24 | No había elección.

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Toqué suavemente la puerta de la habitación de Thais.

Esperaba no haberme equivocado. Según Ishtar su cuarto era el que estaba a la izquierda de la habitación de Isaac. También esperaba que hubiera vuelto de donde sea que había estado. Me había prometido ayudarme con las transmisiones telepáticas —o al menos comprobar si yo era capaz de comunicarme telepáticamente también como ellos— cuando volviera, así que había estado ansiosa casi todo el día.

La puerta se abrió un momento después. Thais todavía se estaba quitando la cazadora cuando apareció detrás de ella, así que supuse que acabaría de llegar.

—¿Llego en mal momento? —pregunté.

—No, llegas justo a tiempo, pasa —me dijo, haciéndose a un lado para que yo pudiera entrar.

—Supongo que te habrán contado lo que pasó anoche.

—Sí, por eso he vuelto lo antes que he podido —me dijo, quitándose del todo la cazadora para colgarla en el perchero de la puerta.

Me pregunté dónde habría ido que no había podido llegar antes, y la pregunta no hizo más que acentuarse cuando noté que tenía algo en la cara.

—Tienes un poco de... —Alargué una mano para limpiarle con un dedo la pequeña mancha azul que tenía en la mejilla, aunque no se quitó— ¿pintura?

Thais pareció un poco aturdido, llevándose una mano a la mejilla.

—No sé cómo ha llegado ahí. —Frunció el ceño, pasando de largo para dirigirse al baño, evadiendo mi expresión interrogativa. Al parecer, ser un psíquico que manipulaba mentes no iba de la mano con saber mentir.

Cuando Thais salió del baño, esa mancha de pintura ya no estaba en su mejilla.

—¿Empezamos? —me preguntó, acercando dos sillas para ponerlas una en frente de la otra, y me invitó a que me sentara en una de ellas.

—¿Puedo hacerte una pregunta antes? —le dije cuando me senté frente a él.

—No hace falta que me preguntas eso, Kirsen. Claro —sonrió con diversión.

—¿Crees que ahora que soy inmune los recuerdos que tú me has borrado de la memoria están volviendo? —murmuré.

Las pesadillas que había estado teniendo con Tim Hoffman parecían ser mucho más que unas simples pesadillas. Y considerando que Thais me había dicho que Tim había intentado matarme porque averiguó quién era yo, tenía todas las papeletas para ser un recuerdo recuperado.

Thais se quedó en silencio durante un rato, luciendo sorprendido.

—¿Están volviendo? —Pareció aturdido.

—Creo que sí. —Me encogí, recordando lo reales que parecían esas pesadillas. Lo reales que eran—. Parecen sueños. Y en todos ellos pasa lo mismo: Tim intentando matarme. Aún tengo algunas lagunas... pero creo que son recuerdos.

Thais se pasó una mano por el pelo oscuro, reflexivo, como si ni en un millón de años hubiera considerado esa posibilidad y se sintiera estúpido por no hacerlo.

—Sí, es muy probable que lo sean. No lo había pensado, pero tiene sentido —dijo—. Ahora que mi manipulación no funciona contigo, mi influjo se está anulando.

—Ya sé que dijiste que podría tener consecuencias negativas, pero ahora que estoy recuperando los recuerdos ¿no podrías devolvérmelos todos de golpe? —dije con la esperanza de convencerlo. Despertar todas las mañanas sudando y temblando porque alguien en mis sueños había intentado ahogarme no era la mejor forma de empezar el día. Tal vez si me devolvía los recuerdos, podría decirles adiós a las pesadillas.

SEVEN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora