Especial (¿?)

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Flashback

El muchacho iba perdido en sus pensamientos mientras miraba las figuras que desaparecían de su vista a través de la ventana del autobús. El cielo estaba nublado y todo era gris. Los colores se habían disipado de sus ojos hacía varios días en el pasado, pues la tristeza que lo consumía volvió a su mundo monótono y sin gracia.

Para colmo, había comenzado a llover y eso lo desoló aún más. La lluvia caía y se estampaba contra el cristal, haciendo que su sombra reflejada llorara. Sonrió por ello, porque si bien estaba destruido por dentro estaba decidido a no dejar caer otra lágrima. Se había prometido a sí mismo que ya no lloraría más por él. Más, la imposibilidad de dejar de ver sus fotos le causaba punzadas en el pecho.

Recordaba todo de él. A cada segundo un nuevo recuerdo invadía sus pensamientos, estrujándole el alma. Recordaba sus besos. Recordaba sus <<Te amo>>. Recordaba sus caricias, sus abrazos, sus sonrisas. Recordaba su primera noche juntos y recordaba la última. 

Se recargó sobre el cristal apretando los ojos. No debía llorar. Ya no más. ¿Pero cómo evitarlo?  Si lo amaba con su vida entera. Amaba cada parte de su ser, cada una de sus facciones, su voz, su piel, sus palabras; amaba incluso lo que detestaba de él. Y esos sentimientos no desaparecerían de la noche a la mañana.

Nuevamente abrió los ojos y siguió repasando una a una las fotos que tenían, que aunque no eran muchas significaban todo para él.

Pero él tomó esa decisión. Fue él quien quiso terminar con todo ¿Había estado mal? Por supuesto que no. No existían razones para quedarse en un lugar que desde un principio no le correspondía. El destino lo engañó por demasiado tiempo haciéndole creer que sí, convenciéndolo de que con amor se supera todo, que cuanto más amor des más amor vas a recibir. Y él había dado todo el amor que pudo dar y más que eso. Pero todo había resultado una mentira.

Cada maldito día de su maldita relación fue una mentira, las palabras y cariños fueron engaños. Nada de lo que se le dio fue real y eso dolía. Dolía como no se imaginan. Dolía en medio del pecho. Dolía la garganta. Dolía en la espalda. Y dolía en el corazón ¿Algún día sería capaz de superar ese martirio?

Recordó el día de su ruptura y evocó sus propias palabras:

"Se acabó. No puedo seguir más con esto."

"Estoy harto de fingir que no me doy cuenta"

"Quiero que me ames a mí. No quiero que me uses para dejar de pensar en él."

"No soy tu juguete, Changbin"

Minho volvió a repasar en su cabeza como su ex-novio no trató de disuadirlo de reconsiderar su decisión. Solamente asintió a sus palabras y se disculpó.

¿Acaso no le importaba perderlo? ¿Acaso valía tan poco para él que no puedo pedirle que se quedara a su lado? ¿Acaso era el único realmente enamorado de los dos? Recordar eso lo llenó de rabia.

No había marcha atrás.

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Ya no pudo evitar las lágrimas y una débil gota de agua rodó por su mejilla.

Volvió su vista al trayecto y observó que enseguida debía bajarse y para su fortuna la lluvia se había detenido. Limpió su rostro y guardó su celular en el bolsillo.  Autoconvenciéndose de que estaba bien se puso de pie, listo para aguardar su parada.

En la puerta, frente a él, estaba un chico de cabello oscuro, gorra y auriculares. Se sostenía del travesaño con una mano y con la otra llevaba el celular, en dónde se reproducían algunos vídeos; sumamente inmerso en la pantalla. Pese a venir distraído se bajó en la misma parada que él, aunque no quitó ni por un segundo los ojos del aparato.

Para su sorpresa el joven caminaba en su misma dirección y le llevaba unos cuantos pasos de delantera. Y Minho, por extraña razón, no pudo apartar la vista de él. Era una inexplicable sensación la que invadió su cuerpo, pues pese a verlo tan sólo unos segundos comenzó a preguntarse por el futuro de ese chico del cual ni siquiera sabía existía, pero que creyó haberlo visto alguna en los pasillos de su escuela.

El muchacho continuó avanzando por el asfalto sin recaudo alguno, riéndose  de lo ocurría en la pantalla, cuando sin darse cuenta, el semáforo que lo habilitaba para cruzar la avenida se tornó rojo. Y como él estaba perdido en su móvil no fue consciente del  pelinegro y comenzó a avanzar sobre la acera.

A una velocidad que jamás creyó tener, Minho cogió la mochila del chico y lo atrajo hacia sí, evitando que continuara caminado y provocando que ambos cayeran al suelo debido a la inercia. Al mismo tiempo, las bocinas de los autos sonaron de fondo.

– ¡Pudiste haber muerto! – le gritó enojado. – ¡Mira al frente cuando caminas! – el muchacho tenía la vista puesta en el piso y su gorra le impedía a Minho poder ver su rostro. – ¿Me estás escuchando?

Sin mucho apuro, el chico se quitó los auriculares y alzó la cabeza, clavando los ojos en la cara de su salvador. Encontró su inmaculado rostro y no pudo contener su sonrojo. Era hermoso.

– ¿Y bien? ¿No vas a decir nada? – inquirió.

– Lo siento. – contestó escogiendo los hombros y apartando la vista por un segundo, dándose cuenta de lo que había ocurrido cuando alrededor suyo comenzaron a amontonarse algunas personas y empezaron a cuchichear.

Minho se levantó del suelo y limpió el polvo de su ropa, poco después le extendió una mano de ayuda al chico que había acabado de salvar de morir atropellado y este la aceptó gustoso.

– ¿Estás bien? ¿No te lastimaste? – preguntó una vez que lo tuvo en frente y el de cabello oscuro negó con la cabeza. – Eso es bueno. – sonrió. –
De ahora en adelante ten más cuidado ¿sí?

– Lo tendré. – aseguró y esas palabras le bastaron a Minho para asegurarse de que no ocurrirían otros contratiempos.

– Bueno, que te vaya bien. – palmeó la espalda del muchacho y volvió a su rumbo original.

– Espera. – irrumpió el de gorra. – Gracias por salvarme. – tras esas palabras realizó una reverencia de cuarenta y cinco grados, para luego regresar a su posición original y regalarle a Lee una brillante sonrisa.

Y después ver esa hermosa sonrisa todos los colores que abandonaron la vida de Minho habían vuelto de nuevo a su lugar.

Y después ver esa hermosa sonrisa todos los colores que abandonaron la vida de Minho habían vuelto de nuevo a su lugar

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Triángulo || STRAY KIDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora