𝐄𝐍𝐅𝐄𝐑𝐌𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 ❬ 𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀 ❭

𝟐𝟒

Pov Lisa

Solté un gemido ahogado cuando la mano de Jennie apretó mi muñeca con brusquedad. Tuve la tonta intensión de aliviar la presión alejándome unos centímetros de ella, pero al instante obtuve una mirada fulminante de su parte.

Mis pensamientos eran un torbellino. Cientos de preguntas se creaban en mi mente con cada paso que dábamos. ¿Jennie de verdad confiaba en mi?...¿o es solo otra de sus trampas?.

¿Yo confiaba en ella?.

No sabia que creer, me costaba procesar lo que estaba pasando. Habían sido meses de encierro y ahora, por fin, estaba fuera, rodeada de una civilización.

El golpeteo de una campanilla me hizo volver en si. Estábamos entrando a la tienda. A diferencia del exterior, adentro predominaba el blanco, luces blancas, paredes blancas, estantes blancos, piso blanco. Llegaba a lastimarme los ojos.

Trate de enfocar la mirada unas cuantas veces, para cuando lo logre pude ver que habían muchas personas; unas doce quizás. Sentí otro apretón en la muñeca al momento en que un hombre alto y rubio pasaba por nuestro lado.

Había soñado tantas veces con una oportunidad como esta. Pero, por qué...¿por qué no podía decir o hacer nada ahora?. Ahora que era tan fácil; una sola palabra, un solo gesto, incluso un murmuro seria suficiente.

Mi voz se sentía encajonada a mi garganta, como si estuviera presa y la llave que la resguardaba no estaba a mi alcance. ¿Qué estaba haciendo?. ¿Qué me estaba sucediendo?. ¿No era esto lo que quería?.

—Me pediste chocolate, ¿no? —la escuché decir, sin darme cuenta ya estábamos en el pasillo de los dulces. El local era mucho más grande de lo que parecía por fuera.

Asentí ligeramente sin prestarle mucha atención.

Ella tomo un montón de dulces y los metió al carrito. ¿Cuándo lo había tomado?. Sentía que estaba aquí físicamente pero mi mente se encontraba en otro lugar.

—¿Estás bien? —murmuro, volviendo a llamar mi atención.

—Creo que estoy algo mareada—me sorprendí a mi misma al escuchar mi propia voz salir tan fácilmente para responderle.

—Ya pronto acabaremos—sentí sus labios presionar mi mejilla, cerré los ojos unos segundos.

Lo entendía ahora; si decía o hacia algo entonces Jennie terminaría en prisión probablemente por el resto de su vida.

¿Quería eso?.

No.

¿Entonces que pasaría con mis padres?. Me sentía tan patética por no ponerlos a ellos en primer lugar, por no ponerme a mi en primer lugar.

¿Qué debería hacer?. ¿Qué debería hacer?. ¿Qué debería hacer?.

—Discúlpeme señorita.

Gire hacia donde provenía la fuente de la voz y me encontré a un hombre de cabello castaño, que, al parecer se había tropezado con Jennie.

Ella fingió una sonrisa e hizo un gesto con la mano.

—Está bien.

—¿La lastimé?.

El hombre se posiciono en frente y su mirada se desvió hacia mi, aunque no podía ver su rostro gracias a la visera de la gorra sentía como estaba observándome.

Por unos segundos tuve el impulso de decirle todo lo que estaba pasando y pedirle que me ayudara. Pero una vez más guarde silencio.

—No, no se preocupe.