Capítulo 12

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Las palabras del profesor provocaron una oleada de quejido masivo. La clase de filosofía los dejaba responder las cosas siempre desde una perspectiva amplia y sin complicaciones, hacían debates y aunque la mayoría de las veces salían con un sabor amargo en la boca por los comentarios defensores a su postura, era una tarea sencilla dentro de todo. Sin embargo, el profesor era consciente de que ese no era un método evaluativo y les encargó a los chicos una tarea de investigación en parejas acerca de la "Alegoría de la caverna"

Platón describió un espacio cavernoso en el que se encuentran un grupo de hombres prisioneros desde su nacimiento, con cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos se encuentra un muro con un pasillo y seguidamente, y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.

 Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver

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Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas.

– Pero ¿Qué pasaría si liberamos a uno de esos hombres? ¿Qué sucedería si lo dejamos recorrer todo el difícil camino hasta la salida de la caverna? ¿Qué vería en el exterior? – preguntó el profesor, dando vueltas alrededor del salón.

– Vería las cosas como son, no sólo sus sombras. – respondió Félix, atraído por la enseñanza.

– Exactamente. – aseguró. – Imaginen la situación, a esos hombres les mostraban protecciones de cómo eran, por ejemplo, los árboles o los animales ¿Cómo sería para uno de esos prisioneros ver esas cosas con lujo de detalle? ¿Pueden imaginar la experiencia de ese hombre liberado al ver un árbol? El tronco, las ramas, las hojas y todos sus colores. Sería algo nuevo. – dio media vuelta en su paseo. – Ahora ¿Qué pasaría si decidimos volver a llevar al prisionero a la caverna? ¿Qué es lo primero que haría?

– Contaría todo lo que vio para que los otros hombres sepan la verdad. – respondió Félix nuevamente.

– ¿Verdad? ¿Cuál es la verdad, Félix?

– La que está afuera de la caverna. – afirmó con seguridad.

– Pero ¿Cómo podrían los prisioneros aceptar eso? Todo lo que conocen son esas sombras ¿Cómo pueden confiar en las palabras de ese hombre? – Félix quedó en silencio, no sabía cómo contestar y el profesor sonrió ante ello. – Esta es una realidad a la que nos enfrentamos día a día. Piensen en lo que debió ser para la gente de antaño descubrir que la Tierra no era plana o que el sol no giraba alrededor de ella. Vivimos encerrados en una caverna y sólo unos pocos pueden salir; pero ahí radica la diferencia entre los que deciden creer o los que hacen oídos sordos.

Triángulo || STRAY KIDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora