Capítulo 24

39 1 0
                                    

Elián Holmes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Elián Holmes

Sigo recostado en mi cama pensando en todo lo que pasó anoche con Sara, creo que me deje llevar por el momento. En toda la noche no dormí pensando en sus bellos labios. Joder como pude tardar tanto para besarla y ahora que probé sus labios no puedo estar ni un minuto menos lejos de ella. Pensé que me rechazaría al instante que me acerque a ella, como otras veces, pero me equivoqué, se unió conmigo formando un remolino de sensaciones en mi estómago.

—Elián—escucho una voz tierna y dulce detrás de la puerta.

—Mande mamá—le contesto siguiendo en la cama.

— ¿Puedo pasar?—pide permiso ya abriendo la puerta.

No quiero ser grosero y le respondo educadamente.

—Claro mamá, puedes pasar—digo sentándome en la cama.

Entra y deja un cesto de ropa junto a mi escritorio. Me mira queriendo hablar conmigo. Cómo no entiendo las indirectas decido mejor preguntarle.

—Mamá...

— ¿A qué hora llegaste ayer? —cruza sus brazos.

—Ehh—rasco mi cuello— Llegué temprano.

— ¿A las dos de la mañana? ¡Es enserio, Elián!

Intento justificar pero me interrumpe al instante.

— ¡¿Que acaso un concierto dura cinco horas!? O dime, ¡¿qué tanto hiciste con Sara!?

Que no hice querrás decir.

— ¡Me bese con ella! —Grito— ¡¿Estas contenta!?

Mi madre pela los ojos de sorpresa. Suelta el aire que tenía guardado en su boca y ahora sus manos van a sus caderas.

Creo que fue bastante fuerte esa revelación, sé que entre mi madre y yo hay mucha confianza, más de la habitual. Pero creo que me excedí al contarle esa cosa tan personal. Su cara, sus ojos y sus movimientos me aseguran que se tornó incómodo el asunto.

Ahora no sé qué responder, tengo miedo a que me regañe o me empiece a cuestionar más los hechos ocurridos del día  del ayer. No me importa que mi madre sepa.  Pero mi padre, a él si le tengo miedo. Mi padre es muy estricto y mi miedo es que me prohíba ver a Sara de nuevo.

— ¡Hijo, eso es maravilloso!—chilla de emoción.

— ¡¿Eh!?

— ¡Hasta que por fin te decidiste!—golpea mi hombro.

— ¿Mamá?

Se emociona con ella misma hasta que voltea a mirarme.

—Dime, cariño.

—Pensé que te enojarías.

Bufa por la boca y comienza a reírse.

—Sara me cae mejor que tú noviecita esa—toca su frente para recordar— ¿Margaret? No, Ehh. Mariana...

Hermosos ErroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora