Capítulo 15

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Hyunjin esperaba impacientemente dentro de su auto a que Félix saliera de su casa, mientras le echaba a cada rato una ojeada a la pantalla de su celular verificando la hora. El horario de visita del hospital no era muy largo y si no salían pronto perderían tiempo valioso en compañía de su amigo ¿Entonces por qué Félix demoraba tanto?

Minutos más tarde el rubio salió apresurado de su casa, colocándose torpemente una chaqueta en el camino. Tenía los ojos ligeramente hinchados y entrecerrados, seguramente no habría dormido bien en la noche. El chico abrió la puerta del acompañante y se deslizó adentro, muy somnoliento.

– Al fin. – ironizó el conductor, encendiendo el motor.

– Lo siento. Estaba tan contento de que Jeongin despertó que casi no he dormido nada. – comentó bostezando y refregándose el ojo con la manito

– Puedes dormir hasta que lleguemos al hospital. – propuso acariciando su cabello. – Te despertaré.

– Buena idea. – segundos después a sus palabras se acomodó y acurrucó contra el respaldo de su mullido asiento e inició la tarea de conciliar el sueño.

El pelinegro puso el auto en marcha y emprendió viaje. Se detuvo en un semáforo y aprovechó para darle un vistazo a su amadisímo pecoso, sonriendo en silencio después de ver esa sublime imagen. Sólo Félix tenía la capacidad de dormirse tan rápidamente en los autos y verse tan esplendoroso. Y tras verlo así, tan desgastado, prefirió que lo mejor era que el pecoso durmiera, aunque fuera un par de minutos más, así que bajó la velocidad.

Llegaron diez minutos más tarde de lo que habría previsto y corrieron por los pasillos para llegar a la habitación señalada con sus corazones acelerados. Se asomaron por la puerta y Hyunjin sostuvo la mano de Félix, totalmente atemorizado.

Espiaron dentro de la habitación y sonrieron enormemente al visualizar desde la entrada a su amigo, semisentado en la cama, aún con el respirador, conversando abiertamente con Jisung. Y viéndolo lleno de vida sintieron como el alma les regresó al cuerpo.

En un extremo de la habitación estaba madre la de Félix, quién había ido a reemplazar a su hermana la noche anterior para cuidar a su sobrino, en tanto la otra mujer podría ir a su casa a bañarse y dormir apropiadamente después de estar tanto tiempo dentro del hospital. De no ser porque solo las personas mayores de edad podían quedarse, cualquiera de los amigos habría aceptado gustado la tarea de asistir a Jeongin.

Viéndolos en la puerta, la adulta se acercó hasta el par dubitante. Depositó un dulce beso en la frente de su hijo y agarró uno de los cachetes de Hyunjin en sentido juguetón.

– ¿No van a saludar a Jeongin? – inquirió y los chicos se crisparon.

El rubio aguantaba las lágrimas tanto como podía, quería abalanzarse hacia el frente y abrazar a su amigo hasta que sus huesos se quebraran. Al mismo tiempo quería golpearlo por todo el dolor que les infringió. Eran sentimientos encontrados que no sabían que rumbo tomar. Y a Hyunjin le ocurría lo mismo, quién oprimía con cada segundo un poco más la mano de Lix.

Animados por unas palmaditas en la espalda, avanzaron en dirección a la camilla, separando sus manos, recibiendo una linda sonrisa oculta detrás de la máscara por parte del pequeño pelinegro. Lo saludaron de la forma más casual que les fue posible, como si no fuera más que una visita a su amigo al que acababan de extirparle el apéndice.

– Me alegra que estén aquí. – expuso el paciente.

– ¿Cómo has estado, campeón? – preguntó Jinnie colocándose a la altura de sus pies. – ¿Cómo te tratan aquí?

– Muy bien, pero la comida es horrible.

– ¿Por qué? – arremetió Félix colocándose a la par de Jisung. – Todo lo que te dan debe ser muy bueno y saludable.

Triángulo || STRAY KIDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora