Triángulo || STRAY KIDS

EXTRA I

La luz que provenía de la pantalla del televisor era la única lumbre en la oscuridad de la habitación que albergaba a dos cuerpos abrazados. Hyunjin y Félix se habían reunido para mirar una película, sin embargo tan solo dos ojos estaban clavados en los sucesos que transcurrían en la pantalla, mientras que los otros permanecían fijos en el rostro de la persona que estaba recostada en su pecho, pues estaba embelesado por su indescriptible belleza. Sus facciones eran tan hermosas incluso cuando estaban siendo vagamente iluminadas por el brillo de tele, razón por la que a Hyunjin le fue imposible apartar la mirada de semejante obra de arte

Pasado un tiempo, cuando el sólo observar no fue suficiente para él, llevó sus manos al rubio cabello de su novio y lo peinó suavemente. Ese toque sacó a Felix del trance en que la película lo había puesto y rápidamente volteó el cuerpo en dirección del pelinegro y lo miró con una linda sonrisa.

– Si me peinas así terminaré quedándome dormido. – advirtió entrecerrando ligeramente los ojos.

– Entonces duérmete. – aprovechando su descuido se abalanzó al frente y le implantó un corto beso en los labios. – Después te contaré lo que sucedió en la película ¿Sí? – aunque él de hecho no había prestado atención en lo absoluto hasta el momento.

Félix negó. – No quiero dormirme. – afirmó y frunció los labios de manera juguetona para recibir otro beso.

Débil a los encantos de su novio Hyunjin volvió a unir sus bocas por menos de un segundo, creyendo que ese besito habría de bastar, aunque luego de una mirada al entrecejo fruncido de su novio y tras oír el resonar de unas palabras que no habían sido dichas pero que eran perfectamente legibles en la expresión de su rostro, supo que en realidad no bastaba. Sin pensarlo dos veces cerró sus brazos alrededor de la cintura del pecoso y de un envión lo atrajo a su pecho.

– Ah. Eres tan hermoso que no sé qué hacer. – pronunció a escasos centímetros de sus labios, haciendo que su respiración chocara contra la estrellada piel del contrario. – Me tienes a tus pies. – terminó por decir en un suspiro y sin dudar unió otra vez sus belfos.

Félix hizo descansar sus manos sobre el pecho del mayor y disfrutó del encuentro de sus bocas cerrando los ojos y dejando que sus sentimientos manejaran el movimiento de sus labios. Era una sensación tan extraña para él, los besos de Hyunjin eran fuertes y decididos, pero al mismo tiempo eran extremadamente delicados y cuidadosos; le transmitían tanto amor que sentía que dentro de pronto habría de explotarle el pecho.

Por otro lado Hyunjin oprimía cada vez un poquito más a Félix hacia él, pues sentía que nunca tenía suficiente de su esencia. Estaba convencido de que era un ser egoísta al no estar conforme y querer más y más de él, por lo que trataba de contenerse y no dejarse llevar por estos pensamientos posesivos, abstenerse a reclamar solo un beso cuando en realidad quería diez.

Le echaba la culpa de su condición a los años en los que sus sentimientos estuvieron escondidos bajo llave, ya que la clandestinidad los hizo crecer más allá de lo imaginable. Siempre que se mantuvieron en lo más profundo de su ser supo mantenerlos bajo control, pero cuando fueron liberados perdió todo tipo de influencia sobre ellos y le era difícil imperdirles que trataran de dominar sus acciones. Y es que amaba tanto a Félix que ya había llegado un punto en el que no sabía cómo gestionar esas emociones, de ser posible mantendría a Félix entre sus brazos hasta el fin de los tiempos y contaría gustosamente una y otra vez las pecas de su rostro.

Lo amaba tanto que eventualmente su organismo entraba en cortocircuito cada vez que caía en la cuenta de que estaba viviendo el sueño que tanto anheló por años.

– ¿Alguna vez te he dicho lo mucho que te amo? – preguntó con el aliento entrecortado, interrumpiendo el encuentro de sus bocas. – Porque no sabes cuánto te amo.