Libro II: 03 | El orden y el caos.

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Contenido sensible [+18]




24 de agosto de 2022. 12:53 AM.

C.E.A.M.

Cuando abro los ojos, estoy en una habitación.

Aunque parece más bien una celda. La penumbra es sofocante, pero puedo distinguir las siluetas de cuatro literas vacías a mi alrededor, a pesar de que estoy completamente sola. Al fondo, una pequeña puerta que parece llevar a un baño y, sobre mi cabeza, una cámara en el techo que parpadea intermitentemente con una luz roja.

Vigilando.

No tengo ni idea de cuánto tiempo ha pasado. No sé si es de día o de noche. Solo sé que lo último que recuerdo es mi conversación con Rage y, después, el golpe seco en la nuca que me lanzó directamente a la inconsciencia.

Mi cuerpo está entumecido. Cuando bajo la vista, compruebo que ya no estoy semidesnuda. Ahora llevo una de esas típicas batas de hospital. Lo que me pone en alerta de inmediato. Desvío mi atención hacia mis brazos. Intento moverlos, pero un tirón doloroso me detiene. Al final, consigo levantarlos lo suficiente como para ver el halo de los moretones que cubren mi piel. Ya casi se han curado, pero los sigo notando. Han hecho las extracciones.

Aprieto los dientes y siento cómo la cólera empieza a arder en mis adentros. Rage no me ha creído. O, al menos, no ha sido tan ingenua como para hacerlo del todo. Sabía que no iba a ser fácil tratar de llegar a un acuerdo. Tratar de conservar la vida aquí dentro ya iba a ser una misión complicada, pero intentar hacer que Rage deje de crear más Alterados... esa parte iba a ser más difícil.

Y, desde luego, eso no era parte del plan del trato entre Axian y yo. El líder Nepher ha dejado muy claro que se deben hacer sacrificios para cumplir la misión. Deben morir y sufrir unos pocos para salvar a otros muchos. Pero...

Yo no estoy dispuesta a hacer esos sacrificios. No si puedo evitarlo.

El núcleo del poder de Rage se encuentra entre las paredes de esa organización, me había dicho Axian, y tú, Kirsen, vas a neutralizarlo.

Pero, para eso, no solo tengo que demostrarle a Rage que le sirvo más viva que muerta para retrasar mi ejecución lo máximo posible, debo conseguir ganarme su confianza. No puedes apuñalar a alguien por la espalda si ese alguien no se fía de ti lo suficiente como para confiártela.

Esos son los dos primeros pasos.

El tercero me preocupa un poco más.

No solo lo he enviado ahí para reunir información, mi espía está ahí dentro para encontrar una forma de salir y de sacarte a ti cuando llegue el momento de retirarse.

Tratar de averiguar quién de todas las serpientes que moran en esta organización es el espía del que Axian me ha hablado, considerando que a estas alturas no estuviera ya muerto, iba a ser como caminar sobre un terreno minado. Cualquier paso en falso, cualquier ligera sospecha o asunción errónea por mi parte... podría mandarlo todo a la mierda. Así que voy a posponer la tarea de «encontrar al espía que va a sacarme de aquí» hasta que tenga la menor idea de cómo hacer para no ser ejecutada en las próximas semanas.

Pero la deliberación no dura demasiado. La puerta de la habitación se abre bruscamente. Me incorporo para ponerme de pie. Dos guardias se abren paso dentro. Por la silueta de sus cuerpos, identifico que son un hombre y una mujer. Al igual que el médico que me extrajo la sangre y la mujer que lo acompañaba, ambos soldados llevan una insignia de metal con el símbolo del C.E.A.M. El círculo partido por una línea horizontal. Sin embargo, la de ellos no es roja, sino de color azul.

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