Capítulo 33

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Elián Holmes y Sara Presley 

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Elián Holmes y Sara Presley 

Cuando decidí salirme de mi casa, no sabía a dónde diablos acudir, pensé una y mil veces hablar para aclarar las cosas con Sara, más sin embargo tenía una espinita en mi alma que me recordaba todas las estupideces que cometimos días anteriores, así que preferí indagar por calles y colonias. Dentro de todas ellas llegué a dónde vive Dixie, iba con todas las esperanzas de que me recibiera, aunque había un inconveniente.

Me fui adentrando a la colonia con mis pies casi rozando el suelo. Noto por primera vez un carro estacionado afuera de su casa. Debía de ser una persona especial como para que el carro estuviera allí parado. Ya que por lo general, Dixie es muy especial al momento de que alguien se pare en su casa. La última vez terminamos resolviendo una demanda que le dieron por ponchar las llantas de un vehículo que estaba estacionado justo en su lugar.

Durante todo mi recorrido aprecio lo hermoso que se ve la cuidad a esas horas, las estrellas brillando como perlas recién encontradas, la luna en lo más alto del cielo iluminando todo con su belleza.

Y por supuesto, con todo eso llegó el frío, el aire se había puesto rebelde ya que eran brisas inexplicables, aquellas hacían que mis mejillas junto con mi nariz se tornaban a una temperatura muy baja, es decir, fría por el viento.

Termine llegando al puente, este estaba solo a esas horas. Me escondí abajo de este abrazando mis piernas. Cerré mis ojos y así quedé profundamente dormido.

Hoy 13 de octubre, cumplo finalmente 18 años, una edad que para muchos es algo muy importante en sus vidas, ya que es una entrada al mundo de los mayores, en el cual tenemos autoridad de tomar nuestras propias decisiones. Aunque dichas decisiones sean unas mierdas nosotros somos los responsables de solucionarlas. En fin, vamos a lo importante.

Jamás me imaginé que pasaría mi cumpleaños dormido bajo un puente. Fue cómodo para mí gusto, un poco incómodo pero todo bien, amanecí vivo que eso es lo importante.

Empleando fuerza en mi brazo, me coloco de pie y así asegurarme que tenga todas mis pertenencias dentro de la mochila verde olivo, la cual estaba aferrada a mis brazos nuestras dormía.

Voy abriendo el cierre con cuidado hasta el límite. Le hecho una mirada rápida, con eso basto para darme cuenta que todo estaba perfectamente en su lugar. Mis audífonos, la agenda pequeña, los cargadores, todo estaba a mi disposición.

Colgué la mochila en mi espalda. Doblo un poco mis piernas, empapo mi mano derecha con el agua fría del río. Con unas pequeñas gotas saliendo de mis manos, la paso en toda mi cara rápidamente. Sé que no es algo muy higiénico, pero necesito despertarme y seguir.

Listo para seguir adelante, camino derecho para ahora sí ir a mi casa.

No estoy tan contento de volver, ya que mi padre se quedará a vivir con nosotros. Tener que verlo después de la fuerte pelea que tuvimos es algo precipitado. Yo tenía la idea de esperar a que las cosas se calmaran, por lo menos uno o dos días.

Hermosos ErroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora