Capítulo 22

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Elián Holmes

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Elián Holmes

Llegó a mi casa todo agotado por tanto correr, cuando veo a mis padres bajar las maletas del auto. Veo a mi madre que me extiende los brazos para abrazarla, correspondo sintiéndome un niño pequeño ante sus brazos.

—Mi niño, ¿cómo te fue?

—De maravilla, mamá. Sara estuvo muy feliz después de un día horrible.

— ¿Y mi regalo? ¿Cómo les pareció?—se agacha para colgar su bolso.

—Mamá, ¿cómo los conseguiste?

—Tengo mis contactos, hijo.

— ¿De qué hablan?—mi padre se mete a nuestra conversación entrando a la casa.

—Les regale boletos de su banda favorita para que vallan a verla—mi madre le explica con emoción.

—Pues más te vale no descuidarte en tus estudios, Elián—me advierte mi padre.

—  Cariño, solo quiero que se divierta—interviene mi madre.

— ¡No me importa!—alza la voz—Elián tiene mucho futuro por delante y no quiero que desperdicie su vida por tonterías como esas.

Mi padre sale de la casa tan enojado que el cuadro que está colgado en la puerta se cae rompiendo su vidrio que lo protege.

—Tu padre tan amargado—voltea a mirarme fingiendo una sonrisa—No te preocupes, cielo. Tuvo un día muy pesado.

—Sí, lo entiendo—quito sus manos de mis mejillas.

—Ve a prepararte, corazón. ¡Hoy es un día muy importante!—vuelve el entusiasmo.

—Ohh lo olvidaba, iré a vestirme.

Subo rápido las escaleras.

Estoy revisando en mi closet que ropa es la adecuada para el concierto, mi habitación está hecha un desastre por toda la ropa que estoy aventando. Busco una camisa que me compro mi papá la primera vez que se enteró que me gustaba esa banda. Es muy vieja, tiene como cinco años conmigo, por ese motivo no recuerdo donde la guarde.

Gruño por no encontrarla.

Avientan una piedra en mi ventana que roza mi cara, por suerte mis reflejos funcionaron correctamente ya que la esquive
  Lo ignoro dándome la vuelta para seguir buscando. En medio de unos segundos vuelve a pasar otra piedra por la ventana pero esta vez choca con mi cuello.

Tocan la puerta de mi habitación.

—Elián.

—Dime, mamá—digo quitando el calcetín de mi cabeza.

—Lucas, está afuera de la casa y se ve bastante mal.

Él es quien está lanzando piedras para descalabrarme.

Hermosos ErroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora