Capítulo 37

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Elián Holmes 

—Elián.

—¿Sí?

—¿Por qué dices que somos Hermosos Errores?

— ¿Por qué? porque en esta vida todos somos errores, aquellos que están solos viviendo cosas buenas o malas, pérdidas o fracasos, vida o muerte. Solo uno entiende lo que es la soledad y simplemente somos errores. Pero todo cambia cuando llega otro error a nuestra vida, aquel que está igual de destrozado que el otro. Se convierte en una persona especial en todos los aspectos vividos y por vivir. Y es ahí cuando las dos personas juntan las dos mitades de sus pobres y rotos corazones para formar uno solo y ahí se convierten en Hermosos Errores.

Sin apartar la vista hacia el hermoso amanecer ilustrado en el cielo, ella recarga su pequeña cabeza en mi hombro cerrando los ojos.

Pedí permiso a Palmer para traer a Sara al puente.

El puente, ese lugar tan especial para ella que ahora se volvió especial hasta para mí. Con su lago cristalino puedo ver el reflejo de dos personas enamoradas, que somos nosotros. La estructura arqueada de este queda perfectamente con los sentimientos de cada persona en el amor, ese sentimiento que jamás es recto, siempre tiene sus curvas y bajadas pero aun así es hermoso cuando lo experimentas.

—Te extrañaré demasiado cuando te vallas de gira—me reprocha marcando mis rulos mientras me mira fijamente—Antes de que te vayas tienes que prometerme que me compraras un árbol cuando regreses.

Aun no entiendo su obsesión con los arboles Bonsái cada mañana que llego a su habitación me repite lo mismo <<¿Elián me comprarías un árbol Bonsái?>> le contesto una respuesta afirmativa y olvidamos el tema por completo. Pero de que Sara tendrá su árbol, tendrá su árbol.

—Yo también, pero estaré contigo cuando salgas de recuperación. Y sí, juro ante ti que te compraré tu árbol deseado.

Me abraza.

—Las pocas veces que nos hemos peleado han sido los días más fuertes para mí. No puedo imaginar cómo sería estar dos meses sin tu presencia—me abraza apretando mis costillas—Promete que me darás información de todos los movimientos que hagas cuando vayas a la carretera.

—Sara, aún ni me he ido y tú ya estás de paranoica. Tranquila, princesa. Aprendí a manejar en una escuela especializada...

—No sabría qué hacer si te pasará algo.

—Pero...

—¡Promételo!

Cedo ante sus reclamos asintiendo con la cabeza confirmando con un tierno:

—Te lo prometo mi chica problemática.

Aparta su vista de mis ojos para observar al cielo.

—Mira esa estrella—me señala—¡Es hermosa!

Hermosos ErroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora