Estaba un poco nervioso y su madre contribuía a aumentar su nivel de nerviosismo en lugar de ayudarlo a disminuirlo como cualquier persona haría. Solamente iría a cenar a casa de Hayun, pero por los preparativos parecía que estaba por encontrarse con el Rey de España.
La adulta le acomodaba una y otra vez el cuello de su camisa, fijándose que no estuviera desaliñado y que todo estuviera en su lugar, lo cuál lo hacía pensar que era demasiada preparación y comenzó a cansarse. Normalmente se habría puesto lo primero que encontrara en su armario, más su madre argumentó que debía dejar una buena impresión y eso lo llevó a aceptar semejante martirio.
Él había ido una vez a la casa de la chica, aunque no había visto a ningún miembro de la familia en ese entonces, solamente a la empleada doméstica y no podía negar que se sentía algo (por no decir mucho) ansioso por conocerlos. Pero ya sintiéndose fastidiado por aquellas exhaustivas atenciones apartó ligeramente a la mujer, convenciéndola de que todo iría bien.
No le había pedido permiso para asistir, aunque su costumbre de carcelario lo llevó a comentarle sus acciones y por eso ahora discutía con ella sobre como acomodar su cabello. Su cabello estaba bien, su ropa estaba bien, lo que no estaba bien era que se retrasaría si seguía perdiendo el tiempo con nimiedades.
Varios minutos después la mujer lo dejó en frente de la casa de la simpática chica y le deseó suerte mientras lo veía partir hacia la entrada.
La madre estaba aterrada, era un enorme paso el que había dado su hijo, pero busco en su interior la fuerza para tranquilizarse. Aunque quisiera mantenerlo resguardado en una cajita de cristal dónde nada ni nadie podría lastimarlo, entendió que ninguna caja, por más grande que fuera, podría contener el deseo de las alas de Jeongin de emprender vuelo y rezó con todo su corazón que nada hiriera a su hijo ahora que transitaría en un serpenteante camino.
Jeongin llamó a la puerta con nerviosismo y aunque fue la linda castaña quien lo recibió casi no pudo contener su pánico. Después de un saludo nervioso siguió la espalda de la chica hasta ingresar a un amplio pero acogedor comedor. En la mesa aguardaban dos adultos y dos niños pequeños que lucían iguales, no era difícil deducir que eran gemelos o bien mellizos; aunque sí mal no recordaba Hayun ya se lo había dicho.
El padre de Hayun se puso de pie y fue a su encuentro. – Tú debes ser Jeongin. – habló estrechándole la mano.
– Así es, mucho gusto en conocerlo.
Él adulto se separó del pelinegro y apuntó a una mujer de cabello cenizo con la palma extendida. – Mi esposa. – se la presentó con cortesía.
– Gracias por venir Jeongin. – lo saludó ella tomando su mano.
– Muchas gracias por invitarme. – sonrió. – Y siento mucho la demora.
– Ay nada de eso. Llegas justo a tiempo. – coreó la adulta, encantada por la preciosura del chico y sus buenos modales. – Eres un jovencito encantador.
A Jeongin lo picó la timidez después de aquel agradable comentario y sus comisuras se elevaron tiernamente.
– Y estos dos son los revoltosos. – dijo el hombre con tinte divertido, señalando a dos chicuelos castaños. – Parece que están pasados de azúcar pero así son.
Los chicos permanecieron inmóviles en sus lugares, escudriñando a Jeongin de arriba a abajo con sus pequeños ojitos, analizándolo en detalle.
– Niños, saluden a Jeongin. – los animó la ceniza.
– Hola. – dijeron los dos al unísono, un poco recelosos.
– ¡Hola! – Jeongin los saludó con emoción. Le gustaban los niños pequeños ya que como no tenía hermanos ni mayores ni menores le agradaba amigarse con ellos para saciar sus carencias de fraternidad más íntimas. – ¿Cómo se llaman?
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Triángulo || STRAY KIDS
Fanfic▷ Félix está enamorado de Changbin, Changbin está enamorado de Hyunjin y Hyunjin está enamorado de Félix ¿Hay alguna forma de salir de este triángulo amoroso? ◁ ▸ Hyunlix ◂ ▸ Changlix ◂ ▸ Changjin/ Hyunbin ◂ Pareja secundaria: ▸ minsung ◂ Mención de...