Triángulo || STRAY KIDS

EXTRA III

Mientras sus manos unidas se balanceaban las mejillas de Felix ardían, no podía creer lo que acababa de hacer con Hyunjin hace unos momentos y se sentía sumamente avergonzado de su propia osadía. Menos mal que era un romántico empedernido y no un muchacho hormonal que se dejaba llevar por sus instintos.

Continuó andando, pretendiendo mirar a su alrededor, sin siquiera notar la mirada graciosa que Hyunjin le dedicaba al andar.

– Estás muy tenso. – incurrió y con picardía lo pinchó entre los omóplatos con el dedo. – ¡Relájate!

Felix se estremeció por el contacto y toda una corriente eléctrica le recorrió la espada, a lo que a modo de protesta por su accionar le dio un golpe en hombro con el puño. Pretendía darle otro, más él contrario le sujetó los nudillos en el aire y con firmeza lo obligó a mirarlo.

– Así me gusta más. – sonrió coqueto. – Me gusta cuando me miras.

– Tonto. – las mejillas del pecoso se incendiaron y muy despacio suavizó la posición de sus manos para que el mayor pudiera unir sus dígitos con los suyos. – Yo siempre te miro... – pronunció en un susurro avergonzado.

El popular con dulzura dejó en casto beso en sus nudillos y acto seguido lo animó a continuar con su recorrido por aquellas refrescantes calles.

Felix cada tanto detenía su andar para tomar algunas fotografías y subirlas a su Instagram, en tanto el otro, de forma casi inútil, intentaba arrastrarlo hasta su destino.

Tras varios e interminables minutos de espera y, luego de que Félix comprara unos souvenirs de recuerdo para sus amigos, así su novio le hubiera asegurado que tenían el resto del día para realizar ese tipo de compras, llegaron finalmente a un pintoresco lugar. Un restaurante ubicado en la costa, cuyas paredes vidriadas permitían tener un vista clara y precisa del mar, ciertas estructuras rocosas dispuestas en la orilla, playas de arena grisácea, como también de la vasta extensión del cielo a su merced.

Ingresaron luego de informar que tenían una reserva a su nombre y seguidamente una señora mayor los guió con amabilidad hasta una mesa de madera pulida que lindaba con uno de los ventanales principales. Se sentaron uno en frente del otro, al mismo tiempo que la mujer dejaba delante suyo un menú para cada uno y los animaba a probar la especialidad de la casa, el cual era el naengmyeon o más conocido como fideos fríos; lo cual sería perfecto dado el calor y la humedad que había ese momento.

Hyunjin aceptó la recomendación y pidió los fideos, en cambio Felix optó por una sopa de costillas; la señora anotó el pedido con devoción y los dejó solos para disfrutar del lugar; lo que solo significaba que el mayor se limitaría a completar con devoción como el menor capturaba en la pantalla de su celular hasta el más mínimo detalle que los rodeaba.

– ¿Te gusta el lugar que elegí?

– ¡Me encanta! – confirmó apartando la vista de la pantalla de su móvil y apoyando el aparato en la mesa. – ¿Cómo lo encontraste?

– Vine de pequeño de vacaciones con mis padres. – suspiró con nostalgia y apoyó su rostro en una de sus manos. – No ha cambiado nada desde entonces.

Sus faroles se posaron en cada uno de los rincones del lugar, demostrando cierta sensación agridulce. Parecía que su interior se debatía sobre cómo sentirse ante ese cúmulo de sentimientos, tenía bonitos recuerdos de su familia almorzando en el lugar, pero también los Seo los acompañaron varias veces en ese entonces, y honestamente le disgustaba evocar su relación pasada con esa gente.

El cómo pasaron de ser familias amigas a ser enemigas, de dejar atrás las anécdotas y las risas, para pasar a los malos tratos y a los insultos solamente porque a Hyunjin le gustaban los hombres; lo cual para los Seo eso era incluso más condenable que un asesinato. Irónicamente, Changbin resultó ser bi; por lo que el popular lo tomó como el karma del universo para ese endemoniado grupo familiar.