Capítulo 9

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Sara Presley

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Sara Presley

Después de lo que ocurrió con Elián. Tengo que hablar con mi abuela de que no pasó nada malo.

Bajo los escalones en silencio para hablar con ella. Mi abuela está sentada en el comedor mientras toma una taza de té.

Tengo que implementar bien mis mentiras para que sean creíbles ante ella. Son personas mayores, por lo tanto ya saben cuándo alguien miente. Pero lo voy a intentar.

—Abuela, ¿Cómo les fue en el viaje? ¿El donante fue el correcto?—hablo de la manera más tranquila posible.

Empiezo por una conversación normal. Mi abuela me mira con la típica mirada asesina que hacia mi madre cuando se enfadaba. Me encojo de hombros mientras doy un paso para atrás.

—Sara Presley Williams, se puede saber qué es esto—me enseña la chamarra de Elián.

Esa maldita chamara, recuerdo cuando se quedó atrapada en la ventana. Suelto una risa nerviosa mirando alrededor buscando a mi abuelo.

—Ayer en el colegio llovió, entonces un amigo me ofreció la chamarra para regresarme a casa—consigo articular.

Mi abuela me mira con burla.

—Sara, no quiero que me mientas—dice parándose de su lugar.

—Ya déjala de interrogar, Marta—grita mi abuelo entrando a la casa.

—Francisco, que pasaría si te enteraras que no paso la noche sola—protesta mi abuela.

—No pasa nada, ella ya está grande para tomar sus decisiones—insiste mi abuelo para luego mirarme—¿Verdad que sí chamaca?

—Ammm... yooo... puess...bueno...—balbuceo.

Mi abuelo me agarra la muñeca para sacarme de la casa y dejar a mi abuela sola con su enojo. Empezamos a caminar en silencio hacia adelante. Quiero hablar con él, sin embargo no encuentro las palabras correctas.

—¿Esta guapo?—pregunta rompiendo el silencio.

—Eh?

—El chico con el que pasaste la noche—aclara mi abuelo.

—No pase la noche con nadie—contesto con mucha seguridad.

—Sara, vi caer a un chico por la ventana de arriba. Que por cierto, estoy seguro que mañana amanecerá con un dolor de espalda terrible.

—¿Encontraron el corazón? —cambio de tema drásticamente.

—No, linda—baja la voz— Tenia todo, solo cambio el tipo de tejido.

Guardo silencio, eso fue todo. Sin embargo en su rostro se formó una expresión extraña. Seguimos caminando por las calles.

Me dedico a admirar el clima del día. Apenas estamos en junio pero pareciera que ya es invierno. No tardara en llover fuerte, se escucha como el cielo retumba y es de color obscuro. Nada comparado con el sol de verano.

Hermosos ErroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora