto.

El trato con Félix había mejorado enormemente durante el último tiempo a pesar de que su libertinaje con Seungmin había sido revelado, pues el pecoso supo aceptarlo con tanta naturalidad que le sorprendió. Ahora los dos tenían conversaciones sin importancia en los casilleros y cafetería, pero no había más que ello ya que Lix aún no respondía sus mensajes por WhatsApp, más eso no lo desalentaba.

Triángulo || STRAY KIDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora