𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐗

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𝑼𝒏𝒂 𝒔𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒎𝒊𝒈𝒐𝒔 𝒏𝒐 𝒕𝒂𝒏 𝒂𝒎𝒊𝒈𝒐𝒔

―Romance trágico ―comentó Daniel con su típico tono divertido, viendo los boletos en su mano ―. Que cliché elegir este género. Me gusta, lo admito, pero sigue siendo muy cliché.

Hacía una hora atrás que Daniel había pasado por el departamento de Nora a buscarla para ir juntos al cine como habían planeado desde el domingo, y a decir verdad, en cuanto se vieron su saludo fue mucho más efusivo del que se esperaría de dos personas que solamente son amigos, pero por supuesto que, ambos pasaron por alto ese pequeño detalle que parecía insignificante, pero... ¿realmente lo era?

Esa pregunta era esencial para definir lo que sea que esos dos se traían, no obstante, ninguno estaba al pendiente de ella, mucho menos Daniel que durante todo el camino solo tenía cabeza para Nora, pensando en lo bonito que era y repitiéndole constantemente cuan hermosa estaba esa noche.

Le fascinaba como ella se sonrojaba a causa de sus halagos y piropos; también le gustaba la forma en la que Nora trataba de desviar el tema con bastante nerviosismo.

Y justo en ese momento, luego de comprar un par de boletos para la siguiente función, ambos caminaban hacia la cantina para comprar unos cuantos refrigerios mientras Daniel abrazaba a Nora por los hombros, haciendo un gran esfuerzo para no reír ante el visible nerviosismo de ella.

Nora dejó de retorcer la cadena de su bolso para mirarlo.

Le agradaba la compañía de Daniel. Él era como el aire fresco que necesitaba en su vida. Le aportaba diversión y sabor a sus aburridos y solitarios días. Daniel era esa clase de amigo que había necesitado toda su vida; un amigo en el que podía confiar de buenas a primeras; ese amigo con el que todo era diversión y tranquilidad; Daniel era un gran respiro de la cotidianidad.

Y aun así, ella se sentía terriblemente nerviosa cada que estaban juntos.

Aun no sabía del todo porque. Solo tenía leves teorías que prefería ignorar.

No quería pensar, solo quería vivir el momento.

―No es el tipo de género que me gusta ―admitió la pelirroja a pesar de que ella había elegido la película en primer lugar ―, pero el tráiler se veía interesante.

Normalmente Daniel era el ser más relajado y despreocupado que existía, y a pesar de tener una vida que lo ponía en constante peligro y de haber sufrido un accidente que lo dejó al borde de la muerte, él no dejaba que nada perturbara su perpetua tranquilidad más allá de los límites que lo ponían intranquilo.

¡Aaaah!, pero llegaba Nora con su linda sonrisa y su lindo cabello, sus lindos ojos y su lindo cuerpo, su linda voz y su linda...

¿De que hablaba?

Oh sí, cierto.

¡Concentración!

A lo que Daniel se refería en sus pensamientos es que Nora lo sacaba de su zona de confort, lo hacía imaginarse cosas que no debían siquiera pasar por su cabeza, y lo hacía perder aún más el interés en usar la razón y la lógica sobre lo que debía hacer para reemplazar a lo que quería hacer.

Por fuera podía verse muy tranquilo, pero se ponía nervioso, y a veces sus nervios lo traicionaban al hablar o al quedársele viendo de más.

Justo como en ese momento.

«Voltea imbécil. Mirada fija no es atractiva. Vista al frente, soldado».

Carraspeó, observando cómo le entregaban unas cotufas a Nora y a él otras con varios dulces.

Una Perfecta MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora