Capítulo 10

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Elián Holmes

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Elián Holmes

A pesar de todo el disparate que paso la noche anterior con el abuelo de Sara. Mis padres quedaron confundidos así que  les explique lo que sabía sobre la vida de Sara y ellos me entendieron.

Ahora mismo estoy arreglando mis cosas para ir al colegio. Las libretas acomodadas de mayor a menor tamaño, los libros más importantes, entre otras cosas. La mayoría de veces me preparo un día antes, pero ayer fue un día muy agotador, por lo tanto me levante temprano para organizar.

Agarro mi mochila y la cuelgo en mi espalda. Camino para bajar las escaleras con cuidado.
Miro en mi teléfono las posibles estaciones de metro que hay para llegar a la escuela. Como saben, mi bicicleta la perdí esa vez que Sara y yo corrimos del guardia en el supermercado.

Tomo un trago de mi vaso de agua para salir de mi casa. Mis padres salen temprano para ir a trabajar. Mi madre le ayuda a mi padre a organizar a los trabajadores de vez en cuando , solo va dos veces por semana por eso no me afecta.

Salgo cerrando la puerta con seguro para no tener que preocuparme.

Me doy la vuelta y miro a Sara que esta parada jugando son sus pies. Viene vestida con un pants negro y su suéter tejido que me encanta. Levanta la mirada para observarme.

—Hola, señorita problemática—digo caminando hacia ella.

—Lo siento—reprocha tapándose la cara con sus manos—Mi abuelo es muy enfadoso.

—No tienes por qué preocuparte—respondo con una sonrisa—¿Todo está bien? nunca vienes por mí—añado acercándome a ella.

—Te quería decir si nos podemos ver esta noche en el puente.

Miro con confusión a Sara que tiene su mirada desviada hacia todos lados.

Es inusual que me pida verme en el puente, se supone que es su lugar sagrado, donde solo ella y sus pensamientos pueden hablar. No he querido ir al puente por ese motivo y también por respeto. Es un lugar importante y no quiero quitarle esa libertad. 

Me incorporo a la mirada de Sara para articular.

—¿Y ese milagro que me invitas?— vacilo ante ella.

Sara hace su famosa mirada rodeando los ojos ante mi persona.

—Solo quiero hablar contigo— protesta.

—Está bien, ahí te veo—respondí caminando.

—Puedo acompañarte, es que...

Le agarro la mano con fuerza antes de que prosiga hablando. Me sorprende que no cuestione o dialogue por la acción que tomé. De hecho, he aprendido a identificar cada movimiento que hace. Un ejemplo muy simple es que cuando ella ya no soporta la conversación, rodea los ojos para evitar hablar.

Hermosos ErroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora