Capítulo 18

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Elián Holmes

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Elián Holmes

Maratón 2/3

Caminamos toda una eternidad para abordar el avión. Karl se detenía en cualquier esquina para dar autógrafos a personas mientras tomaban fotos. Lucas iba agarrado de mi brazo ya que se pierde en lugares grandes. Por fin nos sentamos en los asientos para esperar llegar a nuestro destino. Gracias a Dios me toco junto a Lucas, espero que me tranquilice con mis ataques de miedo a las alturas.

Empieza a sonar una voz que va dando todas las indicaciones y medidas de cuidado del avión acompañado con una azafata que da las muestras.

Después de haber terminado el mensaje, nos empezamos a elevar poco a poco. Me aferro al brazo de Lucas. Él quita sus audífonos de sus oídos para mirarme y decirme en burla.

—¿Qué te pasa? —hay un poco de risa en su expresión.

—¿Ya olvidaste mi miedo a las alturas? —pregunto apretándolo aún más porque sentí un ligero dolor en mi estómago.

—Tranquilízate amigo, ya si te mueres pues ya ni modo.

—Tú y tus comentarios ¨graciosos¨ —digo entre comillas.

Levanta los hombros y vuelve a colocarse los auriculares.
Recargo mi cabeza en el asiento y ahora siento un mareo, seguramente tiene que ser porque es mi primera vez viajando por el cielo. Por la molestia en mi cabeza clavo las uñas en el brazo de Lucas.

—¡Deja de apretarme, Elián!

—¡Pues tengo miedo!

—¡Yo no tengo la culpa!

Se escucha como atrás de nosotros se aclara una persona la garganta. Nos quedamos quietos hasta que el señor Thomas nos mira fijamente. Los dos conectamos miradas rápido para después terminar con una sonrisa de angelitos. El señor solo frunce la mirada para volverse a sentar.

—Ves lo que causas —susurro—Por tu culpa casi nos echan del avión.

—¿Yo? —Se hace el inocente —Yo no estoy pellizcando a las personas.

Lo empujo riendo y ya guardamos silencio.

Ahora me siento más tranquilo al viajar en avión. No será tan tardado ya que investigue que hacemos en llegar una hora.

Para matar el tiempo cierro mis ojos por unos segundos. Mis párpados se sienten tan cansado que solo por cerrarlos 
duelen. Siendo sincero no he dormido mis ocho horas como deben de ser. Tengo tantas preocupación es en mi cabeza que es imposible descansar.

Mantengo más tiempo mis ojos cerrados hasta que puedo asegurar quedar profundamente dormido.

—Elián.

—Mande, Lucas —sigo con ojos cerrados y cabeza recostada.

—¿Estas dormido?

—¿No es obvio?

Hermosos ErroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora