Capítulo 18

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La condición del muchacho había mejorado, respondió satisfactoriamente al tratamiento, razón por la cual redujeron su dosis de fármacos y le quitaron el respirador. Seguiría en observación por unos pocos días más, pues temían que sufriera algún tipo de contingencia postraumática debido a los minutos que su organismo pasó sin oxígeno y los médicos no estaban dispuestos a correr el riesgo.

Pero como el chico evolucionaba rápidamente pasaron a los ejercicios físicos para determinar si su cuerpo podía volver o no a una vida normal y no podía ser mejor, él llegaba de extremo a extremo con suma fluidez; es más, podría ir corriendo a su casa si tan solo lo dejaran irse.

– Mira corazón quien ha venido a verte, es la chica de siempre. – aludió una enfermera a Jeongin, avisándole de la presencia de la joven que aguardaba detrás de un cristal. – ¿Cómo se llama?

– Hayun. – contestó con una sonrisa en los labios.

Dado que Jeongin estaba internado y eso le aburría, solucionó el problema socializando con el personal médico. Como era un chico amable y bien educado se ganó en poco tiempo el cariño de los empleados, quienes siempre iban a hacerle compañía en los horarios que no eran de visita, lo alentaban en sus ejercicios y en algunas ocasiones conseguían darle una porción extra de postre, que variaba entre una pequeña fruta o un poco de gelatina. Debido a la simpatía de la chica de cabello corto y lentillas azules que sin falta iba a verlo todos los días, ellos también le tomaron cariño.

– Debes sentirte afortunado de que una chica tan linda y dedicada venga a verte. – rió la mujer.

– No la dejes ir, hijo. – añadió otro enfermero al lado, codeándolo.

El pequeño zorro sintió sus mejillas arder ante los comentarios y permaneció en silencio. Enseguida fue guiado hasta su pulcra habitación, dónde pudo hablar con su amiga en privado.

– Caminaste muy rápido hoy. Seguramente podrás correr dentro de muy poco.

– Créeme que estoy seguro de que ya puedo correr, no entiendo porqué los doctores están siendo tan quisquillosos y no me dejan ir.– bufó.

– Son profesionales, saben lo que hacen. – argumentó la chica en defensa a los médicos.

Jeongin lo entendía de igual modo. El cuerpo médico le explicaba que era para verificar su condición, por el hecho de que él carecía de un pedazo de pulmón y querían mantenerlo monitoreado ante cualquier eventualidad; pero en todos esos años él jamás presentó ningún tipo de patología, ni siquiera usaba un inhalador ya que podía respirar sin problemas. Sabía que todo aquello eran puras mentiras y que ese excesivo control era porque él era un suicida y estaban aterrorizados de que una vez que estuviera fuera volviera a intentar terminar con su vida, aún cuando él les jurara que no lo haría. Era una medida de seguridad que debían cumplir.

– ¿Pero ya sabes más o menos cuando te darán el alta?

El chico se llevó una mano a la babilla en acto de meditación. – Creo que el jueves o el viernes. Pero es más que seguro que sea el viernes.

– ¡Eso es fantástico! – canturrió haciendo una porra. – ¿Y volverás a la escuela? – preguntó, incomodando al pequeño.

Desde el fondo de su corazón no quería regresar. Aún no. No estaba preparado para enfrentar la mirada acusadora de la gente, ya que era el zombie o los que eran un tanto más amables se referían a él como el chico que intentó suicidarse, eso entre otras tantas denominaciones en Twitter y no sabía si su mente soportaría esa carga adicional al peso que ya llevaba a cuestas.

Y no podía decírselo, no quería quedar mal frente a ella, no quería lucir más cobarde de lo que ya era. Un cobarde que ni siquiera tuvo el coraje de disculparse adecuadamente con Hayun y un cobarde que fingía no darse cuenta de como su egoísmo la había herido. Y seguiría siendo un cobarde.

Triángulo || STRAY KIDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora