𝟏𝟕

13.4K 1.1K 1.2K
                                    

Tome una profunda respiración, preparándome mentalmente para lo que estaba apunto de suceder al abrir la puerta que tenía a solo dos pasos de mi. Podía escuchar del otro lado el crujido de unos zapatos en la tierra, moviéndose de un lado a otro desesperados.

Me preguntaba como Jisoo se le ocurrió venir hasta aquí, en unos pocos minutos caería la noche y el camino de regreso era casi tan largo como peligroso. No debí decirle de este lugar, estaba arrepentida de ello, pero ya era demasiado tarde para remediarlo.

Abrí la puerta con cierto temor. Mis sentidos estaban alertas a pesar de que solo se trataba de Jisoo. Ahí estaba ella, cruzada de brazos con el teléfono en una de sus manos mientras lo aproximaba a la oreja, me dio la impresión de que estaba marcando mi numero ya que al notarme dejo caer el brazo y me señalo con su dedo índice.

La ignore unos segundos y moví la mirada al rededor examinando la extensión del lugar, al comprobar, que, en efecto, había venido sola, pude relajarme un poco. Solo tenia que aguantar sus sermones y procurar que no encontrara a Lisa.

Debía ser muy cautelosa.

—¿Se puede saber que es lo que haces en la casa de caperucita roja a mitad del bosque?

Cuando aquellas palabras salieron de su boca, lo supe: Estaba molesta. Jisoo no era como las demás personas que conocía, su actitud cambiaba radicalmente al caer en el estado del cólera, a veces, incluso, llegaba a asustarme un poco.

—Hola para ti también—le sonreí—¿Pasa algo?—abrí la puerta un poco más para que pudiera entrar, y así lo hizo—Y es la abuela quien vive en el bosque, no caperucita. ¿Qué no tuviste infancia?.

Ella me lanzó una mirada asesina. Mierda, no debí bromear en un momento como este. Era tan extraño verla así, normalmente estaba sonriendo o haciendo chistes, los cuales no daban mucha gracia pero al final eran chistes y me hacían sonreír. Ahora, parecía que iba a sacar un cuchillo de uno de sus bolsillos y clavármelo en el cuello.

En el camino hacia la sala, estuvo examinando cada cosa que fuera tangible. Miraba el techo, suelo, paredes, cuadros, decoraciones, como si el enigma más grande del mundo se encontrara escrito en estos. ¿Que demonios estas buscando?, quería preguntarle, pero me contuve de hacerlo. No debía estar a la defensiva o lo notaría.

—Maldición, Jennie—se detuvo frente al sofá y me miro duramente—Comunicarse contigo es como tratar de invocar a un fantasma. ¿Por qué tu teléfono no tiene señal?. ¿ Por qué no respondes mis mensajes?. Fui a tú casa tratando de encontrar respuestas y tú vecino me dijo que hacia varios días que no ponias un pie en el vecindario.

—¿Por qué el idiota del vecino esta al pendiente de mi?.

Sabia que ese chico era un metiche pero llegar a ese punto ¡vamos!, creo que al final si supo que fui yo quien llamaba a la policía en sus largas secciones de sexo con música, a las que él llamaba "fiestas".

—¿Vas a responderme?—me miro expectante.

Pase una mano por mi cabello, alisándolo, al mismo tiempo que fingía cansancio sentándome en el sofá contrario.

—Necesitaba salir de la ciudad—suspire—Estoy exhausta. ¿Sabes que ese tipo se la pasa haciendo orgías todas las noches?. No imaginas lo molesto que es escuchar esos desagradables sonidos mientras estoy en mi habitación. Solo...solo necesitaba respirar un poco.

Observe su reacción atentamente. Rogaba que me creyera en lugar de lanzarme el centro de mesa que estaba mirando y exigir que le dijera la verdad. Jisoo, me conocía muy bien y sabia que, en el pasado, no era de mi agrado estar aquí, qué solo lo conservaba ya que alguna vez fue muy importante para mi padre. En esos días en los que él y mi abuelo salían a cazar al bosque y se refugiaban en las noches en la cabaña. Ha pasado mucho tiempo desde eso y ya no quedaba nada de la vieja estructura, pero si muchos recuerdos, que, aunque no fueran mios, los honraba.

𝐄𝐍𝐅𝐄𝐑𝐌𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 ❬ 𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀 ❭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora