Libro II: 02 | Vínculos emocionales innecesarios.

296 47 77
                                    







23 de agosto de 2022. 11:35 AM

Territorio de los Nephers.


E R Y N


—Está todo listo, señor.

Eryn inclinó la cabeza, observando cómo las cámaras que habían registrado el comunicado se apagaban lentamente. Axian le devolvió la mirada desde la cabecera de la mesa de la Sala de Juntas, esperando la confirmación. Junto a él, Garc permanecía de pie, con la misma expresión imperturbable.

—La transmisión de su comunicado ha sido programada para emitirse en cadena nacional hoy a las doce en punto —continuó Eryn—. Es decir, dentro de veinticinco minutos.

El líder Nepher asintió, sin pronunciar palabra, levantándose con la misma precisión y calma letal. Se dirigió a la puerta de la sala, con Eryn y Garc siguiéndolo en silencio, manteniendo el paso tras él mientras avanzaban por el pasillo en dirección al ascensor principal. Los soldados se detenían solo lo suficiente para inclinar sus cabezas en su dirección antes de reanudar sus respectivas tareas. Hoy el ambiente estaba inusualmente agitado. Hacía solo cinco horas que Kirsen Edevane había abandonado el edificio y, sin embargo, la tensión aún no se había disipado del todo.

Eryn podía sentir sus propios ojos pesados, luchando por mantenerse abiertos. Nadie había dormido en las últimas veinticuatro horas y la Nepher podía sentir cómo su cerebro se iba deteriorando poco a poco. Pero aún había trabajo que hacer. Los preparativos aún no estaban completos. Tendría que forzar su concentración un par de horas más. 

—Todas las unidades se encuentran en sus posiciones —informó Garc a Axian mientras los tres accedían al ascensor. Por la no tan habitual lentitud de sus palabras, Garc también parecía necesitar horas de sueño—: Nuestro invitado también. 

Axian volvió a asentir. A diferencia de Eryn y Garc, su líder seguía tan letal y extraodinariamente impecable como lo había estado ayer y los días anteriores. No había nada en él que denotara cansancio o falta de control. Los Asphars a menudo se referían a los Nephers como seres robóticos, y Axian parecía hacerle honor a cada una de aquellas conjeturas.

—Bien. No puede haber errores —habló Axian—. Si nuestro invitado está en lo cierto, vamos a tener una mañana interesante.

El ascensor los llevó hasta la octava planta, donde se encontraba el despacho de Axian. Los soldados desperdigados a lo largo del pasillo inclinaron la cabeza a su paso, y Eryn reparó en la tensión que irradiaba en sus gestos. Eryn se detuvo para sisearle instrucciones a la última soldado de la fila, Anereh, que comanda la quinta división.

—Envía a tus mejores soldados al despacho. Vamos a necesitarlos.

Anereh asintió antes de ponerse en marcha.

Cuando Eryn accedió al despacho, Axian ya estaba sentado tras su escritorio. El comandante de las fuerzas armadas había tomado asiento delante de él.

—¿Cómo reaccionará Rage cuando lo descubra? —preguntó Garc—. Podría sospechar que tenemos algo que ver con la infiltración de la mestiza.

—El mayor defecto de Rage es que siempre nos subestima. —Los ojos dorados de Axian se mantuvieron inmutables—. Lo volverá a hacer.

—No pensará que los Nephers serían capaces de aliarse con ella —agregó Eryn.

Y eso era cierto. En realidad, la idea era absolutamente impensable. Incluso para Eryn. Incluso para Garc. Eryn sabía que ninguno de ellos dos habría votado a favor de aliarse con Kirsen Edevane aunque esa fuera la única alternativa que les quedase. Las reglas que habían regido la existencia y el comportamiento de los Nephers habían estado muy consolidadas desde el inicio de los tiempos. Ninguno de los líderes anteriores había corrido el riesgo de mirar más allá de aquellas reglas. Ninguno había dado un paso en falso. Ninguno habría hecho algo tan poco convencional como aliarse con la criatura más prohibida de los últimos diez siglos. ¿Y nombrarla como Segunda? Eso habría sido inimaginable. 

SEVEN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora